CAPITULO 30

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Día de playa parte #1

Pov: Atenea

Bajamos las escaleras que nos llevan a la playa, pasamos la palapa y nos sentamos en las tumbonas que están en la arena.

— Se que escuchaste lo que dijo amor, pero déjame contarte antes de que saques alguna conclusión de mí.

La recuesta la espalda y yo me siento al pie de la tumbona.

— Siempre había tenido la idea de que tu primer amor era para toda la vida, conocí a Fabrizio en mi primer año de universidad, nos hicimos novios hasta otro año después, todo era muy perfecto pero yo estaba estudiando tres carreras al mismo tiempo, y no me quedaba mucho para él, traté de terminarlo muchas veces pero siempre decía que me esperaría, o sacaba una estupidez igual, el punto es que Alex me estaba ofreciendo entrar a la milicia pero tenía que mudarme a Rusia y terminar mis estudios allá— comienzo a entumirme y me acomodo en sus piernas

— A mi familia le pareció una gran idea al igual que a mí, pero después...— tomo una gran bocada de aire— Que embaraza... a un mes de irme quede embarazada. Estaba aterrada solo tenía 19 años, mis estudios, la milicia, en todo eso no habría espacio para un bebé, así que... aborte— hago una pequeña pausa para respirar— Antes de hacerlo hable con mi familia, todos apoyaron mi decisión, entonces cuando se lo fui a contar a Fabrizio el muy carbón se estaba cogiendo a mi supuesta amiga.

No dice nada solo me ve a los ojos, como si buscará algún rastro de mentira en ellos.

— Realmente eso no me importo en lo absoluto, sin embargo lo peor fue cuando le dije que había abortado—me estremezco de solo recordar— Enloqueció totalmente, comenzó a gritarme demasiadas cosas hasta que se cansó y comenzó a...

Todo su cuerpo se tensa, aparto la mirada pero la suya trata de buscarla de nuevo, solo que no puedo, me avergüenza al contar esto.

— Nena...

Niego— Comenzó a golpearme, primero me abofeteo pero creo que para él no fue suficiente, cuando los golpes no le bastaron él... él me intento violar. Él decía que volvería a darme lo que deseche.

A este punto ya estoy llorando.

— Juro que hice todo lo que puede por apartarlo pero nada funcionaba, no sé cuánto tiempo estuvimos así... hasta que la nada aprecio Gustavo con los muchachos que me cuidaban, y lo detuvieron. Después llegaron mi abuelo, mi tío Sebastián y Rodrigo, a las horas tu papá también, casi lo matan a golpes ellos también— me limpio las lágrimas— Adelante mi viaje a Rusia y no volví a saber nada de él. Alex solo me dijo que se había encargado pero no pregunte más, y él tampoco lo dijo.

El me abraza con tanta fuerza que me hace sentir segura, solo me aferró su cuello llorando por todo lo que paso. Sintiéndome tan estúpida por no haber podido hacer nada.

— Escúchame Atenea— trata de sacarme de su cuello pero me niego salir— Shh nena escucharme, no tienes por qué tener miedo, no pienso permitir que nadie te vuelva hacer daño ¿entendiste?, me tienes a mí y yo soy todo lo que tú necesitas.

Limpia mis mejillas— Cuándo regresemos a Londres yo me encargaré personalmente de que lo no vuelva a pasar lo del baño o alguna otra situación similar.

Un sentimiento inigualable se instala en mi pecho, esos ojos grises me gritan todo lo que me da miedo decirle.

Le como la boca como posesa, y el no duda en meter sus manos de bajo de mi vestido, comienza a refregar su elección contra mí, comienzo a desabotonar su camisa mientras sus dedos juegan con las pequeñas bragas, las aparta y comienza a untar los dedos con mi humedad. El jodido morbo me gana cuando sale y se lleva los dedos a la boca. Me pone hambrienta y deseosa, vuelve a entrar y sus movimientos me dificultan callar mis gemidos.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora