Midnight Memories [Español]

20

CALUM

       Observo desde el asiento del copiloto como Samantha habla en español con su madre mientras devoro unas arepas que la señora Luna nos preparo antes de salir de su casa hace al menos unos veinte minutos. Resulta que las arepas son como una especie de sandwich pero con harina de maíz, y saben muy bien.

Ambas están en altavoz y no entiendo una mierda de lo que dicen pero Samantha tiene un acento bastante atractivo que junto con sus movimientos excesivos de manos me hacen imposible no verla.

Después de la sesión de besos de anoche ambos nos quedamos dormidos y ella no mentía cuando dijo que dormía fatal, terminé con su cara contra mi cuello haciéndome cosquillas y sus brazos rodeando mi cintura como si fuese su peluche personal. Fue incómodo despertar y estar duro contra su muslo pero ella bromeó al respecto, textualmente dijo: "tranqui, campeón, que a todos les pasa con semejante Diosa al lado". Si, la confianza de Samantha es gran parte de su atractivo.

No hablamos mucho en realidad, la mayor parte del tiempo tenía su boca ocupada con la mía y siendo sinceros creo que ninguno de los dos sabe muy bien cómo manejar lo que sea que esté sucediendo entre los dos así que supongo que solo nos estamos dejando llevar. No se me da bien hablar sobre relaciones y por lo que veo Samantha prefiere más ligues a una relación estable.

No sé si eso es peor o mejor.

—Que si, mami, Calum está encantado con tu comida y no le molestó que lo despertarás a las siete de mañana con tu salsa —habla con ese acento caliente.

—¿Pero estás segura, Sammy? —pregunta la señora Luna y ella tiene un acento diferente—. Mira que ese niño se ve medio sometido, casi ni habló mientras estuvo aquí. ¿Le dijiste que no nos hablara?

—Que va, él es así —Me ve reojo y arrugo las cejas—Por cierto, no creo poder hablar contigo esta noche, voy a salir a janguiar con los chicos. 

No me agrada para nada no saber qué está diciendo.

—Bueno, te me cuidas, Dios te bendiga.

—Bendición.

Y cuelga la llamada.

—Para haberte criado en Estados Unidos tienes un acento muy marcado —le hago saber.

—Mis padres nos mantienen cercanos a nuestras raíces —Se alza de hombros y saca un paquete de Skittles del compartimiento que hay dentro de los asientos. Ella tiene una obsesión por esos caramelos—. Para mí fue más fácil porque mi mamá es hija de una venezolana y un puertorriqueño, mis abuelos viven en PR así que pasábamos las vacaciones allá.

Asiento y, tomo los caramelos amarillos, naranjas y verdes que me tiende. Siempre hace lo mismo, se come todos exceptos esos colores. Cada que me pasa los anaranjados sus labios se fruncen con una mueca de desagrado y estoy seguro que no tiene nada que ver con el sabor del caramelo.