CAPITULO 42

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Narrador omnisciente.

Atenea estaba emocionada después de la increíble fiesta de cumpleaños que había tenido. La celebración había sido todo un éxito y la noche anterior había terminado con una sorpresa que la dejó boquiabierta.

Se encontraba en su habitación, acostada sobre el pecho de su novio, recordando la expresión de sorpresa en su rostro al abrir el regalo. Era difícil de creer, pero Chris le había dado una isla privada, un lugar exclusivo y apartado donde podrían disfrutar de momentos íntimos y escapar del bullicio de la vida cotidiana.

Aunque Atty estaba encantada con el regalo, estaba acostumbrada a recibir regalos extravagantes pero también se encontraba un poco abrumada por su magnitud. Sabía que era un gesto increíblemente y demostraba el amor y la dedicación de Chris hacia ella. Se preguntaba cómo podría agradecerle lo suficiente.

— ¿Esa sonrisa es por la polaroid que te regale? — el coronel despierta después de sentir los movimientos de su mujer.

Atenea se sonroja y se oculta en su cuello, disfrutan de un mañanero intenso hasta que su bebé comienza a llorar desde su cuna pidiendo por sus papás.

Al terminar bajó las escaleras con su bebé y se encontró con el aroma tentador del café recién hecho. La cocina estaba llena de vida mientras Sara, Mónica, Sebastián y Reece, preparaba un desayuno delicioso. Atty se unió a ellos y juntos compartieron risas y conversaciones animadas, recordando los momentos especiales.

Después del desayuno, Atenea decidió dar un paseo por los hermosos jardines de la mansión. El aire fresco y la suave brisa acariciaban su rostro, brindándole una sensación de paz y serenidad. Mientras caminaba, su mente se llenaba de gratitud por la familia que había construido y por los momentos inolvidables que compartieron juntos.

En ese momento, Reece, su sonrisa amable y cálida iluminó su rostro mientras se acercaba a Atenea abrio sus brazos y juntos, compartieron un abrazo reconfortante, sabiendo que siempre podían contar el uno con el otro en los momentos difíciles.

El día transcurrió con calma y armonía, con pequeños momentos de felicidad, risas compartidas y pequeñas discusiones como de costumbre con todos los Morgan juntos. Atenea y Chris encontraron tiempo para darse amor como solo ellos saben hacerlo y así disfrutaron de las dos semanas que estuvieron sus familiares.

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Pov: Christopher

Septiembre ha iniciado y últimamente ha hecho demasiado frío, Atenea esta eufórica con abrigarse bien antes de que nos vayamos a la central.

Al principio accedí a que me llevara una manga larga, pero ahora me puso un abrigo y quiere que me acomode otro y una bufanda también.

— Amor, esto y ponte esto arriba también — insiste.

— Oye vamos en auto, tranquila hoy no habrá entrenamiento además tu eres la que sufre asma— me quito el trapo que me enredo en el cuello— Tu debes cubrirte mejor, sabes que siempre me encantan tenerte en falda, o cualquier cosa que me deje admirar tu piel y entre más chico mejo, pero en esta ocasión deberías ponerte un pantalón, al menos de aquí a lo que llegamos.

Si se ve en el espejo, lleva unas medias negras, y una falda a mitad de los muslos, y un top de encaje. Jodidamente perfecta.

— Solo no quiero que te enfermes— hace un puchero.

— Yo tampoco, por eso te lo digo.

— Si me pongo el pantalón, te pones las dos.

Es verdad no quiero que se enfermedades y por eso solo asiento, viéndola irse.

Siempre fuiste túWhere stories live. Discover now