22. Tegewa

357 50 66
                                    

"No te compliques, piensa sencillo."

00:35

Me quedé sin habla durante unos segundos. Mi cabeza trataba de analizar las tres últimas palabras que dijo Esther, antes de esconder su cara con sus delgadas manos y seguir llorando.

No formulaba ninguna palabra únicamente podía escuchar el sonido de la hoja de los árboles chocando con el viento. Miré hacia abajo viendo el rocoso suelo que estaba pisando y mentalmente mis piernas estaban pidiendo a gritos que me sentase. Pero quise esperar un poco antes de hacerlo.

—¿Cómo ocurrió todo? —pregunté al ver que no decía nada.

No lograba entender con exactitud su tristeza. Sus ojos se fijaron a los míos y vi su expresión, esta vez algo más enfadada que antes.

—Habíamos salido de nuestra... —miró al cielo intentando recordar—. Ya no recuerdo cuantas citas llevamos, e íbamos a entrar en el coche para irnos a su casa. En el camino estaba bastante agitado, pero no le di importancia. Fuimos cantando algunas canciones por el camino...Pero al llegar a su casa todo se desmoronó...Se puso nervioso, quería contármelo pero no podía. Quise tranquilizarle pero se zafaba de mi agarre, no aguantaba estar con él así, le decía que se tranquilizase que podía decírmelo en otro momento pero se negaba. Entonces me enfadé y se dio cuenta. Antes de tomar el pomo de la puerta e irme me agarró de las manos y me dijo que era transexual.

—Realmente no sé que decir.

—No hace falta que digas nada —restregó sus ojos tratando de quitar la últimas lágrimas que le quedaba sobre sus ojos—. Él ha nacido siendo mujer no puedo creer que ahora sea hombre.

Abrí los ojos de par en par tras escuchar su comentario. Decidí no decir nada y pensar en algo para tratar de tranquilizarla. Su respuesta no me cayó del todo bien y creo que lo pudo notar en mi cara.

Tomé todo el aire que podían coger mis pulmones y hablé:

—Imagínate una oruga —observé en su cara un gesto de confusión y era razonable, ni yo misma sabía de donde había sacado esa metáfora—, la oruga cuando hace la metamorfosis se convierte en mariposa, ¿cierto?

Asintió dudosa.

—¿Ves lógico que le diga a la mariposa que es realmente una oruga? ¿Qué no puede ser mariposa porque nació siendo una oruga?

—Suena absurdo.

—Igual que lo que dijiste antes —solté sin pensar. Quería ser lo más respetuosa posible, pero las palabras salían antes de que pensase.

—Es que...¡Agh! —gruñó sujetándose la cabeza con fuerza—. Mi vida no tiene sentido.

Fruncí el ceño levemente tras escuchar lo último que dijo.

—¿Por qué dices eso? —intenté preguntar acortando la tensión que había entre nosotras.

—Conozco a un chico, quedo totalmente enamorada de él. Y cuando nos vamos a acostar me dice que es transexual.

—Pero no veo el problema.

—¿En serio estas diciendo eso? —cuestionó incrédula mientras se separaba de mi para observarme mejor. La oscuridad de la noche apenas nos dejaba ver con claridad lo que había a nuestro alrededor.

—¿Por qué lo ves como algo malo? —inquirí curiosa.

—No lo veo como algo malo, Marina. Simplemente podía haberme avisado desde la primera cita que tuvimos, ahí hubiese sido todo más fácil.

—Pero posiblemente él no se hubiese sentido seguro del todo como para poder contártelo.

—¡Pero es mi derecho saberlo! —elevó sus brazos hacia arriba. El gritó de Esther me pilló desprevenida y provocó que diese un pequeño sobresalto que apenas notó.

La habitación de enfrenteKde žijí příběhy. Začni objevovat