Traicionada Por Mi Mate - Teresa Lilly

CAPÍTULO 68 - Dilema

LOGAN

Por supuesto que iba a marcarla. 

¡Era mía! ¡Mía! 

gruñí a Drake, rodeándola aún más con mis brazos. 

— La estoy marcando—. Dije enfadado. — ¡Ella es mía!—

— Nunca dije que no lo fuera, Logan—. Drake suspiró. — Digo que tal vez deberías esperar. Si se la lleva...— 

El gruñido que se me escapó hizo temblar las ventanas. 

—¡No me la va a quitar! — Grite, poniéndome de pie con Emma en brazos. — ¡Nadie me la va a quitar!— 

Rodeé mi cintura con sus piernas y la estreché contra mí todo lo que pude. Empecé a alejarme de la mesa, mirando a Drake con desconfianza. 

Emma intentó levantar la cabeza, pero no se lo permití. Necesitaba sentirla. Necesitaba sentir cada parte de ella lo más cerca posible de mi cuerpo.

 Leon se estaba volviendo loco. Lo único que lo mantenía dentro de mi cuerpo era nuestra pareja en mis brazos. 

—Logan—. Andrew me llamó, haciendo que mi mirada pasara de Drake a él. —Nadie está tratando de alejarla de ti. No pasa nada. Vuelve a sentarte, por favor — . 

Emma me dio un suave beso en el cuello y casi me derrito en un charco. 

— Está bien, Logan—, dijo suavemente. — Soy tuya. Nadie me quitará— 

Leon gimió con fuerza y toda su rabia desapareció en un segundo.

La adoro. Se quejó. Quiero estar con ella, Logan. Quiero que te cambies. 

Le entendía perfectamente. Emma no podía cambiar ahora, y él no podía estar con Eliza. Nunca tuvieron la oportunidad de pasar tiempo juntos. Ni siquiera se han visto nunca. 

Por tu estupidez. gruñó León. 

Lo sé, lo sé. Suspiré. Ya me disculpé. Me cambiaré y te dejaré estar con Emma en cuanto pueda. 

Leon gimoteó y volvió a centrarse en nuestro compañero en mis brazos. 

Respiré hondo y caminé despacio hacia la mesa. Me senté, mirando a Drake mientras lo hacia. 

— Lo siento, Logan. — Drake dijo. — Sé que esto es difícil para ti. Pero tenemos que hablar de esto—. 

Tenía razón, y yo lo sabía. Pero ese lado primitivo, animal y alfa de mí no podía soportar hablar de ello. Emma era mía. Era parte de mi cuerpo y de mi corazón, y nadie podía arrebatármela. Sólo de pensarlo me daban ganas de quemar el puto mundo. Nuestra conexión se profundizó aún más ahora que ella me aceptaba. Podía sentirla. Podía sentir sus emociones incluso cuando no estábamos en la misma habitación. Ella me pertenecía a mí y sólo a mí. 

— Creo que debería marcarla—. Andrew dijo. — Si lo que dijo el pícaro es cierto, la hará más fuerte. Ella será capaz de luchar contra él si trata de tomarla — 

— ¡No se la llevará!— Gruñí en voz alta. 

— No lo hará - . Andrew asintió.— Pero lo intentará —

—Obviamente hay mucho que no sabemos sobre ella — . Murmuró Drake. — Tiene una ventaja sobre nosotros. Está mucho más familiarizado con la leyenda del Lobo Blanco que nosotros—. 

Me dolía el corazón y me invadió el miedo. La apreté más contra mí y le besé la cabeza.