Acto 15

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-Por quinta vez Osmar... ¡Los animales del Bosque no nos pueden guiar!-. Reprochó Félix. -Si sabes escuchar, el bosque te dará las respuestas-. Añadió Riley, imitando la voz de una loca. -¿A quién le copiaste eso?-. Refunfuñó Félix. -Déjenlo ya, tenemos que concentrarnos en el camino-. Comentó Osmar mientras sacaba las bayas que había recolectado junto a Fede. -Esto es lo único que tenemos para comer, más te vale no tragártelo todo chiquitín-. Agregó Osmar, dándole algunas a todos los integrantes. El albino colocó una mueca de molestia al escuchar esa última palabra saliendo de la boca del peli-morado. -¡Oye! Sólo yo lo puedo llamar enano-. Dijo Félix entre risas. Ambos rieron mientras Fede miraba a otro lado con cierta vergüenza. El peli-rosado observó las bayas antes de comerlas, y fue ahí donde se percató de que estas mismas no eran comestibles. -Un momento... ¡Estas bayas son bayas de hidria!-. Chilló, arrimándose automáticamente al albino para quitárselas.

 Chilló, arrimándose automáticamente al albino para quitárselas

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-¡Estas bayas son venenosas! ¿Nunca dieron biología?-. Refunfuñó. Fede comenzó a gruñirle a Félix, puesto a que este no había comido desde anoche y estaba hambriento. -No me gruñas, lo hago por tu bien-. Agregó, mientras tomaba carrerilla y lanzaba las bayas lo más lejos que pudo. -Eso también va por mis zapatos...- Finalizó el peli-rosado con una cara de orgullo. El mayor frunció el ceño y le pegó un pisotón al menor, causándole un chillido ahogado. -¡Encima que te ayudo!-. Refunfuñó. Fede se alejó del contrario para quedarse junto a Riley, quien también lanzó las bayas al verlo arrimarse. -Lo siento Fede, pero si realmente son venenosas no quiero que corras el riesgo...-. Comentó. Al ver todo esto, Osmar sólo se dispuso a guardar las bayas en vez de tirarlas por los aires. -Estoy seguro de que a Fardax le encantarán-. Susurró el peli-morado. A todo esto, el albino comenzó a armar una rabieta, pateando las ramas que se hallaban en el suelo y chillando con sonidos ahogados inentendibles. -Déjalo, ya se le pasará-. Le susurró Riley a Félix antes de que este se le acercara más. Los cuatro continuaron con su camino mientras el albino seguía pateando cosas y refunfuñando sin parar. -A veces me cuesta pensar que tenga veinte años...-. Suspiró Osmar, viendo cómo el mayor seguía con su rabieta a pesar de haber estado así por diez minutos. -¿¡T-Tiene veinte años?!-. Gritó Félix, mostrando un asombro descomunal. Su amigo asintió, mientras se agarraba del estómago. -Aun que no lo culpo... Realmente hace hambre...-. Añadió, algo desilusionado. Félix suspiró. -Tal vez podamos encontrar algo más adelante...- Le respondió al peli-morado, causando que este asintiera.

Osmar comenzó a hurgar dentro de la maleta, buscando a ver si Fede había dejado lo mínimo, pero fue en vano. Lo único que logró sacar fue la hoja en donde Fede había metido los alimentos. -Esto es todo lo que queda, una puta hoja de papel... ¡Maldita sea Federico!-. Le gritó Osmar con cierta molestia. El contrario sólo le respondió escupiéndole con la lengua. En respuesta, Osmar le gruñó. -Dejen ya de pelear, ¡Tenemos asuntos más importantes que esto!-. Reclamó Riley, frunciendo el ceño en el proceso. -¿Como encontrar algo para comer?-. Argumentó Osmar. -Pues mira, tal vez si eh-. Agregó la peli-roja. -¡Estén tranquilos carajo!-. Gritó Félix, arrimando al albino a él y frunciéndole el ceño a Riley para que dejaran de pelear.

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