Q U I N C E✨🌻

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Klainy.

Dubitativa muerdo mis uñas, mi pie no deja de moverse y uno de mis ojos se cierra en algunos instantes, formando aquel tick que me caracteriza.

No debí decírselo.

Aún estoy enferma, no de cama, pero algunos dolores se mantienen. 

He dejado mil mensajes al buzón de Klaus y hasta me he gastado el saldo llamándolo. Nada, es como si la tierra se lo hubiera tragado.

Anoche tuve el desliz de contarle a Heyde sobre el porqué había decidido poner tierra entre el traicionero y yo. Fue un momento de debilidad, donde la endorfina tomo riendas de mis sentidos y sentí que debía contárselo.

Algo que sólo había sido capaz de contar en terapia.

Heyde no reaccionó de la mejor manera, yo no recuerdo haberla visto así, jamás. A ese nivel de cólera en que su rostro se puso rojo, sus ojos se envolvieron en llamas y su mandíbula se tensó de tal manera que temí que la partiera en dos.

Tengo terror de lo que pueda hacerle a Klaus. Es decir, podría terminar por hundir su imagen a ojos de los demás, ¿quién confiará en él para que diseñe sus vestidos y demás? maldición... esto me está matando.

Mi última opción es llamarlo por WhatsApp.

Escucho la bocina repicar y mientras muerdo el interior de mis mejillas.

—¿Mm, Klai? —pregunta Klaus con duda en la voz.

Un suspiro escapa de mis labios, mis músculos se relajan y mi mano va por instinto a mi pecho para darle el aviso de que puede serenarse.

—Klaus... no sabes lo que preocupada que he estado —las palabras apenas salen de mis labios, pues un nudo se ha posicionado en mi garganta y lágrimas me nublan la visión.

Klaus carraspea la garganta.

—Me imagino... Heyde vino a hablar conmigo —comenta casi en un murmullo—, más bien me gritó y pegó... lo bueno es que ha estado mejor que lo que me imaginé que sería.

—¿Pero tú estás bien? —indago al morder mis uñas.

—Te amo, hermanita.

Sonrío, casi por inercia.

—Yo también... aunque seas un maldito.

—Klai, ¿me sigues odiando? —cuestiona y puedo imaginarme su rostro.

He pasado noches sin dormir con una pregunta.

—Hey, Klaus, necesito que respondas algo... con sinceridad, por favor.

—Responderé, pero luego tú tendrás que hacerlo.

Asiento, aunque no pueda verme.

—¿Además de mí, eres responsable de las otras personas... hasta esa chica que tuvo una sobredosis? —pregunto con los ojos cerrados y conteniendo la respiración, casi como sí me negara a ver la verdad.

—No. De ser así, yo estaría muerto por deber tanto dinero —bromea entre una carcajada seca, sin gracia—, según lo que sé, el resto fue una venganza... ¿ajuste de cuentas? no lo sé.

Me quedo sin aliento.

—Dios, Klaus... es un alivio tipo, no sabes cómo me he preocupado...

—Shh y ahora responde, ¿me odias?

Ruedo los ojos y bufo.

—Jamás podría odiarte, aunque seas el culpable de lo que me ha pasado, por más que quiera, no podría odiarte —susurro con una media sonrisa.

Escucho un ruido, se ha puesto de pie.

—¿Puedo ir a hablar contigo?

—No preguntes y ven.

°•^•^•°•

Una cosa es perdonar y otra es restaurar la confianza, quiero decir que, aunque lo haya perdonado, las cosas no serán iguales, hasta que ambos sanemos.

Lo que ha hecho, sólo ha servido para que me dé cuenta de algo. Klaus está mal. Necesita ir a terapia, lo más rápido posible.

Elowisa pasa a mi habitación, está sudada y con su conjunto para hacer ejercicio.

—Klaus está en la sala, ¿lo dejo pasar? —pregunta al apoyarse en la manubrio de la puerta.

—Si, déjalo.

Elowisa entorna los ojos y escudriña mi rostro en busca del tick, a ver si debe preocuparse, pero al ver que he estoy medianamente tranquila, sale con un silbido.

Me acerco a la mesita de noche, para darle un trago al vaso con agua.

La puerta vuelve a abrirse, Klaus asoma su rostro. Está pálido, sus ojos tienen grandes bolsas debajo y sus labios rojos de tanto morderse, lo noto más delgado que de costumbre.

—Klai... —me llama en una pequeña llamarada de voz.

Doy palmadas a mi lado, para que tome asiento.

—¿Tienes hambre? —pregunto y él asiente. Sabe que de decir que no, igual lo obligare a que dé bocado.

Al llegar hasta mí, abre la boca y recibe el sándwich que depósito dentro de su boca.

—Pensé que moriría sin recibir tu perdón —afirma con la boca llena.

—No te he perdonado del todo.

Klaus baja la mirada.

—Ya sé que tengo que ir con un especialista que mis tomas de decisiones no fueron las mejores. No debes recordarlo.

—Una cosa es saber y otra hacerlo —señalo al beber lo que queda de agua—, puedes ir con mi psicóloga y luego ver si necesitas ir al psiquiatra.

Klaus abre por completo los ojos.

—¡¿Psiquiatría?! —cuestiona con pavor—, ¿Eso no es para las personas que perdieron la cabeza?

Niego al frotar mis ojos.

—No necesariamente —bostezo al recostarme en su hombro—, no hay nada de lo que asustarse mientras más abierta tengas la mente, más podrás mejorar.

Klaus no dice nada, parece igual de agotado que yo. Sus ojos se cierran y su pecho empieza a bajar con lentitud. Ha caído en un profundo sueño.

Mi hermanito, la persona que cuidé hasta no poder más, esa persona rebelde que siempre me hizo sacar canas verdes... la persona que arruinó mi vida.

Se debe estar sintiendo tan culpable, sus ojos me lo dicen, veo el dolor en cómo se reprime su pecho. No puedo evitar sientirme compasiva ante él.

Supongo que es un gran paso, decidir cambiar por cuenta propia.

Entre Marzo Y Agosto✨ [TERMINADA]Where stories live. Discover now