Capítulo 25

23 6 5
                                    

Cuando llegamos a su casa después de un corto trayecto en bus interurbano, me indica que vaya subiendo a su habitación mientras ella prepara algo para tomar. Sin llevarle la contraria, accedo y subo lentamente las escaleras. Pero no lo hago más rápido únicamente por el cansancio que cargo sobre mis hombros, o eso es de lo que me intento convencer; quiero pensar que no es porque he vuelto a la casa de los Valentine y me estoy intentando impregnar de su esencia una vez más. Tiene que serlo. No puede haber otra opción.

Al llegar al pequeño pasillo que lleva a cuatro habitaciones, miro directa y fijamente a la que correspondía a la gemela desaparecida. Para mi sorpresa, la puerta —de la que todavía cuelga un cartel con su nombre en diferentes tonos de rosa y con purpurina— está abierta y me deja ver un cuarto impoluto, perfectamente ordenado y manteniendo la misma gama de colores. Es tan ella que parece que todavía sigue estando aquí, en esta misma casa, habitando como la diva que solía ser la sala que tengo frente a mí.

Sin embargo, la de Patty es, si nada ha cambiado, prácticamente lo contrario con respecto al mobiliario. Aunque ahora lo único que alcanzo a ver es un cartel de prohibido el paso a la altura de los ojos. Y es que, si sigue igual, lo cual ya comienzo a dudar, debería de ser casi todo blanco, a excepción de los lomos de los libros que pueblan las diferentes estanterías que abundan en ella. Además, si la memoria no me falla, todo estaría colocado de forma rigurosa y dependiendo de sus preferencias, como por título o fecha. O esas son mis suposiciones de acuerdo con el pasado.

—Por si te lo preguntas —comenta a mis espaldas, causando que un escalofrío me recorra todo el cuerpo—, el impedimento es solo para aquellos a los que no he invitado a entrar. Y, por si todavía no te has dado cuenta, que es lo que parece, tú no estás dentro de ese multitudinario grupo. Así que entra ya de una vez, Selene, por el amor de Dios.

Me mantengo quieta, en el sitio, a la espera de que algo suceda. Pero lo único que pasa es ella delante de mí, con las manos vacías y los ojos en blanco, desesperada ante lo que aparentar ser pasividad. Pero no lo es; es, simplemente sorpresa e inquietud. Después, bromeando, comenta que puedo pasar, que tiene bastante bien entrenada a su mascota invisible y que no me va a morder ni nada por el estilo. Pero ni siquiera sonrío; simplemente obedezco ante su ironía y me adentro en esa sala que, nada más verla, me hace pensar que me he equivocado de lugar.

Mentiría si dijera que esto sigue idéntico a mis recuerdos, que no ha cambiado en nada. Mentiría, porque parece haber sufrido una remodelación, como la persona que mayormente la habita. Aunque, más bien, quizá lo que haya padecido sea un deterioro, abandono y descuido inexplicables. Porque tiene el escritorio repleto de papeles, la cama deshecha, libros por el suelo, el papel de las paredes pintado y, el de detrás de la cama, hasta arrancado...; está irreconocible.

Por mi cara, Patty parece entender lo que estoy pensando, y supongo que no será muy difícil hacerse una idea de lo que se le cruzaría por la cabeza a cualquiera que viera este caos, sobre todo a quien lo haya visto en su estado original. Pero a ella parece no importarle y, tras cogerme del brazo para ponerme casi en el centro de la sala, susurra:

—Aunque no lo creas, me entiendo mejor en este desastre que en la escrupulosidad de antro de antes. Y, por una vez en estos días, no hay ni una pizca de ironía en mis palabras, Lane.

Me quedo quieta, sin responder ni apartar la mirada de sus ojos, igual que a ella le es imposible borrar esa media sonrisa de sus labios. Por eso, para evitar que la vea algo animada, se gira, comienza a andar hacia la puerta y la pierdo de vista.

Realmente es genial volver a estar juntas en su casa, aunque no sea en las condiciones que me gustaría. Igual que tampoco me agrada que una voz dentro de mí me diga que es un alivio no escuchar los comentarios de Iris, porque sería alegrarme de su muerte en cierto modo. Y tengo que quitarme esa idea de la cabeza para no terminar sintiéndome culpable.

Decido aprovechar su ausencia y miro por toda la habitación hasta que me topo con el marco de una foto boca abajo sobre el escritorio, lo cual capta mi total atención. Lo cojo entre mis manos para ver de quiénes se tratan y, al darle la vuelta, me doy de bruces con las sonrisas de unas niñas que iban disfrazadas de superheroínas. Recuerdo que creían que no necesitaban que nadie las salvara; creían ser más que capaces para hacerlo ellas mismas. Pero tengo que darle la razón al tiempo y reconocer que no ha sido así, y todo porque ambas niñas, las Patty y Selene de hace unos cuantos años, están tan perdidas ahora que no saben dónde se encuentran. Porque ¿a cuánto estamos de llegar al final del trayecto? Y, lo más importante, ¿cuál es el meta?

La escucho aclararse la garganta a mis espaldas, pero no me molesto en girarme o fingir que no he tocado nada. Hay confianza entre nosotras. O, al menos, antes la había. Y ahora ya es tarde para decidir cambiar mi actitud y moverme como si fuera un lugar totalmente desconocido para mí y la dueña alguien con la que mantengo contacto reducido. No quiero aparentar algo que no pienso.

—Bueno, Wonderwoman, ya veo que has encontrado la imagen de nuestra época positiva —bromea a mis espaldas.

Sonrío levemente, aunque de forma amarga, mientras deja las cosas encima de unos folios revuletos que hay encima del escritorio. Inevitablemente la muevo ligeramente, con intención de enseñársela pero sin que ella la mire; está concentrada con el contenido de la bandeja.

Después de colocarlo todo, se acerca y se asoma por encima de mi hombro, observando el retrato que tengo entre las manos durante unos segundos. Siento un cálido suspiro por su parte cerca del oído, acompañado, más tarde, de una ligera risa. Es como si hubiera pasado de la tristeza a la alegría con unos matices de locura en un simple segundo.

—Era demasiado fácil, ¿eh? —pregunta, aunque no sé exactamente a qué se refiere, y continúa:—. Ser felices. Con algo tan simple como un disfraz estábamos contentas para todo el día. Y, lo que me parece más importante, es que era la excusa perfecta para estar más tiempo juntas.

Siento que uno de los fragmentos de mi maltrecho corazón sufre una nueva fractura causada por sus palabras, como si lo hubieran agarrado y hubieran estirado en dos direcciones contrarias. Por eso soy incapaz de hablar, pese a tener la necesidad u obligación de hacerlo. Y lo único que soy capaz de murmurar es un simple “Yo...” que no alcanzo a oír ni yo misma.

—Por si te preguntas qué hacía así, es para que no la tirara al mover algún papel o cualquier cosa de toda la bazofia que ves por aquí encima. No es por nada malo ni nada de eso. Para algo que me queda de cuando estábamos juntas y nuestras vidas no acababan de sufrir una pérdida personal, no podía permitir que le ocurriera algo —dice.

Pero es mentira. Ambas sabemos que no es por eso y, aunque yo desconozca la verdadera razón, oculta algo. Y estoy casi segura de que no tiene nada que ver con el desorden.

***
Dije que terminaría el capítulo para el lunes, pero quería subirlo ya para no demorarme más y que os acordarais de dónde estábamos.

Ahora sí, espero no fallaros el lunes por nada. Soy, en cierto modo, libre y quiero compensaros toda esta espera. Así que, sí; entonces descubriréis el porqué del estado de la foto y otro par de cosas más.

Siento que sea tan corto, pero os prometo que me era prácticamente imposible escribir. De todas formas, espero que haya valido la pena y que esté muchísimo más activa para terminar con la historia durante este verano.

Si tenéis alguna pregunta que os ronde por la cabeza, hacédmela. Y ¿cuál creéis que es la razón de Patty y qué más se va a saber? ¡Espero leeros por aquí abajo!

Os quiere y os ha echado muchísimo de menos;
Itsmagnesio 👻

SeleneOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz