CAPITULO 78

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Pov: Christopher

Entramos al centro comercial, Atenea camina sosteniendo la mano de nuestro hijo, el cual brinca en cada cuadro de piso evitando las líneas. Cuelgo la décima llamada del día una vez todo está listo.

Emiliano se detiene cuando pasamos por una gran tienda de peluches pero la mamá niega, y creo imaginarme que es porque recién recibió los regalos de navidad y de la festividad inventada por ella.

— ¡Mami! — la llama y apunta la tienda con su pequeño dedo.

— Venimos a comprar ropa para ti y algunas cosas que ocupamos para la casa amor, no juegues por esta ocasión, lo hablamos desde la casa.

Molesto se intenta soltar de su mano pero soy más rápido y lo alzó.

— ¿Cuáles es el berrinche ahora?

— ¡Quielo un! — insiste.

— ¿Un qué? — pregunto tomando la mano de Atenea y alejándonos de ahí.

— ¡No vovamos, yo quelo udosh! — comienza a patalear y Atenea se detiene.

Por un momento dudo y creo que se devolverá pero saca su chupete y se lo da. Emiliano niega y comienza a gritar molesto.

— Dámelo Christopher...

— No, sabes que te puede lastimar y aun no puedes hacer mucho esfuerzo con el— lo sostengo firme.

— ¡Mami lile que se leglese! — grita y me contengo para no hacer lo mismo, más cuando no deja de retorcerse— ¡A bajo, quielo a bajo!

— Bájalo.

Lo dejo en el piso su madre toma su mano, junto con la mía, comenzando a caminar, ella finge no ver a las demás personas que presencian el berrinche que hace Emiliano.

— ¡Mamii! — se detienen cuando él se sienta en el piso.

— Levántate por favor.

— ¡Mami ecuta sodo quiedo udo! — lloriquea.

— Ya te escuché, ahora levántate— le habla calmada y él tarda en hacerlo pero cuando se levanta brinca pataleando.

— ¡Mami!

— No en esta ocasión y deja de gritar— dictamina severa.

— ¡¿Pol qué?!

— Porque en este momento te voy a comprar ropa, tienes demasiados juguetes nuevos, aún hay algunos que no has abierto, en otro momento vendremos por juguetes pero hoy no será el día.

Lo toma en sus brazos y aunque llora, grita solo camina con el como si no pasara nada. Emiliano molesto intenta liberarse de sus brazos, así que antes de entrar a lugar de ropa se sienta en una banca.

— Sabes que el bebé está un poco delicado y debemos tener cuidado, si tú te remueve así en mis brazos lo podemos lastimar— le explica.

— ¡Uteles no me quelen! — llora cuando su madre lo separa de su cuello.

— ¿No te quiero solo por no comprarte un peluche? — inquiere ella y limpia delicadamente su rostro.

— ¡Si! — se baja enojado de sus piernas y se cruza de brazos.

— No me gusta que grites y lo sabes perfectamente, ni a tu padre ni a mi nos hablas en ese tono así que cálmate— le habla con voz firme, le quita el abrigo y saca una toallita húmeda para pasarla por todo su rostro.

Él llora aún más yo no sé cómo hacer eso así que solo los veo. No sé qué especie de tranquilidad le transmita pero solo le pasa aquella talla húmeda limpiándole el rostro y lo va calmando de poco en poco.

Siempre fuiste túTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang