Capitulo 22.

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—Lucinda, ¿me pasarías el pastel? —consultó mi madre, y mentalmente rodeé los ojos en lo que le pasaba el pastel. Ella invitó a Joshua con su hija, digamos que justo pasó que se mudó aquí hace como un mes, unos días antes que nosotras, ya que se divorció de su esposa el año pasado, y mi madre está tratando de hacer un movimiento en él.

—Gracias, Louisa, la comida es genial, me gusta tu manera de cocinar —él la felicitó, haciendo que mi madre se riera entre dientes al igual que una maldita colegiala que acaba de recibir flores del chico en por el cual tiene un flechazo.

Rodeé mis ojos, apuñalando a mi filete con el tenedor. Mi madre dejó salir un jadeo, haciendo que yo elevase una ceja mirándola. —¡Lucinda, ese filete no es un animal, así que no lo apuñales como si fueras a matarlo! —farfulló.

—O sería una doble matanza de carne —Joshua, de alguna manera, bromeó, y ambos rieron. Los fulminé con la mirada, mientras que la hija de Joshua llamada Felicia sólo se quedaba quieta. —¡Vamos Lucía! —Joshua rió— ¿No tienes sentido del humor? —preguntó, mi sangre hervía bajo mi piel.

—Es Lucinda, y sólo río cuando la situación lo amerita —dije duramente, logrando que mi madre me frunza el ceño.

—Lucinda.

—Sí, ¿madre? —pregunté, sonando y luciendo inocente ante sus ojos, cuando estoy más que enojada. Todavía tengo que arreglármelas con Harry, y no tengo tiempo de lidiar con este idiota.

—Ve a tu cuarto, ahora —siseó, y me puse de pie, llevando mi plato al lavabo.

—No, Louisa, está bien. La entiendo. —Eso me hizo girarme hacia el hombre bruscamente.

—¿Qué? —cuestioné, como si no lo hubiese escuchado.

—Te entiendo, Lucía. Lo hago —dijo, sin sonar deshonesto o burlándose. Pero yo reí, bueno, disimuladamente, a lo que él había dicho.

—¿Enserio? ¿Estás seguro? Porque lo único que sé es que no lo haces —siseé.

—¡Lucinda! ¡Es suficiente! —gritó mi madre, levantándose de su silla y fulminándome con sus ojos marrones que jamás he tenido, tengo los ojos de mi padre. Pálidos ojos azules.

—Con mucho gusto. —Sonreí con nostalgia y caminé lejos de ellos, corriendo y salteándome dos escalones por las escaleras hasta que llegué a mi cuarto.

Cerré la puerta con un fuerte lo suficientemente fuerte para que ellos lo escuchasen y supiesen lo molesta que estaba.

No sabía que había lágrimas saliendo de mis ojos hasta que tuve que quitarlas con mi mano en su recorrido por mi rostro.

Tomé mi teléfono y lo encendí. No estuvo encendido por semanas desde que estuve en el hospital. Me fijé que tenía varios mensajes de voz, y mensajes de mi padre.

Oh. No podía aguantar más, si mi madre y aquel idiota van a estar juntos, Dios sabe qué pasará con mi ya complicada vida.

Antes de darme cuenta, ya estaba marcando su número. Y, el respondió en el segundo timbre.

—¿Hola? ¿Lucinda? ¿Eres tú? —preguntó él preocupado, y oh, se sintió como el cielo escuchar su voz.

—¿P-Papá? —tartamudeé, y dejé salir un gimoteo. El me calmó desde la otra línea.

—¿Qué ocurre? Shh...Deja de llorar. ¿Qué ocurre? ¡Estuve enfermamente preocupado! ¿Dónde está tu madre? ¡Quiero hablar con ella! Ahora.

—E-Ella está escaleras abajo. Papá, ¿por qué abandonaste a mamá? Creí que nos amabas.

—¿Quién dijo que abandoné a tu madre? —¿Qué?

—¿Q-Qué? —pregunté, confundida por lo que acababa de decir— Mamá dijo que l-la engañaste.

—No engañé a tu madre, ¿quién te dijo eso? Me levanté, me encontré con la cama vacía, y ustedes no estaban. ¡Estaba buscándolas como loco!

—Espera, ¿no tienes otra mujer?

¿Qué significa esto? ¡Estoy confundida!

—Amo a tu madre, me volví loco cuando se fueron. ¿Qué hice mal? La amo, incluso aunque me haya dejado.

La verdad me golpeó tan fuerte como una roca, excepto que esto era más duro que una roca.

Esto sólo significa una cosa, que mi madre me mintió.

—Papá, ¿te importaría manejar hasta aquí para buscarme? —pregunté, a lo que él accedió, incluso sabiendo que es una hora de viaje. —Estaré esperando, papá.

Miré la hora: 7:00pm. A las ocho, mi plan comenzará.

[...]

Tomé un gran triángulo y lo examiné. Sí, esto tal vez funcione para una gran explosión.

Luego de haber empacado un pequeño bolso, lleno de mis ropas y pertenencias personales, en silencio bajé las escaleras para ver a mi madre y Joshua mirando televisión. Su hija no estaba a la vista.

Hmm, se habrá ido a casa.

Una sonrisa se formó en mis labios antes de terminar el tramo de escaleras para dar el primer paso del plan.

© waysidestyles | borntoharry

Hex [h.s]Where stories live. Discover now