15: Unas copas de más

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Miro el reloj en la pantalla de la computadora por quinta vez en los últimos minutos. Han pasado más de tres horas desde mi encuentro con Bax y falta muy poco para la hora del almuerzo. Ya estoy ansiosa por el momento en que Baxter me llame para entrar a su oficina, desde que se encerró dejando plantada a Heidi no ha vuelto a salir, y no sé si ir sin ser llamada o esperar a que lo haga.

Solo por si acaso tengo mi celular sobre la mesa y el correo abierto en la computadora, aunque tengo claro que no se debe mandar mensajes personales vía e-mail. Lo único que espero es que Tracy no tenga otra brillante idea de almorzar con ella en su despacho porque no tendría tantas excusas para darle. Si ella tan solo supiera la relación que hay entre su hermano y yo creo que se volvería un poco loca, en el mal sentido de la palabra.

Pego un salto cuando Megan, a mi lado, aprieta mi hombro llamando mi atención. Me quito los auriculares que usaba para apagar los sonidos de la oficina y me concentro en ella, mi hermana tiene la mirada puesta en alguien del frente, así que sigo su mirada y casi me caigo de la silla al ver, de nuevo, a la ex novia de Baxter. Esta vez usando un vestido recatado, suelto en las caderas, pero que muestran unas piernas largas y bronceadas. Tiene el cabello en un moño elegante sujetado en lo alto de su cabeza, quisiera decir que es fea, pero es todo lo contrario. Es hermosa, no importa cuantas cirugías tenga, es fabulosa y lo sabe.

Contonea sus caderas al caminar en aquellos tacones hermosos que lleva, no mira nadie conforme camina, simplemente eleva su barbilla mientras se dirige a la oficina de Baxter. Toca la puerta y cuando se escucha un breve «pase» de su parte, ella entra y cierra la puerta a sus espaldas. No puedo evitar haber notado el folder grueso que llevaba en la mano.

—Es la segunda vez que viene aquí —dice mi hermana a mi lado en voz baja como si no lo supiera. Me mira—. ¿No es raro eso?

Por supuesto que lo es. Más aun cuando la vi ayer en casa de Baxter, pero gracias al cielo ella no me vio. Ayer cuando vociferaba cosas le dijo a Bax sobre unos papeles, me pregunto si son los que llevaba en la mano. Seguro que sí. Pero, ¿qué serán? Heidi la conoce, tal vez ella trabajaba aquí y así conoció a Baxter. Pero no tiene pinta de trabajar en un lugar como este, más parece una empresaria o abogada, por la forma en cómo mira a todos por debajo de ella.

Sacudo la cabeza desestimando eso. Bien podría no trabajar y aun así mirar a todos de aquella manera.

Diez minutos después la hora del almuerzo llega, varios colegas se van hacia la cafetería o se van a restaurantes cercanos a almorzar, pero yo me quedo en mi sitio mirando la pantalla de la computadora con fijeza. La ex de Baxter no ha salido y él no me ha enviado ningún mensaje.

Mi hermana se estira en su asiento y se levanta, veo con detrás de ella que Susie y Trevor se ponen de pie y vienen hacia nosotros.

—Chicas, ¿vamos a almorzar? He traído mi almuerzo —dice Trevor levantando un bolso pequeño de papel.

Susie no lleva nada en sus manos, solo su billetera roja.

—¿Quieren ir a la cafetería o al restaurante? —pregunta ella.

—A la cafetería —dice mi hermana levantando también su billetera—. Me da flojera bajar, salir y volver a subir cuando podemos ir arriba con el ascensor sin tener que salir del edificio.

—Está bien, floja, vayamos arriba —murmura Trevor con burla.

—¿No vienes con nosotros, Madie? —pregunta Susie mirándome con el ceño fruncido cuando todos hacen el amago de irse menos yo.

Miro a mi hermana y ella tiene la misma expresión de confusión. Me acomodo el cabello para disimular mi nerviosismo.

 —No, tengo que corregir el manuscrito en el que estoy trabajando —declino su oferta con una gran mentira. Miro a mi hermana quien parece decepcionada por no acompañarla—. Pero, ¿me puedes traer un sándwich luego?

Entre las sábanas | EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora