Capítulo XXIX: Un deseo

3.7K 237 68
                                    



Katara retomó la tarea de cepillarse el cabello mientras asentía con la cabeza. Cumplir lo que él le pedía no debería ser tan complicado. Sólo tendría que ser un poco más precavida...

-Seré despiadadamente sincera contigo -Y le sacó la lengua, sin poder contener su gesto infantil.

-¿Me puedo sentar? -Preguntó entonces Zuko con una sonrisa, relajándose notablemente. Después de todo, no había sido una mala idea pedirle honestidad como un último deseo. Comenzaba a pensar en la manera en que podría sacarle provecho a esa situación, ganando los dos, por supuesto.

-Busca dónde -Replicó ella recordando el desorden a su alrededor, aunque le sonrió ligeramente antes de mirarse al espejo y terminar de peinarse.

Satisfecha con su desplante, se convenció así misma que el nerviosismo que sentía cuando hablaba con Zuko, tendría que desaparecer en algún momento de la conversación. Sólo debía seguir disimulándolo bien.

Se sorprendió cuando lo vio sentarse campante en su cama, y al mirarlo interrogadoramente con las cejas alzadas, Zuko le apuntó las prendas de entrenamiento que descansaban sobre el sillón baulera a los pies de su cama único lugar destinado a sentarse en todo el cuarto.

-¿Piensas ir a entrenar?

-Todos iremos a entrenar. De hecho, deberíamos estar ayudando a los demás...

-¿Te vas a cambiar de ropa? -La interrumpió él.

Katara dejó el cepillo a un lado y lo miró con el entrecejo fruncido, confundida.

-Eh... ¿sí? -lo miró sin comprender su pregunta-, es mi ropa de entrenamiento... -explicó lo lógico.- ¿por... qué? ¿hay algún problema? -Dijo dubitativa.

-Me cuesta horrores no mirarte cuando te cubres el cuerpo con esas tres vendas.

Aunque las palabras de él habían sido emitidas en un tono normal y seguía actuando tan natural después de eso, a ella le provocó un sentimiento muy crudo de agitación.

Ignorando la ola de cosquilleo interno, ella soltó una risa que esperaba sonara real:

-Suki también me comentó algo así, estoy empezando a dudar... -se acercó a su ropa y la tomó para examinarla- nunca he pensado que fueran reveladoras, de otra forma, no las usaría para pelear...

-O manipular agua -Terminó Zuko sin despegar por varios segundos la vista de las prendas blancas que la chica estiraba y observaba con ojo crítico.

Katara al escucharlo se giró hacia él con un mohín:

-No se transparenta nada, no es tan terrible.

-No, no lo es. El elemento distractor más bien podría ser una ventaja. -Bromeó él.

O eso quería pensar ella. Se le hacía difícil distinguir la real intención de sus palabras.

De pronto, la mirada de Zuko comenzó a tornarse ardiente. Muy ardiente. Comenzó a sentir que sus mejillas se teñían.

Por Agni. Esa maldita tensión ya la conocía.

Esa electricidad en el aire la hicieron consciente de que ella deseaba esa sensación. Y la disfrutaba.

-¿En-entonces sugieres que no me la ponga? Puedo ir a entrenar así como estoy -Y se encogió de hombros, mientras abría el baúl y guardaba las vendas de la forma menos torpe posible. Bajó la cabeza haciendo como que doblaba con mucho esmero para evitar que él se fijara en su rubor.

No todo es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora