37: Ex novios

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Jugueteo con el asa de mi bolso mientras subimos por el ascensor. Baxter, detrás de mí, roza mi cintura con su mano en un gesto de apoyo. Estoy volviendo a la editorial luego de dos semanas de descanso, y estoy tan alterada que no sé cómo lidiar con ello. Él ya me avisó que Sarah está allí, inmiscuyéndose en los asuntos administrativos de la editorial. Saber que su ex esposa forma parte del trabajo no me gusta nada, pero alejo toda la furia y me concentro en mantener un perfil bajo. Aunque no puedo lograr aquello porque a estas alturas ya todo el mundo sabe lo mío con Baxter gracias a los rumores que la propia Heidi difundió. Ya no me importan. He decidido pasar de aquellas miradas curiosas mientras Baxter me sujeta la mano y entramos juntos por las puertas de vidrio.

Todo se ve exactamente como lo dejé, excepto que hay muchos colegas que parecen nerviosos y otros entusiastas mientras nos ven Baxter y a mí caminar. Saludamos a algunas personas en nuestro paso, pero no nos detenemos ante nadie, salvo en la puerta de su oficina. Besa mi mejilla y con una pequeña sonrisa entra a su despacho mientras yo me dejo caer en mi silla.

Lo peor ya pasó.

Minutos después llega mi hermana junto a Susie. Al verme en mi lugar abre los ojos anonadada. Ella no tenía ni idea que yo regresaría. Corre a abrazarme fuerte a pesar de habernos visto ayer domingo por la tarde.

—¡Madie, volviste! —grita ella contenta de verme. Sin importarle nadie me abraza mientras chilla de alegría. Le dedico una pequeña sonrisa.

Pequeños pasos.

—Sí —murmuro—. He decido dejar de estar en la cueva de Baxter.

—¡Me alegra! —exclama. Luego se aleja un poco para cuchichear en mi oído—. Por muy rico que deba ser follar todo el día, de verdad necesitaba a mi hermana conmigo.

Casi me atraganto con mi propia saliva al oírla. Dios, está mujer en serio está mal de la cabeza. Ni siquiera trato de ignorarla, eso será peor y estamos en la oficina, no quiero llamar más la atención.

—Pues ahora necesito acción de trabajo.

Mueve las cejas de forma divertida.

—Claro, si ya tuviste mucha acción de lo otro.

Me alejo de mi hermana ignorando sus palabras para saludar a Susie, me sorprende cuando avanza y me abraza con fuerza.

—Qué bueno que hayas vuelto —dice.

Una calidez se expande por mi corazón al saber que no estoy sola.

La abrazo un segundo más disfrutando por primera vez de la emotividad de los abrazos. Aunque tengo algo pendiente con ella que necesito arreglar. Me alejo mirándola con vergüenza.

—Gracias, Susie —digo mirando sus bonitos ojos color avellana y su cabello negro—. Y discúlpame por hablarte así la vez pasada, estaba borracha y no...

—No te preocupes. —Me aprieta la mano, sonriéndome con dulzura—. No eras tú hablando, era tu dolor. Te entiendo, Madie.

No hay rencor en sus ojos. Eso hace que le sonría, ya puedo darme cuenta por qué mi hermana se fijó en ella. Susie es una mujer increíble. Con un último agradecimiento de mi parte ella se va a su puesto de trabajo mientras que yo me siento junto a mi hermana.

—¿Es verdad que Heidi sigue trabajando aquí? —pregunto, pero aunque ya sé la respuesta quiero saber más de eso. Y mi hermana es muy buena con el cotilleo.

Entre las sábanas | EN FÍSICOWhere stories live. Discover now