Capítulo XV: Bandida

3.9K 307 109
                                    

N/A: Muchas gracias por sus comentarios, me animaron a subir el capi apenas salió del horno. 

______________________________________________

Zuko salió hecha una fiera de la habitación. Raudamente se encaminó a la cocina para hacerle cara a Sokka, y luego poder desayunar algo antes de comenzar a sentir ese malestar tan típico en el estómago por haber bebido tanto la noche anterior.

Maldito Haru, siempre aparecía en los momentos menos apropiados. Maldito perro faldero. Se atrevía a llevarle el desayuno a la ordinaria esa esperando que así ella sintiera lástima por él y quisiera agradecerle de quién sabe qué forma.

Bueno, él sabía de qué forma le quería agradecer ella.

Bufando molesto entró a la cocina y se topó cara a cara con el hermano de la maestra-incordio.

-¡AHÁ! ¡Así que vienes a dar la cara! –Fue lo primero que articuló Sokka mientras retrocedía para poner una distancia adecuada entre ambos.

Zuko revoleó los ojos. No estaba de humor para aguantar las locuras del hermano de la exhibicionista.

-¿Es verdad lo que me dijeron?

-No me hago cargo de lo que dicen de mí –Respondió y se encogió de hombros mientras recorría la habitación con ojos indiferentes.

-¿Tú tomaste mi preciado ponche? –Exigió Sokka mirándolo acusadoramente y con los brazos en jarra.

-Sí, y te compraré el mismo o uno mejor cuando vaya a la Nación del Fuego siempre y cuando no sigamos con el tema. –Espetó pasando por su lado directo a la mesa que aún seguía puesta desde el desayuno. Los huevos, frutas y pan que veía sobre la mesa habían llamado poderosamente su atención. Era un verdadero milagro que Sokka no se hubiera tragado todo de un sopetón.

Se dejó caer sobre la silla y sintiendo el sonido de sus entrañas pedir comida, comenzó a servirse de todo en su plato en un santiamén.

Tomó un sorbo del jugo de naranja que estaba a su alcance y su frescura hizo desaparecer por un breve momento la madeja de pensamientos que tenía por cabeza. Luego recordó el jugo que el maestro de pacotilla había ido a dejarle a Katara y supuso que era el mismo que ahora estaba en su boca. Sin detenerse a pensar en lo inmaduro de su impulso, escupió el líquido con verdadero desagrado en el mismo vaso.

-Interesante propuesta la tuya... -escuchó que Sokka decía a sus espaldas- pero pretendía tomar ese ponche hoy en la noche con Suki.

-Pues iré después de desayunar –Se limitó a decir mientras se llevaba a la boca un generoso trozo de pan seguido de un puñado de uvas.

Fue sentirse en el paraíso por unos segundos. Había olvidado lo maravilloso que era comer después de horas de haber bebido sólo alcohol.

-Pues eso espero... ¡Y también espero que no vuelva a ocurrir!

Zuko reprimió las ganas de revolear los ojos al verse traído de vuelta al plano terrenal. Y la verdad es que había empezado el día con muy poca paciencia.

-Lo siento, y así será. No volveré a tocar tu ponche –Sonrió con algo de amargura al recordar que si estuviese aún en el Palacio, podría tener a su disposición la más fina y variada selección de bebidas alcohólicas.

-Me refería a beber alcohol con mi hermana. ¡Aún es muy pequeñita para eso! –E hizo un mohín mientras se cruzaba de brazos.

Zuko detuvo su masticar por una fracción de segundos. Procesó las palabras de Sokka y luego de meditar si debía expresar o no su opinión al respecto, se mordió la lengua para callar y sólo asintió con la cabeza. Quería desayunar en paz.

No todo es lo que pareceWhere stories live. Discover now