8. Maemuki

616 80 48
                                    

"Actitud de mirar siempre hacia delante."

16:12

—Sí, esa soy yo...su-supongo —tartamudeé, justo en ese momento soltó una pequeña carcajada Damián, a lo que yo le dirigí una mirada amenazante.

Él sabía que estaba nerviosa. Mientras que la otra chica seguía permaneciendo con esa sonrisa. Me quería tapar la cara y escapar de ese lugar.

—Mi hermano me ha hablado mucho de ti —contestó la chica pasándose un mechón de su pelo detrás de la oreja.

—¿Hermano? —pregunté confundida frunciendo el ceño mientras entraba en la habitación. Creí que estaban bromeando pues justo después de haber preguntado eso Damián se echó a la cama y comenzó a reírse fuertemente, a lo que la chica comenzó a asentir con seguridad.

—Aunque no lo parezca, pues ya sé que yo soy más guapo —alardeó Damián entrecerrando sus ojos, mientras que la chica me susurraba:

—Mentira, yo soy más guapa —guiñándome el ojo, Damián se levantó de la cama, se sentó en su silla de ruedas, y se dirigió hacia nosotras.

—Ella es Laura, mi queridísima hermana —dijo con un tono sarcástico. Mientras tanto la hermana giró sus ojos y negaba con su cabeza.

—Encantada Marina —sonrió su hermana mientras se volvía a dirigir a mi para darme un abrazo, yo me lo tomé de sorpresa sin esperarme esa reacción, aún así a los pocos segundos le devolví el abrazo.

—Igualmente —sonreí, ya más tranquila.

—Bueno, vamos a sentarnos, ¿no? —contestó Laura, dirigiéndose hacia el sofá que se encontraba justo al lado de la cama de Damián.

Mientras que seguíamos a Laura para sentarnos, él se acercó a mí y sin disimular le hablé en un tono bajo:

—¿Por qué no me dijiste que tenías hermana?

—Soy una caja de sorpresas, ladrona —bromeó mientras me guiñaba el ojo y se sentaba de nuevo en su cama. Yo por el contrario sólo levanté una de mis cejas como contestación y me senté al lado de su hermana.

La chica se acomodó como pudo, pues los colchones no eran de los más cómodos que habían. Sus ojos me miraban con curiosidad, pero con cierta dulzura, que a diferencia de Damián, tenía unos ojos claros envidiables. Sus labios gruesos llamaban la atención y la forma de hablar era bastante entrañable.

—Y bueno Marina...¿Qué estás estudiando? —interrogó mientras se sentaba como un indio en el sillón.

—Psicología —sonreí mirándole a los ojos.

—¿Y qué te gusta hacer en tu tiempo libre? —cada vez se le veía más entusiasma por saber de mí. Aunque por otra parte Damián le hacia señales para que parase, pero esta simplemente le ignoraba.

Desde muy pequeña siempre he pasado de largo el caer bien o mal a los demás. Lo dejaba como un segundo plano, pero con el paso del tiempo llegó a preocuparme en cierta medida. Y no fue por el hecho de tener más o menos amigos, sino por saber cuál debía de ser mi actitud ante los demás, como una falsa apariencia. Y es que después de ver todo lo que hice por caer bien y con ello sentirme mejor, fue lo más estúpido que llegué a hacer.

Traté de engañar a los demás con una forma de ser que no era mía, por el simple hecho de escuchar ¡Qué bien me caes Marina!

A veces no me daba cuenta de lo que era capaces de hacer para simplemente ser aceptada en la sociedad y aunque sonase duro, era la propia realidad que vivía cada día.

La habitación de enfrenteजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें