17. No planeado, si deseado

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Néstor

Retroceder al pasado es abrir viejas heridas porque los recuerdos te lastiman dependiendo de cuán significativos sean.

Viví torturado por mis memorias gran parte de mi existencia, error tras error cometía, creyendo que la única forma de aliviar la pena era alejarme de lo que me causó daño. Me alejé de mis padres cuando me di cuenta que nunca me verían como su orgullo sino como su obligación, me divorcié de mi esposa porque se casaba conmigo por apariencias, no por amor. Y me distancié también de un gran amor porque creí que era lo mejor para mi hijo.

Cuando conocí a Margaret ella era una adolescente, aún estudiaba en la preparatoria, en su último año, todo eso lo supe después porque antes de saber cuál era su vida, me pintó la idea de que era una universitaria.

Era muy madura para su edad, tanto física como intelectualmente, iba a la universidad porque hacía un voluntariado, no porque estudiaba allí como según me dijo. No sé por qué me mintió, pensando que lo hizo porque quería experimentar cómo era ese ambiente, conocer chicos, cosas que en esa etapa de la vida son más liberales, sin preocupaciones ni juzgamientos.

La vi en una fiesta de la fraternidad de la que Víctor y yo hacíamos parte. En ese entonces la conocí por medio de mi examigo, ya que él la pretendía, hasta ya habían intimado según alardes suyos y confirmaciones de parte de ella. Mientras, yo la trataba igual que todas las demás, sin ser confiado pero tampoco cerrado a un diálogo.

Me contó de sus sueños y aspiraciones, de que según estudiaba licenciatura en letras, que era amante de los libros. Hablar con ella era estimulante, no había que llenar el silencio ni tratar de sacar tema de conversación porque el diálogo fluía. Su apariencia era descuidada, gustaba de ropas holgadas, camisas estampadas con logos de bandas de rock, jeans ajustados. Su cabello rubio tintado de colores extraños. Era abierta, espontanea, amigable, a nadie le caía mal, con todos se hablaba. Era de esas chicas que les gustaba experimentar, de vivir el momento, de no negarse a nada.

Con el paso de los encuentros me enamoré de ella, pero nunca fui más allá porque era novia de mi amigo. Y así, en esa mentira viví, creyendo que hablaba con una universitaria hasta que me gradué y no la vi más.

Pasaron los años y un día la volví a ver, en un café, trabajando como mesera.

En aquella época mi vida era un caos, no quería casarme, pero lo haría porque no quería dañar las ilusiones de una mujer que pensé, era el amor de mi vida, que luego me mostró su lado más hostil, siendo controladora en el momento justo en que pedí su mano. Mi familia fue la gota que rebasó el vaso porque alegaban que debía casarme para madurar.

Entre todas esas cosas, reencontrarme con esa mujer fue un escape, por eso cuando me tomé un café con ella y reviví los diálogos que teníamos, su modo de expresarse, su sonrisa y ocurrencias, despertaron el amor que alguna vez le tuve. Así que, mientras arreglaba los preparativos de mi boda, iba con Margaret a su apartamento y hacíamos el amor.

De eso, como era obvio, se dio un embarazo no deseado que por un momento lo tomé como la respuesta a todos mis problemas. Cuando me enteré mi mente ató cabos, encontrándolo como el motivo perfecto para huir de la vida que no quería. Sin embargo, no todo se da como se planea.

Margaret antes tomó la decisión, de que no podría mantener al bebé, mucho menos conmigo que apenas tenía un empleo estable que me brindaba apenas para pagar la renta y los servicios del apartamento donde vivía. Con esa noticia también se dio que Erin se enterara, tiempo después cuando con Mag acordamos que tuviera al bebé y luego pensáramos en qué haríamos.

Fue un día antes de la boda. Sin darme cuenta me siguió y se dio cuenta de mis visitas clandestinas a Margaret a la cafetería. Como no quería acabar con los planes de boda ni quedar en ridículo con su círculo de amigos, nos propuso a ambos que se haría pasar como madre del bebé, que a cambio sólo pedía que Margaret desapareciera de nuestras vidas.

He aquí una pequeña cuestión [Secuela] ©Kde žijí příběhy. Začni objevovat