Capitulo 7

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Estaba tan obnubilada con lo sucedido que no podía pensar con claridad. No lograba engarzar al hombre que había descubierto aquella noche con Mariano. Mariano era mi amigo, con quien me peleaba para luego reconciliarme, quien sabía todos mis secretos, quien me socorría cuando me sentía víctima de una injusticia. Era mi amigo, y siempre quedaba un lugar para esa otra persona con quien fantasear, otro hombre que cubría mi cuota de amor. Y era él quien me consolaba cuando yo sufría por un amor no correspondido. Pero si él comenzaba a ocupar el lugar de ese otro hombre, dejaba un agujero en un lugar mucho más importante. Eran demasiadas dudas, demasiados sentimientos entremezclados, y miedo, mucho miedo. Y yo le tenía mucho miedo al miedo. Entonces me permití no pensar y hacerle caso al consejo de Mariano. El tiempo nos daría la solución.

Pero el tiempo no se tomó mucho tiempo. Ese sábado -tres días luego de nuestro encuentro- era el cumpleaños de Matías. Se haría una reunión en su casa, donde aprovecharían también a festejar el cumpleaños de Mariano. No podía dejar de ir, Matías era el mejor amigo de Gastón.

Para mí era una situación por demás desagradable. No sólo porque estaríamos Gastón, Mariano, su novia y yo encerrados en la misma habitación, sino porque Matías no era de mi agrado.

Decidí poner mi mejor cara de idiota y, arrastrada por Gastón, entré a aquel lugar que supuse sería peor que el infierno. El primer personaje que se presentó ante mis ojos fue Jimena. Estaba sentada con sus piernas cruzadas, en un sillón de un cuerpo. Parecía pertenecer a la realeza. Con solo oler su perfume comprobé que la detestaba. Llevaba su cabello lacio y rubio suelto, y lucía un traje rosado bien ceñido al cuerpo, que apenas tapaba su cola. Definitivamente distaba de ser mi ideal de mujer. Mariano estaba sentado en el brazo del sillón, rodeando con su brazo a esa escultura de mármol.

Al vernos, nos sonrieron y Mariano se acercó a recibirnos. Se abrazaron con Gastón y luego me besó en la mejilla.

-No pensé que venías -me susurró al oído y volvió a su sitio.

Luego nos llegó el turno de saludar al otro agasajado. Con una sonrisa impostada, lo besé y felicité y también fuimos presentados con su novia. Aunque mi fidelidad a Lola me hacía odiarla, debo reconocer que me pareció un personaje pintoresco. Tenía un aspecto extraño, mezcla de hippie con marginal. Era muy alta y flaca, de tez bien blanca, cabellos negros, largos hasta su cintura y ondulados. Llevaba puesto un vestido de bambula suelto, y largo hasta los pies y suecos de cuero marrón. No podía imaginar por qué Matías la había preferido a ella pero, como dicen, el amor es así.

Con Gastón hicimos un recorrido por todos los pequeños grupos y luego nos acomodamos cerca de la mesa. Pronto se acercaron el cumpleañero y su novia, Tatiana, y al tiempo se nos unieron Mariano y Jimena. Como iba a ser una charla difícil de sobrellevar, decidí tomar una cerveza para aflojarme un poco. Era una buena excusa, en caso que dijera algo inapropiado.

Luego de cada comentario gracioso que hacía Mariano, su novia, que lo tenía bien aferrado por la cintura, festejaba su hazaña dándole un pequeño beso en la boca. Situación que logró asquearme.

Entonces, decidí abrazar con fuerza a Gastón. Él se sorprendió ante tal demostración de afecto, ya que en los últimos días, apenas le permitía tocarme, y aprovechó aquel momento. Comenzó a besarme tímidamente, pero al ver que era correspondido, me alejó del grupo y me besó con efusividad. Fueron apenas unos minutos que lograron que su rostro se transformara. Lo noté feliz. Cuando volvimos a unirnos al grupo, percibí que Mariano me observaba con disgusto. Le sonreí y bebí otro vaso de cerveza. Él me hizo un gesto con la cabeza que traduje en algo como "andá para el pasillo", lugar que quedaba detrás de una puerta y donde supuse se encontraría el baño. Por lo tanto, luego de unos minutos dije que necesitaba ir al baño y Matías me indicó que estaba justo donde yo pensaba. Mariano ya había desaparecido de la escena, supuse que estaría esperándome. Efectivamente, así era.

Tal Vez, la historia de mi vidaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora