19. Anhelos compartidos

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El droide médico 2-1B17 fue el primero en detectar que su paciente había abierto los ojos. Acabó de vendar el brazo de un joven sith y señaló la puerta.

—Abrasión estabilizada. Pase por sala principal para recibir crema antibiótica extra y úsela durante tres jornadas. Cambie vendaje a diario con los apósitos de su medpac personal. Disfrute de su día.

Cuando se quedó solo fue hacia el tanque de bacta y tecleó un código con rapidez. El tanque midió la presión arterial, las pulsaciones y el nivel de oxígeno en sangre en cuestión de segundos. Una luz verde iluminó al droide cuando el escáner se encendió, de abajo arriba y de arriba abajo.

—Placas: Normales. Sin órganos dañados. Estadísticas: dentro de la normalidad. Funciones cerebrales: activas.

Pulsó el botón más grande y el tanque comenzó a vaciarse. Tardaría unos minutos, por lo que el droide aprovechó para cumplir otra orden: avisar a la habitación del sótano. Un piloto se encendió en el laboratorio de Nathair, en su comunicador de pared. No era una llamada, solo la señal de que el paciente había terminado su proceso de curación. El droide comenzó a preparar las vendas para afianzar las heridas que necesitarían bacta y permanecer asépticas durante un par de días.

Cuando la puerta se abrió de nuevo, Raseri ya estaba fuera del tanque y el droide médico había comenzado el proceso de vendaje. Nathair se apoyó en el quicio, evitando que volviera a cerrarse, y le observó con una sonrisa torcida durante unos segundos, como si disfrutara de su parcial desnudez y su vulnerabilidad.

—Bienvenido al mundo de los vivos, lord Raseri —dijo en un tono teatral, acercándose con andares flexibles. Al llegar junto a la mesa donde el droide le estaba tratando, le hizo un gesto despreciativo con los dedos para que se apartara—. Yo me encargo. Ve a hacer lo que sea que tengas por hacer.

El droide obedeció y Nathair tomó asiento frente a Raseri, cogiendo las vendas y aprovechando la cercanía para cerciorarse de su estado.

—Mmmfff, qué bien. Ahora se ocupa de mí el Doctor Pesadilla, experto en sanguijuelas, lobotomías y trepanaciones. Estaba mejor cuando no tenía delante tu horrible cara de parásito mynock. ¿Has venido para chuparme la sangre o ya recogiste antes la suficiente para crear una de tus aberraciones, asqueroso criador de nerfs? —fue escupiendo Raseri.

—Ah... —suspiró Nathair, ensanchando su sonrisa e inclinándose hacia él para mirarle los ojos de cerca—. Veo que sigues siendo el de siempre. Es un alivio. Me preocupaba que hubieras perdido un ápice de mordacidad. Aunque estaba más preocupado por otras cosas, si te soy sincero —dijo volviendo a su posición y echándole una elocuente mirada a la entrepierna—. Desprecias mis métodos..., pero en el fondo adoras que sea yo quien me encargue de esto. Esos droides no tienen sensibilidad ninguna.

El alquimista le agarró la mano y le puso el brazo sobre la mesa para vendar la herida en su muñeca. El peso de Raseri la había desgarrado más y los cuervos contribuyeron a que el tanque de bacta no fuera suficiente para su sanación. Nathair lucía las mismas cicatrices, aunque las suyas no se habían vuelto a abrir.

—Fíjate, es preciosa, ¿no te parece?

—Vete al cuerno. Uno de tus cuervos amigos estuvo cebándose en mi espalda y tengo un buen agujero. Han tenido que hacerme un trasplante de tejidos para rellenar y que cicatrice por dentro. ¿Tienes idea de cómo duele, aún con anestésicos? ¿Quieres que me ilusione ir a juego contigo, tarado? Si hubieras llegado antes, habrías intentado meterla por cualquiera de mis nuevos agujeros.

Nathair se dedicaba a vendarle con suma delicadeza mientras daba rienda suelta a su mal humor. Elevó el labio superior, mostrando los dientes, y siseó mirándole de soslayo con un gesto seductor mientras envolvía y ceñía su muñeca con las vendas.

Tentado por la oscuridad [Star Wars] (OCs/Obikin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora