Capitulo 15

11 0 0
                                    

Aún estaba dormida cuando sonó el timbre. Me levanté de un salto y bajé corriendo las escaleras. No podía ser otro que Mariano, y no quería hacerlo esperar.

-¡Buen día! -me sonrió- ¿Cómo está hoy mi novia? -parecía contento, divertido.

-Con sueño, pero muy bien -lo besé y me arrojé en el sillón del living. El se sentó a mi lado y me invitó a recostar mi cabeza en sus piernas, posición que adopté de inmediato.

-¿Todo bien? -preguntó dubitativo mientras enredaba sus dedos en mis rulos.

-Sí, Negro, me encanta que hayas venido... -aunque estaba feliz de verlo, no podía controlar el sueño.

-Te noto en otra... repito, ¿todo bien ayer con el pibe? -recién entonces comprendí el por qué de su pregunta anterior. Me incorporé para poder besarlo y abrazarlo.

-Si lo que estás preguntando es si algo cambió desde anoche, te contesto que no, pude aclarar todo con Francisco, no hubo problema. No quiero que pienses que pasa algo, sólo tengo sueñito, estaba durmiendo cuando llegaste y solamente pasé por el baño a lavarme los dientes para poder besarte, pero todavía no me desperté. Te amo, Negro. Te lo dije ayer y no me voy a cansar de repetirlo.

Su rostro se iluminó. Me acarició con suavidad y besó mis labios.

-Yo también te amo. No entiendo cómo no me di cuenta antes. Si tenés sueño, vamos a la cama. Total no tenemos nada más importante que hacer.

A decir verdad, a mi se me habían ocurrido un par de cosas.

-Ayer le conté a mis viejos -dijo de repente mientras flotábamos en las colchonetas.

Me sentí avergonzada, sus padres eran como mis tíos, y ahora empezarían a verme con otros ojos.

-¿Y qué dijeron? -me moría de curiosidad.

-Primero me retaron, y luego de explicarles que iba en serio y que era algo que veníamos charlando desde hace rato, se pusieron contentos. Pero me amenazaron. Mi viejo me dijo que si te hacía sufrir iba a ser el primero en romperme la cara -largó una carcajada- ¿Te das cuenta de que ahora mis viejos son tus suegros? -volvió a reír aún mas fuerte.

-Vos reíte, pero a mi me da un poco de vergüenza. Además a veces nos juntábamos con tu vieja a tomar mate y criticar a tus novias, ahora no lo vamos a poder hacer más -allí largué yo una carcajada.

-Mirá que bien... mirá las cosas que hacían a mis espaldas -movió mi colchoneta hasta tirarme al agua.

Una vez que logré volver a recostarme, me preguntó:

-¿Vos le vas a contar a tu viejo?

-Anoche estuve pensando. Me parece que le voy a contar cuando vuelva, me parece algo importante para contarle por teléfono.

-Mejor, porque él se va tranquilo, pensando que yo me quedo acá para cuidarte, y si se entera, no sé si va a estar tan tranquilo pensando en las noches que pienso pasar con su nena -volvió a reír y acarició mi vientre.

-Sos medio sexópata... ¿alguna vez dejaremos de pensar sólo en sexo?

-¿Vos pensás sólo en sexo? -preguntó con picardía; pero no esperó mi respuesta-. Es lógico que nos tengamos ganas todo el tiempo. No nos vimos por casi tres meses y al fin dejamos de reprimirnos luego de un año lleno de histeria. Las cosas se van a ir acomodando. A mi me encanta mirarte y tener ganas de hacerte el amor. Además no estamos todo el día teniendo sexo, ya hace como dos horas que no hacemos nada, ¿ves? somos una pareja normal.

Tal Vez, la historia de mi vidaWhere stories live. Discover now