Capítulo 14

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De esta forma continuaron mis días, acompañar a la Reina en el día, salir con Marie en las noches, que en lo personal era mi parte favorita del día, cada día sabía más de ella y de su historia, me sentía tan cómodo hablando con ella, conocer como fue su vida de pequeña y fuera del palacio, el como a pesar de que socialmente hablando venimos de distintas clases, teníamos bastantes cosas en común, el comer en familia, convivir con nuestras madres y ella que solía salir al mercado, yo casi no salía de casa, usualmente estaba en los palacios, el de mi familia, el de los Reyes y los de otras casas antiguas, en una de las noches que conversábamos, nos recostamos en el pasto, Marie estaba recostada sobre mi brazo - A lo mejor a ti te gustaría ir al mercado, hay muchas cosas, una vez lleve a Madeimoselle Madeleine, quería conocerlo y realmente llegó, encantada, compro algunos collares, listones y pulseras, realmente estaba espantada ¿sabes?- sentí su cabeza girar hacía mi, gire a verla -¿Por qué? ¿Tenías miedo de que la descubrieran en la calle y te castigaran? Madi no lo habría permitido, era capaz de aceptar golpes con tal de que no te lastimaran- Marie se apretó más contra mi brazo, coloco sus manos sobre él - Lo sé, es un ángel, y precisamente por eso tenía más miedo,  sabía que la Princesa habría hecho cualquier cosa para evitar que me lastimaran, no habría soportado vivir con ese peso en mi consciencia, de hecho ese día me compró un listón bordado con hilo de oro, lo tengo bien guardado, espero usarlo en una ocasión especial realmente- Sonreí con más ternura, acerqué mi rostro más al suyo, quedando nuestras narices juntas, le di un beso con delicadeza -Puedes usarlo en nuestra boda, es una ocasión especial- Marie rio y me abrazó por el cuello - Esta bien, lo usaré en nuestra boda- fue una noche muy bonita.

Habían pasado varias semanas, el día de la reunión con el séquito de la Reina salió perfectamente bien, lo recordaba. Me encontraba de pie a lado del sillón de la Reina, todas las damas llenaban la sala con sus esponjosos vestidos y los aromas de sus finos aceites, me sentía incómodo con tantos ojos sobre de mí, sabía que las señoras hablaban de mí, reían y me veían, se cubrían el rostro con el abanico cuando hablaban, cuando la Reina se sentó en el sofá, todas las damas guardaron  silencio, la Reina habló - Buen día señoras, agradezco que hayan venido a esta reunión, en unos momentos les traerán bocadillos y té- la Reina continuo dando su bienvenida, y mientras hablaba entraban las criadas con las bandejas de plata, que portaban los finos bocadillos, tazas y teteras llenas de humeante té, el cual aromatizo aún más la sala, las criadas continuaban sirviendo los alimentos a las invitadas, escuche unos suaves pasos detrás de mi, giré la cabeza a donde estos provenían y vi a mi prometida, el aliento se me fue al verla, lucia más hermosa que de costumbre, vestía un elegante vestido naranja con los puños, cuello y orillas de encaje blanco, un collar de oro y la mitad del cabello recogida en un moño, coronado por un listón del mismo color del vestido, las damas fijaron su atención en la recién llegada, viendo a Marie así, cualquiera pensaría que era hija de algún noble, Marie se quedó petrificada en la entrada, sin saber que hacer, ella era una criada, y vestida como noble, las señoras esperaban a que entrara, la tomaban por una de ellas, la Reina se percató de que había llegado -Marie, querida, entra por favor- ella hizo una reverencia antes de entrar, caminaba sin hacer ruido, como se le había enseñado, a un lado de la Reina había un sillón disponible, apartado especialmente para ella, tras unas señas de la Reina, Marie se sentó en él, frente a ella también había bocadillos y té, la Reina habló nuevamente - Anteriormente habíamos discutido sobre quienes de ustedes estaban interesadas en casar a sus hijas con Mousier Lucas- me señalo con su palma, las damas contestaron afirmando esto - Las cosas cambiaron, el Lucas Bellerose no es más candidato a comprometerse- las mujeres ahogaron un suspiro, lucían molestas, decepcionadas, desconcertadas - Mousier Bellerose esta prometido a esta doncella que nos acompaña el día de hoy- señalo a Marie quien se puso más roja que nada y bajo la mirada, una de las mujeres habló - Con todo el respeto que su Alteza merece, ¿entonces para que nos ha invitado al palacio si Mousier Bellerose no se casara con alguna de nuestras hijas? Mis hijas estaban muy emocionadas por la oportunidad de casarse con él- esta vez yo me sonroje, la Reina tomo un poco de té antes de hablar -Por que su prometida no es de una cuna noble como él o como nosotras, por eso quiero preguntarles si alguna de ustedes desearía darle su apellido a Marie y adoptarla como hija suya- el silencio reino en la sala, las mujeres se veían unas a otras, la misma mujer que habló antes, habló nuevamente -Alteza, ¿quiere que alguna de nosotras adopte a esa... plebeya y le demos todo como si fuera nuestra hija real? Disculpe, pero eso es demasiado- la Reina contestó fríamente -Duquesa, si a usted no le interesa puede retirarse de este salón- la mujer cerró las manos sobre su abanico  y bajo la cabeza, los rizos negros cayeron sobre su rostro, otra mujer, que vestía de color negro alzó su abanico, negro también -Yo majestad, nunca pude tener hijos y era lo que más deseaba, además necesito un heredero, yo adoptare a la joven- la mirada de Marie era de sorpresa, todos dirigimos la vista hacía la mujer, era idéntica a Marie, rubia y con los ojos claros, destilaba elegancia, la Reina sonrió complacida -Gracias Condesa Corday- la mujer inclino la cabeza -Se ve que es un jovencita con educación y elegancia natas, sería un error fatal que perdiera  un futuro prometedor solo por no provenir de familia noble-  la condesa sonrió de vuelta a la Reina, Marie tenía los ojos llenos de lágrimas, no podía creer su suerte. 

El rosal marchitoWhere stories live. Discover now