Capítulo XXI: Encuentro cercano

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Al día siguiente ambos se dieron cuenta que nada era como antes. Algo pasaba cuando estaban cerca. Se volvían irremediablemente torpes, a veces nerviosos, y otras peculiarmente indiferentes con el otro.

Nunca mencionaron la práctica de batalla que habían tenido, y tanto Katara como Zuko se empeñaron en desterrar el pensamiento sensual que cada vez aparecía ante el recuerdo de sus cuerpos deslizándose y frotándose tentadoramente con el pretexto de entrenamiento.

Zuko sumamente contrariado por lo errático de su comportamiento, se convenció más que nunca que debía tomar distancia de ella. No había día que no se perdiera en lucubraciones mentales lascivas, y que su cuerpo no reaccionara hirviéndole la sangre cuando la sentía cerca.

La gota que rebalsó el vaso y última prueba que necesitaba para convencerse de que debía alejarse de Katara, fue cuando estaban de compras en un pueblito que consideraban sería insignificante para el ejército enemigo. Ahí perdió los estribos casi cometiendo una barbaridad.

Y sobre lo de la Nación del Fuego que nunca visitaba ese pueblo olvidado... Habían errado y con creces.

Resultó que uno de los informantes que Sokka creía haber ganado en su primera visita al pueblo, cuando acompañado de su novia buscaban ideas y oportunidades de ganar dinero para el equipo Avatar, sospechó de él y su histrionismo, y le hizo creer que ese lugar era un pueblito alejado de la mano de Dios, tanto que ni la Nación del Fuego sabía de su ubicación ni los abusaban.

Lo que sí era cierto, fue la noticia sobre un Festival del Cuervo llevado a cabo anualmente por la familia más rica del lugar, terratenientes que se decía tenían estrechos lazos con los dioses, pues gracias a ellos eran intocables. Intocables ante las atrocidades que los soldados extranjeros realizaban como parte de la guerra.

-Debemos ir –Decía Sokka, convencido de que esa era la oportunidad de resolver el misterio de los sueños de Zuko.

Porque sí, al día siguiente él decidió contarlo al grupo abiertamente, enterrando el incómodo pensamiento de que quizá lo había hecho sólo para complacer.

¿Desde cuándo se había convertido él en alguien complaciente?

-No le veo el punto de ir a una tediosa fiesta estirada –Replicó Toph, renuente desde el principio. Su aborrecimiento hacia la gente rica como era su familia, seguía persistiendo en su interior.

-Dicen que una noche un cuervo se posó en un cedrón, y llevaba algo en el pico que dejó caer antes de desaparecer para siempre –había empezado entonces a contar Sokka, haciendo pausas para generar más expectación-. Era una extraña y hermosa piedra, perfectamente redonda y lisa, negra azabache como la pluma de un león buitre. El abuelo del actual terrateniente al cerrar los dedos en torno a ella sintió toda la fuerza del espíritu del cuervo. Y desde ese momento se abrió un puente entre el mundo de los espíritus y el terrenal.

Aang quien escuchaba todo con atención y mirada especulativa, comentó con seriedad:

-No perdemos nada buscando esa piedra, quizá si Zuko la tocara, algo podría ocurrir... La verdad no creo mucho, pero debemos aprovechar la oportunidad.

-¿No necesitaremos invitaciones?

-Es para el pueblo la celebración del festival, hermanita, ¿no es grandioso? –los ojos le brillaban de emoción al guerrero de la Tribu Agua-, ¿te imaginas toda la comida que nos estará esperando?

-Aunque no es con invitación, hay un protocolo y código de vestimenta... -Agregó Suki, con el ceño fruncido ante el apetito voraz que aún ni en momentos así, su novio lograba obviar.

No todo es lo que pareceHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin