Capitulo 09.

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Mi corazón probablemente está latiendo como un tambor en este momento, como todo pasó en cámara lenta. Sentí su fría mano deslizarse por mi cuello, su dedo índice tocando suavemente mi vena.

Estaba aguantando la respiración, mientras que Ruby solo se sentó allí, congelada en su asiento y apretando con fuerza el volante. Lentamente cerré mis ojos y sentí su respiración en mi cuello.

Ven ahora mismo a la casa, Lucinda —él susurró en mi oído. Sentí miedo, miedo puro, corriendo a través de mis venas. Entonces, por el rabillo de mi ojo vi que el pie de Ruby estaba llegando al pedal.

Rece en silencio porque lo hiciera, me di la vuelta para verlo a él. Sus ojos eran oscuros, y llenos de odio. Podía sentir el odio que su cuerpo irradiaba.

Sonreí.

—Nunca —dije—. ¡Ahora! —grité, y Ruby apretó el pedal, haciéndolo desaparecer en seguida, su cuerpo atravesó el coche, bueno, eso fue raro.

Ruby estaba conduciendo como una desquiciada, ella hizo unas curvas, esquivando autos, hasta que llegamos a un cartel.

Usted está dejando Silent Mound, por favor regresa.

Estaba gritando en emoción, y Ruby estaba riendo y disfrutando esto. En eso, el auto se sale de control y ambas gritamos.

—¡¿Q-Que está pasando?! —grité, y ella negro rápidamente.

—¡No lo sé! ¡No puedo controlar el auto! —ella me grito en respuesta, y luego el mundo comenzó a dar vueltas. Los neumáticos del coche dejaron la tierra y el coche empezó a girar dando vueltas y vueltas.

Hasta que todo se detuvo, perdí mi audición y todo estaba negro.

[...]

—¡Ayúdenlas oficiales!

—¡Sus cuerpos están atorados y el auto esta por explotar!

—¡Que alguien llame a una ambulancia!

—¡Ellos están viniendo! ¡Y rápido pongas con cuerpos fuera del auto!

Sentí que alguien tomo mi adolorido brazo, pero no me contraje ni llore en dolor. En resumen, no podía hacer nada. El dolor, el dolor es la única cosa presente en mí en este momento.

Mi cuerpo parecía estar adormecido, sentía como perdía sangre.

—¡Mi bebe! ¡Mi bebe! —¿Mama, eres tú?

—¡Quédese lejos de aquí, señora, este auto está a punto de explotar! —gritó una voz varonil, y pude escuchar sirenas.

Ruby. ¡¿Qué paso con Ruby?! Mi cuerpo pareció flotar en el aire por unos instantes, hasta que aterricé sobre una superficie suave pero firme.

Algo se unió a mi nariz, aire que entraba en mi nariz, haciéndome respirar correctamente. ¡Mamá! ¡Quiero a mi mamá! ¡¿Mamá, dónde estás?!

—¡Llévenla rápido al hospital! ¡Ella está perdiendo mucha sangre! —alguien grito, y una mano apretó la mía—. ¿Quién es usted, señora?

—Soy su madre —mi madre respondió lloriqueando, y escuche unas puertas cerrarse. Y me sentí balanceándose de lado a lado. Estoy seguro de que estoy dentro de la ambulancia en este momento.

De repente sentí una energía de abrir los ojos, pero mi vista estaba un poco borrosa. Mi garganta estaba seca, eso se sentía rasposo y quería agua. Mis labios se partieron.

—¿M-Mama?

—¡Lucinda! Oh, cariño, ¡¿Qué paso contigo?! —escuche a mi madre preguntar, y mis ojos se cerraron otra vez.

—Mama...—murmure.

—¡No cierres tus ojos, Lucinda! ¡Ya estamos llegando al hospital, aguanta! —mi madre grito, y sentí una fría oscuridad invadirme.

[...]

—¿Estará bien ella, Doc? —escuche a alguien preguntar, dándome cuenta que era mi madre.

—Sí, ella estará bien, tan solo perdió mucha sangre, pero nos aseguramos de darle la necesaria, desde que su cuerpo no funciona muy bien -el doctor respondió—. Pero, luego de unos pocos días, de descanso y la debida nutrición, ella volverá a su buen estado de salud.

—Gracias, Doc —mi madre dijo, y escuche el cerrar de una puerta, todo el cuarto quedo en un total silencio.

Sentí una mano tocarme la mejilla, esta estaba fría. El frío aliento de alguien golpeo mi oído, poniéndome la piel de gallina.

Mejórate pronto, amor. No puedo esperar a castigarte.

Beep. Beep. Beep.

Abrí los ojos de repente, viendo borroso al comienzo, ya que las luces cegaban mis ojos. Luego de ajustarme a la fuerte luz, mis ojos al fin pudieron ver.

La primera cosa que vi fue a mi madre durmiendo en el sofá. El resto del cuarto consistía en una pequeña televisión, una mesa de café, y un monitor al lado de mi cama.

Gemí en dolor cuanto trate de levantarme. Mi vista fue a parar a mi brazo, y deje salir un jadeo. Mi brazo estaba vedado, siquiera sabía que me lo había roto.

Estaba a punto de salir de la cama, cuando me resbalé. Deje salir un chillido, pero una fría mano tomo mi brazo y me puso de vuelta en la cama. Mis ojos se abrieron cuando mis ojos azules e cruzaron los negros.

En lugar de una sonrisa satisfecha, sus labios estaban en una línea recta.

—¿Q-Que estás haciendo aquí? —pregunte, y tan solo como esperaba, sus labios se curvaron en una sonrisa.

¿Me extrañaste? —el pregunto y negué con la cabeza.

—No —respondí— ¿Por qué debería?

Bueno, estuviste fuera por tres días, creí que te había matado ya —el dijo, lleno de falsa preocupación. El descaro de este ex hombre, ahora fantasma o demonio.

—Me hubiera gustado —comenté burlona— Quiero morir, para estar lejos de ti. —El instantáneamente me tomo de los hombros y los apretó con fuerza, haciéndome, provocándome una mueca de dolor.

Vas a morir, cariño, pero quiero arruinarte primero —el susurró, haciéndome temblar— Quiero verte muerta gracias a mi. No por alguien más.

Mis ojos se ensancharon por su declaración, pero haciéndome tener ganas de darle una bofetada en su rostro ya arruinada.

Antes de que pudiera hablar, él se me adelantó.

Y tu eres mía.

© waysidestyles | borntoharry    


Hex [h.s]Where stories live. Discover now