Cuerda rota

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1999

La mente de Tristán era extraña, funcionaba diferente a las demás. Había cosas que sabía pero no recordaba, y cosas que recordaba pero no sabía. Sus recuerdos eran mezclas de fantasía y realidad, de delirios y alucinaciones, de miedo y desconexión.

Toda su vida era un constante trabajo por descifrar si lo que veía y oía era verdad, con el tiempo había aprendido que lo que no le pasaba a los demás, lo que los demás no veían u oían, era mentira, un engaño de su mente.

Pero no siempre era así. A él le pasaban cosas que a los demás no, cosas reales, cosas que no se podían explicar de verdad.

No todos mataban.

—Para explicarle el hoy, debo comenzar con el origen de todo. Hay cosas que no sé, doctor, pero que recuerdo. O al menos que duelen como recuerdos. Sé que un oficial llegó a casa a interrogarnos luego de la huida de Staphina, sé que se trataba de un asesinato, pero no era el de su padre. Primero, habló con mi madre...

1982

La señora Tomasini estaba nerviosa mientras el oficial la interrogaba sobre la rutina familiar, sobre su marido, empleados e hijo. Le pareció todo demasiado general, como si quisiera encubrir el verdadero motivo por el que estaba allí. También le pareció extraño el hecho de que hablara con ellos en la casa, pero él había alegado que se debía a que solo buscaba información y no era un interrogatorio de sospechosos.

El señor Tomasini fue escueto con sus respuestas, poco sabía del vecindario, o de su familia en general. Él sabía de negiocios y vinos.

Cuando hablaron con Tristán, sus padres podían estar presentes, pero solo Nadia se quedó a oír lo que él le contaba al oficial. Los señores Tomasini no tenían nada mejor que hacer, pero decidieron que era un buen momento para una larga llamada telefónica a la empresa.

Así que Tristán miró al oficial de ojos amables, intentando concentrarse en sus palabras y no en las voces de su cabeza.

—Tristán, sus padres me han comentado que estudia en casa, ¿no es así? —comenzó el oficial.

Tristán asintió con la cabeza.

—¿Cómo se llama su institutriz?

—Zamara —masculló él.

—Muy bien, dígame, no sale mucho de aquí, ¿verdad?

—¿Seguiremos con las preguntas que ya predisponen respuesta o pasará a lo que realmente busca oír? —dijo Tristán. Sus voces lo aplaudieron, y él sonrió casi impreceptiblemente.

—¿Qué hacía la noche del sábado 22?

"¿El sábado 22? Pero sí ya cambiamos de mes, de mes cambiamos ya, ya de mes cambiamos" .

—No estoy seguro. Déjeme contextualizarme en las fechas.

Luego de pensar un momento Tristán lo recordó.

—Salí un momento fuera en la noche, mis padres me regañaron al volver.

—¿Qué hacía fuera de su casa? —inquirió el policía.

—Buscaba a mis amigos...

—¿Qué amigos?

Tristán el explicó con brevedad sus escapadas de casa hacia la fiesta y el parque.

—Ah, sí, hablé con ellos ayer, me comentaron de usted. La chica, Staphina, ¿era muy amiga suya? —siguió indagando el hombre luego de las palabras del chico.

Tristán //Enfermiza obsesión On viuen les histories. Descobreix ara