14. El lado tierno de las cosas

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CHARLIE

—¡Diablos! —grité.

—¡¿Pero qué pasa ahora?! —gritó Liam en respuesta.

—¡Me ha orinado encima!

—Nadie dijo que esto sería fácil, nena. Las mujeres se complican con pequeñeces de la vida, ¿qué se esperaba de ellas? —se burló, mientras metía a un perrito blanco a la tina.

—No es que me queje, pero, ¡ay vamos! Tú habrías reaccionado igual que yo, o peor. —me defendí, él comenzó a reír sonoramente.

—¿Tú crees?

Jugueteamos un momento con el agua. Liam se las había arreglado para que unas linternas se conviertan en buenas fuentes de luz.

—Ahora que recuerdo algo importante. No has puesto nombre a los perritos.

—Verdad. Pero, básicamente son tuyos. ¿No deberías hacer tú?

—Soy bastante malo para nombres.

—Eso cambia las cosas, creo yo.

—Sí, lo hace. Debes ayudarme, no quiero que se burlen de ellos en el kinder.

—Liam, exageras, como siempre.

—Piensa, de una vez los bautizamos. —solté una risita cuando uno de los perritos lamió la palma de mi mano. Esto era realmente increíble. Creo que no recuerdo haber tenido mascotas anteriormente, esto era una nueva experiencia para mí.

—De acuerdo. Siete almas en juego, veamos, son tres hembras y cuatro machos. Muy bien, tú pon los nombres a las hermosas cachorritas y yo a lo haré para los machos dominantes.

—Eso sonó tan mal. —reí por lo bajo y ambos terminamos contagiados de una risa espectacular. Pasaron unos minutos hasta poder ver qué nombres eran los indicados para ellos, a pesar de que Liam había dicho que era malo para los nombres sabía que haría lo que pudiera con ello, parte me dio el poder de decidir si esos nombres eran buenos o malos, así no tendríamos ningún riesgo de captar un nombre similar a Gonzo, a lo que se me vino la idea de que los nombres debían ser de verdad originales. Hasta que tuvimos que decirlo—. Bien, tú primero.

—Bien, para el más pequeño, aquel negro —toma en sus manos al perrito y este juguetea con sus garras como si de comida se tratara—. Se llamará Lucifer. El siguiente, tú, ven aquí —toma a uno blanco y rasca tu panza con diversión—. Tú serás Pulga, junto con este —toma a otro del mismo color—, Wisky —sonríe al ver mi expresión de entusiasmo—. Por último... —toma al perrito negro más grande y acaricia sus orejas para hacerle un pequeño masaje de relajación, de entre todos ese era el más alegre y juguetón—Holmes, Sherlock Holmes.

—Esos nombres son —me quedé sin palabras y sentí una ola de felicidad— hermosos.

Liam levanta su mirada y se queda con una sonrisa boba en sus labios.

—Tu turno. —dice, dejando al perrito en un lado para que salga a jugar por unos tubos.

—Bien —suspiro, mordiéndome el labio inferior con nerviosismo—. Ella será Paris —tomo a la cachorrita blanca en mis manos, sonrío al ver la mirada perdida de Liam sobre mí, de una forma tan... volada, quizá—. Sigues tú —digo tomando a la otra cachorrita blanca—. Hola, Gatubela albina — le sonrío al oír ese nombre mientras voy contactando nuestras narices, la dejo en el suelo y tomo a la última. De verdad que esta es pequeña—. Venus.

—Es realmente lindo —Liam me mira con un brillo especial en sus ojos—, no pudiste darme tiempo de decepcionarme.

—Gracias. —los cachorros jugaban entre sí, mordiendo a sus hermanos de forma fraternal.

Mr. and Mrs. Problems [MAMP #1]Where stories live. Discover now