Capítulo 16

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Tras la adopción de Marie por la casa Corday, cada día Marie se volvía una joven más refinada, pero no por eso perdía la dulzura que la caracterizaba, los elegantes vestidos le iban como anillo al dedo, lucía deslumbrante en ellos, al día siguiente de la adopción tal cual como lo dijo la Condesa Corday, llegaron al palacio el sastre de la familia Corday con varios cofres cargados por sus ayudantes, la Reina y yo nos encontrábamos en la  sala de la Reina, donde Marie estaba arriba de una pequeña tarima, lucía nerviosa, el sastre hizo una profunda reverencia al llegar a la sala, la Reina solo respondió con un ligero movimiento de cabeza, los asistentes del sastre no dejaban de traer cofres, los abrieron y de ellos sacaron variedad de vestidos perfectamente doblados, además de maniquíes para las prendas, todos los asistentes trabajaban rápidamente, colocaban los maniquíes y sobre ellos los vestidos, traían de diversos colores, todos eran preciosos, de telas finas como sedas y terciopelos, encajes delicados y bordados con hilo de oro, el sastre habló viendo a Marie - ¡Que bien escondida la tenía su madre señorita Corday! ¡Es tan bella como su madre!- Marie se sonrojo y bajo la mirada, la Reina coloco la mano en el hombro de Marie -Sí, la condesa es muy reservada en cuanto a su hija, no quería que nadie supiera de ella, quería protegerla de todo, pero es momento de presentarla a sociedad y casarla, además de que necesita nuevos vestidos, por eso su madre lo mando- el sastre asintió con la cabeza - Sí su Alteza, he traído los mejores diseños que mi tienda para Madeimoselle Marie, ella tiene una figura perfecta de una dama de clase alta, no debe haber necesidad de hacer muchos ajustes para que queden perfectos, pero por favor Alteza, dígame que vestidos desea para Madeimoselle Marie- aún sonaba extraño que se refirieran a Marie de esa forma, él no dudaba que fuera la hija de la Condesa Corday, y así, la Reina comenzó a examinar los vestidos, pasaba uno en uno, mientras el sastre estaba con  mi prometida, tomando sus medidas, estaba completamente concentrado en eso, dictaba números a uno de sus ayudantes, quien anotaba todo lo que este decía, la Reina continuaba examinando todos los vestidos, tomaba las telas y las veía bien de cerca, aquellos que le gustaban los señalaba y un  criado tomaba el maniquí con el vestido y lo colocaba donde Marie y el sastre, llegaron las criadas de Marie, quienes ayudaron  a que se fuera probando los vestidos, conforme avanzaba la Reina entre los vestidos, la fila de maniquíes tras Marie se hacía más y más larga, era normal, Marie era una criada, no tenía ropa de este estilo, solo su uniforme de criada, ahora que era una noble, necesitaba ropa adecuada a su nuevo estatus social, la Reina escogía la mayoría de los vestidos, el sastre había hecho una gran venta con la familia Corday, los vestidos que la Reina había escogido eran de suma belleza y elegancia, de colores preciosos que irían de maravilla a Marie, rojos, ocres, verdes esmeralda, rosas, azul claro, crema, uno que en lo personal creía era de los más bellos, un vestido vino de terciopelo con encaje blanco en el pecho y puños, no conté los maniquíes pero echando una vista rápida podía decir que al menos eran 15 vestidos distintos, sería una larga tarde para Marie, el sastre auxiliado por las criadas y sus asistentes, realizaba los ajustes a cada vestido a medida que Marie se los ponía, y como bien lo había dicho, los detalles eran mínimos, no me había percatado, pero el sastre había traído su máquina de coser, tras indicar a uno de sus ayudantes los ajustes del vestido del momento, se lo retiraban a Marie y este pasaba al ayudante en la máquina, quien tras recibir las indicaciones del sastre, comenzaba a trabajar a toda velocidad, ese día la Reina y yo no salimos a tomar el té como todos los días, los criados nos llevaron la comida hasta la habitación y ahí tomamos nuestra merienda de la media tarde, de hecho, tomamos nuestro almuerzo en esa habitación, pero para esto, la Reina le pidió al sastre que permitiera a Marie que viniera a comer con nosotros, las criadas le colocaron nuevamente el vestido que se había puesto ese día y Marie bajo de la tarima para comer, se sentó en el tercer sillón que había en la sala, los criados habían traído todo, mesa, mantel, copas, cubiertos, servilletas, como si estuviéramos en el comedor, supuse que la Reina no quiso que abandonáramos la sala para ir al comedor para no perder tiempo, ya que el probarse todos los vestidos no era algo rápido, ese día la comida fue muy tranquila, sin Edna o Alexander, nadie arruino la calma de la sala, mientras nosotros comíamos, el sastre continuo trabajando, mientras un ayudante cosía, él colocaba alfileres en los demás vestidos, apenas llevaban probados la mitad de todos los vestidos, comimos en silencio, como todos los días, la diferencia era la máquina de coser y la gente del sastre, tras terminar la comida, Marie regresó a su tarea, la Reina y yo continuamos sentados en nuestros sillones -Marie tiene mucha suerte, parece una joven noble de verdad, no tendrá problema en adaptarse y ser bien recibida por la alta sociedad, antes de su boda organizare una gala en su honor, para que toda la nobleza la conozca, tu familia estará invitada Lucas- la Reina me sonrió maternalmente, antes de que pudiera contestar, llegó una de las criadas de Edna corriendo, que toco la puerta y poco después entro, tenía la cara pálida -Alteza, la princesa Edna esta enferma, debe venir a verla- La Reina se paró y yo tras ella, ¿Edna enferma? no podía ser eso posible, se veía más sana que nunca...

El rosal marchitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora