D I E C I S I E T E✨😽

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Heyde.

La casa de Klainy era aterradora, me helaba las orejas y me causaba escalofríos, me recordaba a esos días en que Dylan me traía para jugar con su kit de magia y luego terminamos por jugar en su piscina. Siempre me dio mala espina sus esquinas oscuras, ese piso crujiente y las  puertas rechinantes. Era como estar en una película de terror y yo odio ese género en particular.

Siempre me dio curiosidad como ellos podían ser tan felices en un lugar tan espeluznante.

A pesar de todo, estaba ahí, sentada en su cama perfectamente ordenada y con los gatos siameses jugando con mis trenzas. Las ventanas estaban abiertas y la señora Mikaela ponía inciensos y algunos detallitos florales.

Mis padres, los de Elowisa y... los de Miguel y Daniela, irían a cenar.

Asimismo estaba evocando las mejores vibras para ver a la cara a Klaus. No es que lo odiara, sin embargo, era una piedra difícil de tragar.

Klainy estaba jugando con su pequeño lagarto que para mí gusto era el ser más horripilante que había visto en mi vida, pero nunca lo diría en voz alta.

—Mandy está más regordeta de lo que recuerdo —comentó con una sonrisa enternecida—, quizás sea porque mamá la alimenta cada que le pone ojitos.

—Todos tenemos una debilidad —dije al levantar uno de los gatos y recortarlo en mis piernas.

—Mi cosita, como extrañé a Mandy, mírala tan pequeña y cuchi —dijo al acercarse y dejarla sobre la cama.

Tragué en seco y el gato bajo con un grito al sentir que lo estaba abrazando muy fuerte.

Aguanté el impulso de levantarme, sólo porque se me hacía descortés. El lagarto se acercó a mi espalda y los ojos se me abrieron como platos, empecé a sentir fría las orejas y se me formó un nudo en el estómago.

—¡Ay que cosita! —exclamé cuando subió a mis muslos.

Klainy se sentó a mi lado, tenía las manos en los gatos y una sonrisa de burla.

Ella estaba enterada del repelús que me causaba esa clase de animal desde que una lagartija me persiguió por descubrir su nido de huevos en un arenero.

—Deberías acariciarla —tentó sin mirar.

Una sonrisa plástica se apoderó de mí expresión, intenté ocultar el temblor en mis manos que se veía como el de una lavadora rentada. Aguanté la respiración y rocé con mis dedos su extraña piel y una sensación invadió mi ser, provocando que por la  espalda me pasara un rayo y una arcada atravesara mi garganta, dejando así mis ojos llorosos.

—¡Ay, la amas tanto que vas a llorar! —chilló con las manos entrelazadas.

Respiré profundo y con delicadeza tomé al animal entre mis palmas, para luego depositarlo en sus piernas como si de la piedra más importante se tratara.

No amaba al animal, era un hecho, sin embargo, tampoco iba a tratarla como una escoria. Después de todo se merecía mi respeto por el sólo hecho de estar vivo.

Ella lo levantó y empezó a decirle cosas empalagosas con un tono chillón, no podía reclamarle, pues yo era igual con la cielita y el vido, mis perritos.

—¿Te acuerdas ese día en que...? —vaciló con la mirada gacha—, ese día que empezaste a salir con Santiago —dijo al poner a Mandy en su pecho como si de un bebé se tratase.

Me dejé caer en la cama.

—¿Cómo olvidarlo? Tus palabras fueron difíciles de borrar.

Klainy se levantó para dejar al animal en su lugar. Asimismo volvió a la cama y se acostó boca arriba. Su cabello a sus costados, su camisa de tirantes dejaba ver sus clavículas y ombligo. Puso la manos sobre su estómago y las entrelazó.

Entre Marzo Y Agosto✨ [TERMINADA]Where stories live. Discover now