Capitulo 02.

19.6K 1.6K 432
                                    

Antes de que pudiera pensar en nada, me encontraba gritando malditamente fuerte mientras corría escaleras abajo, gritando como una demente salida de un asilo mental.

—¡Mama! —grite. Maldita sea, me comporto como una niña de ocho años que acaba de ver una película de terror que la había dejado con piel de gallina y ansiedad.

Me saltaba dos escalones a la vez, hasta que llegue al primer piso. Me sorprendió un poco ver a mi madre y a un hombre que no conozco en la puerta. Estaban entretenidos en una charla, hasta que escucharon mis gritos. Me miraron como si estuviera demente, pero de igual modo no perdí el tiempo y le hablé a mi madre:

—¡Mama! ¡H–Hay un fantasma a–allí! Fue asqueroso, comía cuervos... —empecé a divagar, las lagrimas corrían por mis mejillas mientras que envolví mis brazos alrededor de mi madre, quien estaba estupefacta.

—¡Lucinda! ¿De qué mierda estás hablando? —mi mama me susurro, quitando mis brazos de su alrededor, admirando su camisa mojada por mis lagrimas.

Ella gruño y me miro diciendo con sus ojos "Mas te vale que sea bueno o te mato por avergonzarme".

—H–Hay un monstruo arriba, en el dormitorio principal —balbucee, mis manos temblaban, lo único que podía ver eran sus ojos ensangrentados mientras devoraba la cabeza del cuervo.

Mi madre rodo los ojos y volvió a mirar al hombre de hace un rato, sus ojos eran de color azul pálido, y su cabello marrón, sus labios estaban en una sonrisa tensa cuando mi madre se volvió a él.

—Niños —mi madre dijo y se echó a reír, y luego el hombre también. La mire a través de mis ojos llorosos.

—Si, tienes razón Louisa, tu hija es igual que mi hija, muy activa. —Dio un rápido vistazo hacia mí y a mi mama— Oh, me tengo que ir ahora, todavía tienen un montón de cosas que hacer en la casa. Y por cierto, bienvenidas al barrio. —Esbozó una sonrisa coqueta a mi madre antes de irse.

—Adiós. —Mi mama hizo señas a sus espaldas, sonriendo dulcemente. Se reía como una puta colegiala que consiguió una amplia sonrisa de su amor platónico.

—Mama —me queje, y volvió a mirarme con una cara enojada.

—¡Lucinda, ¿Qué demonios fue eso?! ¿Quieres que los vecinos pienses que estas demente? —ella me pregunto, la ira pegada a cada una de sus palabras. Estaba a punto de decir algo, pero ella se me adelanto—. Y si esto es un chiste, o una broma para hacernos volver a nuestra ciudad, ¡entonces no está funcionando! No volveré para verle la cara a tu padre.

—¡Pero no es una broma! —le grite— ¡Hay un monstruo ahí arriba, se comió un montón de cuervos! ¡Algunos incluso fueron tumbados en el suelo, sin vida! ¡Incluso me pregunto si quería probar! —mi madre tan solo me miro sin expresión alguna. Uhg, que mierda.

—Está bien. Vamos a ver si lo que dices es verdad. —Poco a poco pasó a mi lado y subió lentamente las escaleras, y yo iba siguiéndola. Ella lucia nerviosa, supongo porque lo que le dije es verdad.

Cuando llegamos al segundo piso, se fue directamente a la habitación principal, mis latidos golpeaban con fuerza mi pecho. Oh, Dios.

Mi madre abrió la puerta, yo me oculte tras de ella, pero me sorprendí al escuchar  que se reía de la escena que tenía delante de sí.

—Enserio, Lucinda, ¡No hay ningún monstruo aquí!

Tímidamente lleve mi cabeza más adelante y mire lo que había rente a ella, viendo así el piso limpio, no había cuervos tendidos en el suelo, y no hay un «monstruo» en el techo. Fruncí el ceño en confusión y sorpresa.

—¡P–Pero, lo había! ¡Lo juro! —me defendí, mientras mi mama paso de mi, a lo que empecé a aminar hacia las crujientes escaleras.

—Mira, Lucy, me encantaría quedarme a charlar contigo acerca de tu llamado «monstruo», pero tengo un montón de desembalaje que hacer, ¡así que déjame en paz! —grito y comenzó a caminar por las escaleras, balanceándose su caderas de un lado a otro. La seguí escaleras abajo, tratando de alcanzarla.

—¡Mama! ¡Lo que te estoy diciendo es verdad! —exclame, ella me señalo con el dedo.

—No, Lucy, ya tuve suficiente. Así que, ¿Por qué no te quedas aquí, mientras hago unas compras? ¿Hmm? —Tomó las llaves del auto y tomo su cartera que estaba encima de la mesada de la cocina, antes de salir de la casa por la puerta principal.

Rodé mis ojos. Perra.

Entonces, sentí algo helado en mi cuello, que hizo que mi cuerpo temblara nervioso. Podía oír una respiración. Un pequeño viento frio soplo en mi oreja, que hizo que un hormigueo recorriera mi columna vertebral.

Ella no te cree, ¿verdad? —Mis ojos se abren al darme cuenta de quién era el dueño de esa voz. Esa voz, esa era la voz del monstruo.

—¿Q–Quien eres?¿Por qué estas aquí? —tartamudeé— ¿Por qué estás aquí, en nuestra casa?

El lanza una risa casi inaudible.

Al parecer, has cometido un error —su voz rasposa y demoniaca dice— Yo debería preguntarte, ¿Qué estás haciendo en mi casa? —el susurró.

—¿T–Tu casa? —le susurre de vuelta, aun siendo demasiada tímida como para ver al demonio tras de mí. Aclare mi garganta, se valiente, me dije a mi misma, sabiendo que así debía ser —. Pero nosotras la compramos, es nuestra ahora.

El se rio entre dientes. Estaba por contestarle otra vez, pero sentí algo frio y fino sobre mi cuello. Deje salir un jadeo cuando note que esto era un cuchillo.

No trates de ser valiente, o en cambio perderás tu cabeza, amor —el susurro en mi oído, haciendo que todos los pelos de mi cuerpo se erizaran.

—¿Q–Qué  quieres de mi? —le pregunte, pero no respondió. Note que el cuchillo ya no estaba allí, y me di la vuelta para no ver a nadie. Esto hizo que mi respiración se acelerara, y que mi corazón casi saliera de mi pecho.

El se ha ido. ¿Dónde estará? Di un paso atrás, pero de repente me detuve cuando sentí algo húmedo debajo de mis pies.

¡Splash!

Miro hacia abajo para ver un charco de sangre, que viene desde la puerta del baño. Jadee al verla, la sangre se extendía rápidamente por todas partes, llenando el frío y limpio piso. Grite del susto, y antes de darme cuenta, me desmaye, haciendo que mi mundo oscureciera en un vacío. 

© waysidestyles | borntoharry


Hex [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora