Acto 11

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Félix bajó con dificultad el escenario, pues todavía veía borroso por la acción de X.O.R. Al bajar, Osmar se le arrimó corriendo. -¡Félix! ¿Estás bien?-. El peli-rosado asintió. -¡No puedo creer que X.O.R te perdonara! A la última persona que perdonó la dejo ciega pero a ti... ¡A tí te dejó intacto!-. Agregó el peli-morado. Fede le hizo señas de que dejara de hablar. -Necesito descansar...-. Suspiró Félix, casi con fuerzas. Osmar asintió, dando a entender que comprendía la situación. -Lo mereces, tuviste demasiado en tu primer día...-. Félix asintió como respuesta. Fede sostuvo de un brazo al menor, quién se veía todavía más demacrado, mientras le hizo señas al peli-morado. -¿Recuerdas su número de habitación?-. Le preguntó Osmar a Fede. Este le respondió asintiendo. -Vale, descansa Félix, cualquier cosa estaré con Jackson-. Explicó, mientras se despedían ambos chicos.

Los pasillos le parecían eternos al peli-rosado, quién cambiaba a tropezones con ayuda del albino. El ver los grandes números de las habitaciones repetirse a cada rato era mareante. Estaba tan cansado que ni siquiera recordaba cuál era su habitación, o en donde se localizaba. -Fede, no hace falta que me lleves así...-. El mayor no respondió. -"¿Para qué pregunto si siempre hace lo que le da la gana?"-. Se cuestionó Félix. A lo lejos, ambos chicos divisaron a alguien corriendo en la dirección opuesta; era Puppet. -"¡Permiso! ¡Voy algo tarde!-. Exclamó, para luego desaparecer en medio de la oscuridad. -¿Sólo sabe correr o me lo parece a mí?-. Preguntó el menor. Fede le contestó con una pequeña risita silenciosa. Finalmente llegaron a la tan esperada habitación. Perfectamente habrían pasado 20 minutos desde que salieron de la zona del show hasta llegar a ella. -Estoy reventado...-. Suspiró Félix, a lo que Fede, de una manera cautelosa, le dió un pequeño beso en una de las mejillas del contrario, causándole un notorio sonrojo. -Oh... N-no me lo esperaba...-. El mayor no dijo nada, sólo se digno a abrir la puerta para que pasaran. -Fede... ¿Puedo preguntarte algo?-. Exclamó Félix, con cierta vergüenza. El albino asintió, mientras soltaba a Félix para que se pudiera mover por su cuenta. -¿Qué somos?-. Soltó, mientras colocaba sus manos sobre la mesa para reposar. Fede se quedó quieto, mirando directamente hacia el colchón al que Félix llamaba cama. Se veía pensativo, dudoso e incluso confuso. Hasta se dignó y escribió.

"¿Que quieres que seamos?"

Félix no respondió, sólo se quedó viendo su diario con la mirada casi perdida. ¿Realmente estaba dispuesto a tener una relación con alguien como él? Con un... ¿Caníbal? ¿Un secuestrador? ¿Un psicópata?. Finalmente se movió, acercándose lentamente al contrario hasta acorralarlo contra la pared.

Ambos chicos se miraron por lo que parecía una eternidad, hasta que el menor se armó de valor y comenzó a besarlo

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Ambos chicos se miraron por lo que parecía una eternidad, hasta que el menor se armó de valor y comenzó a besarlo. El contrario no lo dudó, y terminó correspondiendo cada uno de los besos que el peli-rosado le daba. Ambos disfrutaban del momento, por mucho que quisieran ocultarlo. Lo que comenzó como pequeñas y suaves caricias de ambos labios terminó convirtiéndose poco a poco en algo más fuerte, más apasionante... Más lujurioso... Cada contacto que hacían se volvía más intenso, hasta que Félix comenzó a bajar hacia la manzana del albino, quien cerró los ojos al instante de sentir los húmedos labios del contrario recorrer su cuello. Para Fede era la primera vez que sentía todas estas cosas, estaba confundido, se sentía un poco fuera de lugar, pero aún así le agradaba la sensación que le provocaba, puesto a que nadie hacia esas cosas en el local. O al menos nadie lo hacía públicamente. El mayor colocó sus manos en la extensa melena rosada del contrario, buscando una presión mayor a la ya dada por el otro. Félix captó el mensaje, y sin dudarlo, aplicó más presión al cuello del albino, provocándole un sonrojo realmente notable. No tardó en comenzar a dejarle ciertas marcas por todo su cuello. Cada una de ellas era correspondida por un leve balbuceo provocado por Fede. Los brazos del mismo bajaron hacia los hombros del peli-rosado, colocándose en una posición cómoda. A todo esto, Félix cambio de posición una de las manos que tenía en la pared, para ir quitando lentamente el gran moño negro que traía el mayor alrededor de su cuello. El pulso de ambos comenzó a acelerarse, al mismo tiempo que el mayor comenzaba a jalar del traje del contrario, sin saber muy bien que hacía. Félix empezaba a impacientarse, y en respuesta a esto, tiraba de una manera más agresiva el traje del albino, sin parar de marcarle con cada beso que le dejaba. Por momentos, podía sentir las uñas de Fede clavadas con fuerza en su espalda, y gracias a esto, podía identificar los puntos débiles del mayor, quien intentaba ocultar su rostro girando la mirada. -¿Primera vez?~-. Le susurró el peli-rosado al albino, quien no se limitó en contestar. Félix soltó una pequeña carcajada, puesto a que sabía lo que significaba.

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