Epílogo [Prt. II]

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Torrance

Con el nacimiento de Junior descubrí que un bebé en la familia indicada puede ser el mejor regalo. Supe que Janeth tiene una fascinación grande con los niños, pese a recalcar que no quiere ser madre porque siente que no dará la talla. Que Spencer, aunque se niegue a relacionarse con mi hijo, se transforma cuando lo tiene cerca, buscando cualquier excusa para cargarlo. Que Meredic, ese hermano que vino de imprevisto, pareciera que hubiese olvidado cualquier ofensa del pasado, ofreciéndose a cuidarlo. Que Francesca no deja de tomarle fotos para perdurar los mejores momentos y que mi padre, pareciera que cada que lo tiene quisiera que el tiempo corriera lento para que no se lo quite, muchas veces entrando en discusiones tontas con él porque según, le robo tiempo a su lado. Y no menciono a mi hermanita; ama a su sobrino, tanto que no para de enseñarle a jugar con sus muñecas, pese a que es muy pequeño para ello.

Han pasado tres meses desde su nacimiento, los cuales me asustan por lo rápido que transcurrieron, a su vez que me resultaron eternos por lo demandante que es cuidar de un bebé tan pequeño. Adaptarte a sus horarios, adivinar qué es lo que quiere cuando llora, son cosas que con el pasar de las semanas se hicieron rutina, creyendo que el trabajo de oficina en la firma fue algo lejano. Por esa razón entré en una especie de depresión, porque pensaba que debía resignarme a la labor de ser madre a tiempo completo. Era un pensamiento demasiado derrotista al que no quería llegar, pero pasó.

Desde que estamos en la hacienda me ocupé en otras cosas para que nadie notara mi estado de ánimo. No quería aceptarlo, pero con la conversación que tuve hace contados minutos con Ethan, saqué algo de lo que me agobia. Mi preocupación más grande es que por la llegada de Junior dejemos atrás tantos de los planes que teníamos trazados, que paremos de querernos por el estrés de las obligaciones, porque pasa, que cuando adquieres más responsabilidades ignoras a tu pareja o lo que querías hacer, aplazándolo hasta olvidarlo. No deseo que eso me pase y aunque la solución que ofrece Ethan es viable, siento que no cumpliré las expectativas de ambos, que en algún momento voy a fallar, bien sea en el cuidado de mi hijo o en realizar el trabajo que me apasiona.

Procuro ignorar esos pensamientos mientras me acomodo en mi asiento, aun con la duda rondando sobre lo que querrá decirnos Víctor; tal vez de lo que hablamos un mes atrás, de que Ethan me propuso matrimonio y que estaba dispuesto a ayudarnos con los gastos de la boda, algo que solo me lo confirmó a mí.

Distraída, con un ademán le pido a Janeth que coloque la carriola de Junior junto a mí, por lo que con un asentimiento de cabeza la ubica a mi lado. Con un ademán de la mano se despide, mientras, reviso cómo está mi bebé. Sonrío al notarlo balbuceando, encantándome sobremanera su naricita tan pequeña y la manera en que empuña sus manitas.

Me saca de mi admiración la presencia de mi padre, quien, inesperado como lo es en él, se para atrás de la carriola; la arrastra hacia él y con cuidado toma a mi bebé en brazos, sonriendo de media boca al tenerlo. La imagen me abstrae, más que nada por cómo lo sostiene, con sumo cuidado, a su vez el cómo lo mira, con ojos emotivos, cual fanático que admira a su ídolo. Precavido, abarca con una mano su cabecita y su cuerpecito se tiende en comodidad sobre su largo brazo. Me cuesta acostumbrarme a ser testigo del buen trato que le da a mi bebé, a su nieto, como si fuese un regalo que toda la vida esperó.

—La madre de Dominic me citó en un restaurante cerca de la universidad —habla de repente, sin apartar la mirada de Junior quien, con la mejilla apoyada en su pecho, parpadea varias veces, queriendo conciliar el sueño. Pronto repara en mí, con ojos fijos, después en Ethan quien está a mi lado e igual se mantuvo ido, apreciando cómo acoge a nuestro hijo—, no quería verla porque pensaba que había hecho... ya saben —aclara, elevando un poco las cejas, dando énfasis a aquello que no quiere pronunciar.

He aquí una pequeña cuestión [Secuela] ©حيث تعيش القصص. اكتشف الآن