No puedo ser perfecto

31.8K 4.1K 1.8K
                                    

1982

Tristán no había logrado comunicarse con Staphina. Dos veces más lo había intentado y no había tenido suerte: siempre contestaba su padre y, como el cobarde que era, Tristán colgaba sin emitir sonido.

Zamara lo miraba con curiosidad cuando él se quedaba en silencio y cortaba, así que le preguntó al respecto.

Tristán adoraba a Zamara tanto como a su Granny, eran su sostén en la locura de la familia. Pero, ¿cómo explicarle a Zamara? ¿Cómo describir el color exacto de los ojos de Staphina? ¿Cómo explicarle lo que sentía cada vez que ella sonreía? ¿Cómo explicarle que no estaba seguro de si la había besado?

En realidad, estaba seguro de que lo había hecho, pero él sabía que no podía confiar en su percepción de la realidad.

Tristán notaba como lo ilógico parecía ocurrirle solo a él. Susurros en la noche, llamados sin respuesta, caras en la oscuridad... incluso había visto como su habitación se llenaba de arañas. Él no había dicho nada, solo había salido, intentando controlarse y se había acurrucado junto a su abuela. Ella no protestó.

Tristán estaba considerando tener una especie de don extraño para ver lo que otros no y al notar eso, supo que más gente lo sabía. Y sabía que venían a buscarlo, lo estaban observando en la penumbra, ni siquiera eran personas reales, solo entidades que venían a llevárselo. Tristán no sabía que estaban esperando para hacerlo.

Había intentado hablarlo con su abuela, pero en realidad no sabía como describirlo y cada vez que lo intentaba algo en su cabeza se lo impedía.

A Tristán no le preocupaba mucho, en realidad los susurros eran como un eco de fondo en su cabeza, ni siquiera eran palabras reales, solo murmullos.

Pero algo en él le decía que empeoraría y que debía estar preparado para hacer resistencia.

Pero ese día quería disfrutar de su rato de libertad. Podía ir hasta el parque sin compañía, si iba a alejarse más, debía llevar a alguna empleada. Pero él necesitaba estar solo entre personas desconocidas, así que el parque le parecía ideal.

Una parte de él, esperaba encontrarla allí. Se sentó en una banca cerca de la fuente y contempló a los niños jugar. La envidia empezó a crecer en él. Nunca había podido jugar en un parque con otros niños. Nunca había hablado siquiera con quienes no fueran de la familia o del servicio. Sintió rencor por esos niños y sus vidas relajadas, por su madre y padre... por haber matado a la única posibilidad de tener a alguien cercano.

Tristán había matado a su hermanito antes de que éste naciera.

"Mátalos".

Tristán frunció el entrecejo al oír eso. Miro a ambos lados y atrás, preocupado.

"Como a tu hermanito, mátalos".

Ocurrió más de dos años atrás, Tristán lo recordaba. Su madre lo anunció en la cena familiar y cada persona allí presente se alegró por ellos: todos sabían cuanto querían los señores Tomasini tener otro hijo.

Tristán se fue a dormir encantado, pensando en todas las cosas que podría hacer con su hermanito, todas las cosas que le enseñaría. Pensando en lo buen hermano mayor que sería.

Su madre se veía feliz, estaba incluso más cariñosa con Tristán, lo había llamado "tesoro" en un par de ocasiones. Así pasó un mes de alegría y felicidad.

Entonces Tristán lo notó. Algo malo.

No podía explicar que era, pero cada vez crecía más, se estaba apoderando de su casa y de su vida.

En realidad no fue la intención de Tristán, él solo estaba más nervioso porque sentía como la electricidad maligna quemaba su piel. Él solo necesitaba hablar con su madre, preguntarle si todo estaba bien con su hermanito.

En realidad él no quiso hacerlo. Sabía que su madre debía descansar pues algo que no comprendía había pasado hacía un par de semanas, y desde entonces su madre descansaba. Desde entonces "algo malo" estaba creciendo.

Así que, sin pedir permiso, entró en el cuarto de su madre esa mañana. Ella dormía tranquila, así que, sin querer despertarla, Tristán le habló a su hermanito.

—¿Tú lo sientes? Me da miedo —había dicho.

Tocó el vientre de su madre y ella se despertó de golpe, sobresaltada.

—¡Tristán! —había gritado.

Y Tristán, asustado, se había precipitado sobre ella, intentando que se calme...

Y aplastando a su hermanito en el proceso.

Zamara intentó consolarlo por meses, pero su madre tenía odio en su mirada y luego solo indiferencia para con él.

Así que ver a esos niños le hizo recordar al hermanito que nunca tuvo.

Al bebé que mató.

.......................

1999

Habían pasado casi dos semanas desde la visita del oficial. Tristán había vuelto a su rutina de fingir y mentir. De vivir y morir. De disfrutar y sufrir la compañía de Staphina.

Los días eran una masa enmarañada de horas vacías para él. Siempre lo habían sido, pero Sheila era buena. Era una hora llena en su vacía existencia.

Así como Staphina, pero ella era días enteros de dolor y agonía, llenos de recuerdos y tormentos, de su compañía silenciosa y su presencia sobrecogedora.

Tristán mantenía una entretenida charla con ella en el patio cuando el oficial Galván llegó, no parecía muy contento.

—Tristán, buenas tardes, ¿interrumpo algo? —preguntó sentándose en la hierba a su lado.

A Tristán le gustó la pregunta, como si su charla respecto al exacto color de la corteza del árbol con el recuerdo de un delirio fuera sumamente importante.

—No, no. ¿Cómo ha estado, oficial? ¿Ya conoce a Staphina? —preguntó señalando a su lado.

Él sabía que nadie más la veía, pero le parecía grosero con ambos no presentarla.

—En realidad no. Es un gusto conocerte —dijo el hombre mirando al lugar vacío junto a Tristán.

—El gusto es de ella.

—Tristán, vengo a hablar contigo, pero no tengo problema de que ella se quede siempre y cuando no te distraigas, ¿de acuerdo? —dijo el oficial.

Había una enfermera cerca, mirando expectante y Tristán supo que lo que el oficial diría no serían buenas noticias.

—¿La encontraron? —preguntó entonces.

—Hace tres días. Mañana es el funeral.

Tristán respiró profundo y cerró los ojos. Muerta. Estaba muerta y todo era su culpa.

—¿Qué le pasó? —cuestionó aún sin abrir los ojos.

—Fue asfixiada y arrojada a un descampado a unas cuadras de aquí. Lo siento mucho.

—¿Han atrapado al culpable? —interrumpió Tristán abriendo los ojos y pellizcando las palmas de sus manos.

—En realidad no. No tenemos muchas pistas...

—No, por supuesto que no. La gente muere todo el tiempo, ¿verdad? ¿Qué importa otra chica a la lista?

—Tristán, en realidad las únicas pistas que tenemos no nos llevan a ningún lado.

—¿Cómo? No comprendo.

Tristán lloraba. Lloraba por el hoy y el ayer. Por muertes de ahora y el pasado. Porque qué importaba más otra chica en la lista...

—Tristán, las pistas que tenemos nos traen a ti.

...................................

Le queda menos de lo que pensaba a la historia...

Este cap no dedico porque es muy tarde y tengo demasiado sueño, perdón :( :( :(

Tristán //Enfermiza obsesión Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt