14: Constantes interrupciones

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Dile a esa puta que se vista y se vaya, quiero hablar contigo. —Su voz nasal y la manera en la que habla es como si fuera la reina del lugar demandando ser obedecida. Oírla me produce rabia, porque no tiene derecho a tratarme así cuando no me conoce de nada. Quiero salir de mi escondite, pero lo cierto es que yo no pinto nada allí. Ese no es mi pleito. Aun así me siento ofendida con sus palabras. ¿Puta yo? Diablos, yo no cobro por mis acostones.

Sigo oyéndolos.

—¡Ven aquí maldita, y lárgate, no te escondas!

—Sarah, ya basta. —La voz fuerte y dominante de Baxter me asusta, porque lo ha pronunciado con lentitud, poniendo énfasis en cada palabra. Debo admitirlo: me cago de miedo. No por ella, sino porque estoy completamente desnuda mientras ella vocifera como si tuviera todo el derecho de estar ahí.

Vuelvo de puntitas al baño y me coloco el albornoz azul que hay detrás de la puerta. Este me cubre el cuerpo entero hasta las pantorrillas, lo cual es bueno porque mi ropa está regada en el suelo de la sala, justo donde Baxter me la quitó dejándome solo la falta puesta, pero luego me la quité para venir al baño tirándola a mi paso. No fue una buena idea, porque ahora estoy atrapada sin ropa y su ex novia está abajo bien vestida mientras Baxter solo está con bóxer.

¿Cómo es que ha entrado?

Sé que el apartamento tiene ascensor directo al piso que uno desea ir, así que si ella ha venido aquí directo, es porque ya se ha anunciado o sabe el código que debe presionar en los botones del ascensor para llegar aquí.

No sé cómo sentirme al respecto. Lo único que siento es pánico, como si hubiera interrumpido algo cuando ha sido todo lo contrario. Quiero salir y decirle unas cuantas cosas, pero no me corresponde hacerlo. No soy nadie en su vida y ella no significa nada para mí.

Lo único que hago es agazaparme como puedo y oír su conversación tratando de hacer el menor ruido posible.

—Vengo a hablar de los papeles —dice la fuerte voz de ella—. Pero veo que tienes compañía. Cuando te desocupes, me llamas. Ya sabes dónde encontrarme, Bax.

Él le responde algo en voz baja que no logro captar. Segundos después lo veo acompañarla al ascensor. Ambos siguen hablando, pero es difícil oírlos desde aquí, lo que sí puedo notar a través del vidrio del pequeño balcón hacia el primer piso, es el rostro atormentado de Baxter. Como si sintiera remordimiento mientras habla íntimamente con ella.

Cuando se va, Baxter se revuelve el cabello que parece ser una señal de frustración. Con lentitud bajo las escaleras para ir a su encuentro. Me siento a su lado en el sofá mirando con pesar la ropa sobre el suelo. Mi ropa interior regada en el piso justo al lado de su camisa y los botones desperdigados son un indicio de lo fuerte que se puso esto. Ha sido bueno que su ex ha llegado justo después de eso y no durante, porque hubiera sido catastrófico.

—¿Estás bien? —pregunto. Aunque me siento estúpida porque se ve que la está pasando mal. ¿Tanto le afecta su ex?

 —Lo siento por eso —murmura—. No sabía que ella vendría.

No tiene nada que sentir, en todo caso, debe ser ella por haberme llamado con una calificativo que no me representa.

—No te preocupes, no tienes la culpa de eso. —Me quedo en silencio al ver su reticencia a hablar, pero la duda me carcome—. Pero, ¿cómo logró entrar aquí?

No responde. Eso me pone nerviosa.

Ver a Devan no me provocó lo que le está provocando a Baxter haber visto a su ex. Parece dolido, afectado y un sin fin de sentimientos confusos. No sé qué hacer porque parece perdido, mirando el suelo como si estuviera sumido en sus pensamientos o buscando una respuesta.

Entre las sábanas | EN FÍSICOWhere stories live. Discover now