Capítulo 2

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Llegué al castillo horas después, con la noche bien entrada y mis hombres y caballos cansados de la fallida búsqueda, no sabía qué hacer, no traicionaría a mi hermana, pero tampoco podía permitir que mi familia y yo pagaramos por esto, al presentarnos frente al rey y su esposa, con el príncipe Alexander con puchero en el medio de ambos me recargue sobra mi rodilla y baje la mirada antes de hablar - Sus Majestades, lamento mucho informar que mis hombres y yo no hemos podido encontrar a mi hermana, la doncella Madeleine Bellerose, le ruego que por favor acepte mis disculpas por tal falta de eficiencia- los reyes no dijeron nada durante unos segundos, luego el rey por fin habló -Levantate- obedecí su orden - Ya que tú y tu familia han hecho que la familia real y sobre todo mi hijo, el príncipe y tu futuro rey en la noche de bodas, toda la familia Bellerose quedará destituida de sus propiedades, títulos y condición, además de la muerte de los sirvientes que atendieron en algún momento a Madeleine- ante la sentencia del rey pude escuchar como mis hermanas que se encontraban tras mío junto con mis padres se escondían tras las faldas de mi madre, intentaba pensar una solución para esto, pero todo era en vano, hasta que mi madre hablo -Su alteza, si usted me lo permite, con todo el honor del mundo le daré a mi hija mayor después de Madeleine para que tome el lugar de su hermana, podremos decir que se encontraba reposando en su habitación ya que el vino la ha mareado- la propuesta de mi madre provocó que me hirviera la sangre, voltee a verla, su expresión estaba llena de súplica, Edna, quién ahora era la mayor del clan Bellerose palideció, todas mis hermanas poseían una educación excelente y altamente estricta, esto con el fin de poder venderlas a un mejor postor cuando estás se convirtieran en señoritas listas para ser madres, pero Madeleine, mi hermosa Madeleine era especial, aunque es la tercera de la línea y segunda de la línea femenina, en cuanto los reyes supieron de su nacimiento y la observaron, determinaron que ella se casaría con el príncipe Alexander, mi padre había ofrecido a Manon, la mayor de la familia y en ese entonces con dos años de vida, era una pequeña niña sumamente pálida y débil, con mirada temerosa y postura incorrecta, los reyes habían declinado la opción de que ella fuera la esposa de su hijo, Manon recuerda como los reyes la rechazaron por su hermana menor, quien siempre fue más bella además de que dijeron que querían alguien de la edad de su hijo o más joven para que pudiera cuidar de él y ser tan hermosa como él, y desde entonces, la educación de Madeleine se hizo mucho más rigurosa que la que recibían las demás, a ella se le enseñaron más idiomas, diplomacia, relaciones, obediencia y sumisión, estaba siendo educada para ser una reina, no para ser una duquesa o una condesa, ella había sido escogida para ser el orgullo de la familia, a Madeleine le encantaba la idea de convertirse en una princesa, mi madre siempre le decía eso, y como cualquier niña inocente y pura, tenía una hermosa concepción de lo que eso sería, pero conforme fue creciendo dejaron de decirle las cosas y a exigirle cada vez más cosas, cuando se enteró que realmente sería una princesa, la expresión de su rostro se tornó alegre pero no como cuando era pequeña, nada comparado, ahora la alegría era fingida, pero siempre intentando cumplir al pie de la letra los protocolos, eso era una de las muchas cosas que admiraba de mi hermanita, y el ver ahora el rostro aterrorizado de Edna que ahora era la hija mayor al enterarse que probablemente sería la esposa del rey, empezaron a temblarle las piernas, el príncipe la miro de arriba a abajo, analizando a su posible esposa, Edna es físicamente igual a Madeleine, pero ella siempre fue más bonita y agraciada, la reina no ocultó su rechazo hacia mi hermana, y no demasiado convencida acepto -Traigan a una criada para que se lleve a esta niña a arreglar- la reina vio a mi hermana a los ojos -Tu hermana tenía mejor cuerpo que tú, era mejor para tener hijos y era más bella, tenemos que hacer que engordes y más te vale que seas lo suficientemente fuerte para darle un heredero a mi hijo- sentí el enorme impulso de abofetear a aquella arpía, Edna volteó a verme temblando y llorando, no podía hacer nada, un movimiento en falso y estaríamos todos muertos, tomé la cara de mi hermana - Tranquila, todo estará bien, soy un futuro guardia real, te cuidare siempre- Edna no pudo responder, pues en ese momento llego una criada corriendo -Alteza, hemos encontrado el vestido de novia de la princesa Madeleine, está en perfecto estado- nuevamente la reina observó a Edna -Vayan a arreglarla, y rápido,necesitamos mostrarla a nuestros invitados y callar el rumor de que Madeleine huyó, lástima, era buena chica, apartir de ahora serás Madeleine Bellerose, no más tu nombre, eres Madeleine- acto seguido se fue, se detuvo un momento, señaló con grado despectivo a mi hermana y añadió -Traigan mañana a primera hora a la costurera real, para que ajuste los vestidos que se confeccionaron para Madeleine, a esta niña no le quedarán bien, luego se fue y enseguida las criadas se llevaron con delicadeza a mi llorosa hermana, mi madre se giró con elegancia hacia sus criadas que eternamente la seguían cuando salíamos -Vayan con Madame Jade y expliquenle la situación, pidan que venga mañana para educar a Edna, y díganle que pagaremos el triple costo de la última vez con la condición de que la niña está lista en menos de un mes, vayan, ya- las doncellas se reverenciaron y se fueron, Gisele y Diane lloraban pero intentaban mantener la postura, aunque estaban ligeramente ocultas en las faldas de mi madre, acarició con una mano a cada una y se fue con ambas niñas abrazadas a su pequeña cintura, ví su mirada, era de dolor y sentido de responsabilidad, pero siempre manteniendo una postura correcta, mi padre se acercó a mí, y pude ver que en su barba perfectamente recortada se podían observar canas -Lucas, cuida a Edna y ayudala, va a necesitarte- asentí con la cabeza, me dió unas palmadas en el hombro y se fue, no podía hacer otra cosa que ir a la mesa donde estaban los novios.

Tras un rato, Edna apareció vestida con el atuendo de Madeleine, tenía los ojos hinchados, y si, no llenaba el vestido como Madi,se sentó a lado de su marido, el rey se levantó y sonrió a sus invitados diciendo -Mis estimados señores, nuestra hermosa princesa está aquí de nuevo, se encontraba descansando en su habitación, el vino tuvo un efecto negativo en ella, como a  cualquier doncella de noble cuna, les ofrezco mis más sinceras disculpas, y les pido que continuemos con esta maravillosa celebración, nadie se percató de que Edna había desaparecido y de que ahora la "princesa" tenía la mirada gacha y una postura incorrecta, una actitud insegura, algo que jamás se vería en Madeleine, siempre segura, siempre hermosa y siempre perfecta.

El rosal marchitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora