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CALUM

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CALUM

     Alzo una ceja mientras observo como Samantha golpea sus zapatillas de ballet azul bebé contra el suelo como si su vida dependiera de ello. Lleva alrededor de diez minutos haciéndolo y me he aguantado de preguntarle qué coño hace por el simple hecho de que eso dará rienda suelta para que comience a hablar y hablar sin parar. No me malinterpreten, me gusta cuando habla sobre cosas interesantes y cuando nos incrustamos en discusiones donde la mayor parte del tiempo yo salgo ganando.
    
La cosa es que Samantha habla hasta por los codos, hace unas semanas estábamos con Kaleb en el supermercado comprando los suministro para la cena que el moreno iba a hacer. Perdimos de vista a Sam literalmente unos minutos y la encontramos hablando con una señora de unos treinta años
  
Kaleb le preguntó que de donde conocía a la señora y ella respondió que apenas la acababa de conocer, solo se acercó a ella para decirle que le gustaba su bolso y terminaron hablando porque Samantha le sacó conversación.
 
No resisto más y pregunto:
    
—¿Por qué destruyes tus zapatos?
    
Ella detiene su brazo en el aire y  fija sus ojos avellanas en mí. Su cabello rizado lo tiene sujeto en un moño algo desordenado que le da un aire relajado.
     
—Paren el mundo, Calum me ha hecho una pregunta por voluntad propia —bromea y deja el zapato sobre la pequeña mesa de madera que tiene al lado. Ruedo los ojos y me arrepiento de inmediato de haber preguntado— Tengo que hacer que no sean tan duras, volverlas cómodas.
    
Levanta la zapatilla de forma vertical para que pasar su dedo índice por la curva que hace el zapato.
    
—¿Ves esto de aquí? —Asiento y ella le da unos golpes con los nudillos—. Está duro, tengo que quitar esta parte para que cuando esté en punta se pueda observar bien el arco que va a formar mi pie. Llevo ya diez años y algo más practicando ballet, para poder hacerlo cómoda necesito que la parte de arriba—Señala la parte donde va su talón— esté suelta al igual que la suela. Lo único que en realidad necesito que esté rígido es la punta de la zapatilla para que mis dedos no se rompan al hacer que sostengan todo mi peso.
      
Asiento indicándole que ya entiendo porque lleva media hora peleándose con los zapatos. El ballet siempre me ha parecido la clase de baile más difícil de hacer, tener esa sincronía, fuerza y equilibrio me parece algo realmente impresionante.

He visto algunas de sus prácticas y Samantha muy bien podría llegar a interpretar el cisne negro en Broadway.
   
—¿Quieres que te ayude?
    
Ella abre la boca sorprendida, alza una ceja como si no se creyera lo que le estoy preguntando. Y no la culpa, tenemos ya un mes y algo conviviendo juntos y todavía no nos caemos bien del todo.
    
Samantha se levanta del suelo, se sacude los pantaloncillos cortos que trae puestos y que abrazan su culo como un guante. El top que lleva deja ver que no tiene brasier y dos pequeños montículos se observan en su pecho izquierdo por lo que supongo tienen un piercing ahí.
    
Me he dado cuenta que a ella le gustan mucho los piercings. Tiene un septum en la nariz y dos piercings en su oreja izquierda.
  
La verdad es que Samantha es realmente guapa en toda la palabra, incluso diría que su locura y mal humor junto con sus bromas  e insultos son atrapantes. Ella posee esa clase de belleza que te atrapa desde el primer instante que la ves entrar.

Midnight Memories [Español]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora