Midnight Memories [Español]

37

Mariposa para mi diosa 🦋

Sammy

Minutos antes de la ida de Calum

No entiendo qué está ocurriendo, tampoco estoy segura de si quiero hacerlo.

Miro a mi alrededor, en busca de Calum. No hace más de dos segundos estaba justo a mi lado y en un parpadeo lo perdí de vista. Observo por encima de mi hombro en un intento de ver cómo siguen Jimin y Kaleb mientras habla con el tío de Cal. Al parecer su estación fue la que atendió el incendio.

Empujó a las personas que tengo en el camino sin preocuparme de sus quejas. Ahora mismo, entre el humo que inhale y el no saber dónde está mi cactus, hace que me valga medio pepino lo que tengan que decir los demás.

—¡Calum!

Toso al sentir la resequedad en mi garganta.

Alguien picotea mi hombro y mi ilusión se cae cuando veo que solo es Kaleb llamándome. Atrás de él están Jim y Patrick. Me fijo en nuestro alrededor y me doy cuenta que el resto de los bomberos se han encargado de controlar a las personas, algunos oficiales están revisando lo que quedó de la camioneta de mi amigo mientras otros están dando la declaración de lo que ocurrió a la policía.

—¿Dónde está Calum? —pregunta Jim con la voz rasposa mientras se sorbe la nariz.

Tiene los ojos y la cara roja.

—No lo sé —frunzo el ceño, comenzando a preocuparme—. Hace un momento estaba a mi lado y luego ya no.

—Lo más probable es que se perdió dentro del alboroto que se armó. Seguro está bien.

Quiero creer las palabras de Kaleb, pero algo dentro de mi me dice que no es así, y no solo por el hecho de que la camioneta de Jim se prendió fuego de la nada. Tengo está sensación de que algo más va a salir mal y no me gusta.

Continuo husmeando entre las personas, intentando ubicar su cabellera rubia o el suéter azul que lleva puesto hoy. Kaleb, Jimin y Patrick también se unen a la búsqueda de Cal. Muerdo mi labio con nerviosismo y me coloco de puntillas para probar mi suerte.

Sonrío cuando lo encuentro de espaldas a nosotros. Lo examino a la distancia y el alivio recorre cada centímetro de mi cuerpo al darme cuenta que no se ve herido ni nada por el estilo. Solo parece algo estático pero ese es su aspecto natural.

—¡Calum!

No se gira.

Está solo a unos cuantos metros de donde estamos, debió de haber escuchado mi llamado.

¿Por qué no responde?

—¡Calum! —vuelvo a gritar su nombre pero sigue sin girarse a verme.

De hecho hace todo lo contrario, comienza a caminar en dirección opuesta a la mía.