Como un sueño

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(1985)

Tristán Adam Tomasini, rezaba el papel de expediente. El médico miraba con curiosidad el apellido, seguro de que tenía un vino en su casa llamado Tomasini. Al alzar la vista hacia el muchacho lo descubrió con ambas piernas sobre la silla y sus brazos rodeándolas, como intentando protegerse. Miraba al médico esperando que comenzara.

—Muy bien—dijo el hombre dejando el expediente en la mesa y tomando la planilla con la hoja en blanco, una hoja dispuesta a ser llenada en esa sesión.

—Mi nombre es Tristán, creo que mi madre no estaba en su mejor momento a la hora de elegir mi nombre—quiso bromear el chico. Abría y cerraba las manos de forma compulsiva mientras miraba la habitación en la que se encontraba. Pisos de madera lustrosa, sillones con estampado de flores, paredes repletas de cuadros, sus padres se habían lucido esta vez.

—¿Por qué lo crees?—preguntó el médico, tomando sus primeras anotaciones.

Tristán dudó a la hora de contestar, y él casi nunca dudaba. Pero, ¿cómo explicar el aborrecimiento que despertaba en él todo lo relacionado con... él?

—Mi nombre evoca tristeza y desolación, aunque no le diga eso a mi madre, rompería su corazón. Usted, doctor, ¿ha leído Tristán e Isolda?—preguntó el joven, intentando ocultar su incomodidad.

—No he tenido el placer...

—Ah, magnífica historia, repleta de sucesos memorables a la vez que tristes, mi madre acababa de terminar la historia cuando nací, y aquí estoy. Un nombre triste para un chico triste—susurró al final.

La pluma del médico se movía llenando renglones de anotaciones que más tarde poco le servirían.

—¿Eres un chico triste? ¿Así te consideras? ¿Qué hay de la felicidad?

—Una utopía, doctor. La felicidad está sobrevalorada. ¿Usted es feliz?—cuestionó el muchacho con una sonrisa.

—Sí, así como tú deberías serlo...

—¿Todo el tiempo, doctor?—lo interrumpió. El médico frunció el ceño y asintió—. Está mintiendo—agregó riendo un poco y canturreando las palabras—, nadie es feliz todo el tiempo, solo de a momentos, doctor.

Suspiró y se quedaron un segundo en silencio mirándose a los ojos.

—Tristán, me han dicho que este no es el primer... doctor que vistas, ¿estoy en lo correcto?—Tristán asintió—. Bien, me gustaría que me dijeras que crees que te trajo aquí.

Esta vez, Tristán no tuvo que pensar mucho su respuesta. De todas formas demoró antes de que la palabra abandonara sus labios. No estaba seguro de poder decirla en voz alta. ¿Hacía cuánto no pronunciaba esas letras?, ¿cuántos meses?, ¿serían años? No estaba seguro, pero se sintió repentinamente vacío al susurrar con melancolía ese nombre, como si todo recuerdo lo abandonara.

—Staphina—dijo.

—¿Es una chica?—inquirió el hombre, intentando hacer sonar la pregunta como algo casual, como si hablase con algún colega.

—Sí.

—¿Por qué te trajo aquí, hoy, ante mí?—comentó el hombre inclinándose y mirando al muchacho con fijeza.

—Porque siempre lo hace. Ella me hace hacer cosas que no quiero, ¿sabe? Yo soy un buen chico, pero debo venir a verlo porque ella me lo dice, dice que debo mejorar, pero no sé por qué.

Tristán parece confundido, de verdad no entiende por qué está allí. Solo sabe que Staph y su madre insisten en que ese es su lugar para estar: en consulta con un nuevo doctor.

El hombre toma el expediente del chico nuevamente de la mesa, mirando el dato que quiere confirmar. Y, tal como lo recordaba, allí estaba.

Staphina: muerta hacía más de dos años.

*

(Actualidad)

Tristán había tenido un sueño, había sido tan bonito que al despertar había llorado.

Amanda, al bajar por agua, lo había encontrado solo, encorvado en la sala, meciéndose de adelante hacia atrás. Tenía la mirada fija en un punto en la pared y lágrimas secas en los ojos. La chica lo había ayudado a levantarse y lo había acompañado a la cocina. El hombre se había sentado en la silla y allí seguía.

La música sonaba por toda la casa, proveniente del oxidado tocadiscos de la sala. Un leve murmullo llegaba a la habitación en la que Máximo dormía, despertándolo al instante. Con ojos cansados decidió ver que ocurría esta vez.

Al bajar por la ostentosa escalera, notó la iluminación excesiva, sorprendiéndose puesto que el sol aún no había salido, allí encontró a Maddy encendiendo todas las luces de la casa. Lo miró con disculpa y el muchacho se encogió de hombros, nada más podía hacer.

Luego de encender todas las luces y poner música Amanda volvió a la cocina, dónde Tristán estaba hablando. Solo.

O eso parecía para cualquiera que lo viera.

—Oh, querida, no debes preocuparte por Maddy, ya no tengo 14 años. Además, tú te ves tan hermosa que cualquier simple mortal se vería opacada.

Amanda se aclaró la garganta esperando que la crisis pasara, se dirigió al grifo sirviendo dos vasos de agua, ella notaba la boca seca y suponía que Tristán también.

—¡No, espera!—rogó Tristán extendiendo la mano hacia la silla contigua, solo acariciando aire.

Máximo contemplaba la escena entristecido. ¿Qué quedaba de Tristán? Había perdido lo que más amaba y allí estaba, una simple sombra de la persona que era, de la persona que él contaba ser. Miró a Amanda, sintiendo como se comprimía su corazón con una sensación tan familiar para él.

—Sabes que volveré a verla—le dijo entonces el hombre a Maddy—. Por mucho que te empeñes en prender las luces, ahuyentando las sombras, o por mucha música que suene, ella está aquí, nunca se aleja de mí.

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Sí, es jodidamente corto, pero ¿qué voy a hacer? Esto va acompañado de avisos. Lean si quieren ;)

Primero: Como verán, la historia se desarrolla con saltos en el tiempo, cada vez que cambie de año lo avisaré. Es así, lo siento, pero considero que es la mejor forma de contar una historia del pasado.

Segundo: Sé que quieren saber que pasa luego de que Tristán ve al hombre y eso... pero tendrán que esperar.

Tercero: Estoy intentando tomarme esta historia en serio desde un principio, no la hago por simple diversión, ya que creo que ustedes merecen más, así que, por respeto a ustedes, seré seria y me esforzaré.

Cuarto (y sé que pueden llegar a odiarme): Pausaré todas mis historias. Verán, quiero reescribir Olivia y mejorar ciertas cosas que no me convencen porque planeo presentarla en alguna editorial (esto no asegura que será lanzada). Así que, volcaré mi tiempo en eso. Si se me ocurre algún capítulo y la cosa fluye, que así sea, pero no los quiero tener esperando a lo tonto como este tiempo.

Y por último: lamento la tardanza, casi borro la historia, y todo. Casi cierro mi perfil en realidad jajaja, pero aquí estoy. 

Los amo (aunque no parezca)

Tristán //Enfermiza obsesión Where stories live. Discover now