Capitulo 39.

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Lucinda's Pov

Después de despedir a mis dos padres, Randy me ayudó cuidadosamente a llegar a la puerta, asustado de que pudiera tropezar o chocarme contra una pared, pero antes de que pudiera girar la perilla, papá advirtió a Randy de la nada: —¡Es mejor que traigas de vuelta a nuestra hija en una pieza, joven! —Randy se volvió hacia papá, y lo único que hice fue dejar caer mi mandíbula.

—¡Papá! —jadeé, claramente no lo esperaba. ¿Estaba loco para amenazar a Randy? Bueno, estaba segura de que era una amenaza vacía. Papá no era capaz de violencia, pero no lo sabía con seguridad.

—Está bien —Randy susurró antes de aclararse la garganta—. Sí, señor, yo me encargaré de tu hija, no tienes de qué preocuparte —Randy habló con confianza.

—Vuelve antes de que caiga la noche, digamos a las ocho en punto.

—Sí señor —Randy contestó, ganando una risotada de mi padre.

—Muy bien, ahora vayan. —Y Randy y yo estábamos fuera de la casa, él me guiaba hacia donde estaba el coche estacionado.

—¡Ah, y una cosa más! —Oí a papá gritar, haciéndome gemir. ¿Qué era ahora? —¡Mantén tus manos para ti mismo, señor! —Eso fue lo último que dijo antes de oír como cerraba la puerta.

Me mentalmente me golpeé en el rostro, ¿cómo podría avergonzarme sin siquiera saber? Maldición, ¿es eso inconsciente? Bueno, algunos padres son ajenos a lo obvio, establecer a tu madre por ejemplo. Mi subconsciente se burló.

De pronto sentí que unos ojos me miraban fijamente, pero desapareció esa sensación una vez que Randy murmuró algo entre dientes. —¿Qué?

—Tus padres nos miran por la ventana —susurró, y yo suspiré en molestia.

—Simplemente no les des importancia.

Randy abrió la puerta del pasajero para mí, dejándome entrar primero, antes de dar la vuelta hacia el al asiento del conductor. El motor rugió y antes de que yo lo supiera, el carro retrocedió y pronto aceleró adelante.

Finalmente suspiré de alivio, abriendo la ventanilla a mi izquierda. Empujé mi brazo hacia fuera, dejándolo golpear los rayos del sol. Sonreí con alegría cuando el aire golpeó mi rostro, haciendo que mi pelo húmedo volara salvajemente.

Esto es libertad. Me reí cuando Randy se rió, en serio, su risa era contagiosa. Sí, pero los labios de Harry son deseables. Me congelé, mi risa se calmó antes de mirar a Randy. Una mano estaba en el volante mientras la otra estaba en su teléfono.

Miré al muchacho, el mismo que atesoró nuestros tiempos juntos. El novio que siempre quise. ¿Pero ahora mismo? No podía mirarlo por vergüenza, ¿qué pasaría si descubriera que besé a alguien más? Un demonio para ser franco, ¿me dejará?

¡Por supuesto que lo haría, idiota! Mi subconsciente remarca. ¿Por qué iba a quedarse y fingir que no sucedió, cuando lo elegiste sobre un monstruo de la naturaleza?

No elegí a Harry sobre él, ¿qué te hace decir eso? Declaré. No olvidemos que Harry es una persona maléfica. Un producto del mal. Y él es malévolo, así que ¿por qué demonios me gustaría?

Te pasa ahora, ¿no? Mi subconsciente se burló ¿Acaso no te gusta Harry? ¿La forma en la que te mantiene cerca de él? ¿Cuando te mira como si fueras lo último que queda en esta tierra? ¿La forma en que besa tus labi-? ¡Detente!

—Lucy, ¿estás bien? —Salí de mi tren de pensamientos maliciosos y desvié mi atención a mi novio.

—Sí, estoy bien —respondí con una risa nerviosa.

—¿Quieres recorrer la ciudad? —de repente preguntó. Asentí con la cabeza.

Sí, siempre quise, pero digamos que siempre estuve ocupada y demás. Por lo tanto, nunca tuve el tiempo —alegué, la mitad de ello era verdad, pues estaba ocupada. Ocupada tratando de patear el jodido trasero de Harry fuera de su propia casa.

—¿Quieres ir a Instituto Silent Mound?

La pregunta me tomó desprevenida, haciendo que mi mandíbula caiga en completa sorpresa. No sabía que estuve en silencio durante dos buenos minutos cuando Randy me dirigió otra vez la voz.

—Y bien Lucy, ¿quieres? —su pregunta pareció atormentarme, pero logré decir mi respuesta.

—Sí, claro, p-por supuesto. —Esto le hizo fruncir el ceño.

—Creía que odiaba la idea.

Sí, pensé que la odiabas, mi subconsciente habló antes de que lo bloqueara. Ahora no es el momento para cosas tontas y sin sentido.

—En realidad no lo sé, no quiero terminar la secundaria aquí, pero ¿qué opción tengo? —Me apoyé en mi asiento, tirando mi mano hacia la ventana y miré hacia abajo.

Incluso si no tuviera una visión borrosa, podría decir que él estaba frunciendo el ceño a mi respuesta. Pero antes de que pudiera hablar, lo hice yo primero: —No tengo otra opción que aceptarlo, Randy. No importa cuanto quiera volver y terminar la secundaria juntos, no puedo.

Él se rió, para mi sorpresa. Esperaba que estuviera furioso, o quizás entristecido, pero no riendo como si no fuera nada.

—Hey, tranquila bebé. Parece como si quisieras romper conmigo —bromeó, pero no me pareció gracioso.

El resto del viaje fue silencioso ya que recorríamos la ciudad. Parece que Silent Mound no es tan grande como pensé que sería.

Después de unas cuantas vueltas, Randy habló: —Sabes, cuando llegué aquí, estaba confundido.

Arqueé una ceja. —¿Por qué? —pregunté y suspiré.

—No fue fácil para mí llegar. Una vez que tu padre oyó de ti, rastreó tu celular. Él quería que yo viniera, pero yo no estaba listo en ese momento, así que le dije que vendría en cuanto pudiera —musitó—. Entonces, después de convencer a mis padres, empaqué y vine para encontrarme con tu padre aquí.

—¿Y bien? ¿Qué es tan confuso? —No pude evitar curiosear.

—Bueno, antes de que tu padre se fuera me llamó una vez más diciendo que nos encontremos en Silent Mound, no sabía en qué parte del mundo que era, por lo que le pedí al taxista que me llevara allí. Cuando buscó en el GPS fue muy extraño.

—¿Por qué?

—No se encontraba en ningún lugar. Eso demostraba que Silent Mound no existía, que no está en el mapa. —Él se encogió de hombros. —No sé por qué, pero creo que su GPS estaba roto.

Fruncí el ceño, sin duda Silent Mound está en el mapa. —Entonces, ¿cómo llegaste aquí?

—Le dije a tu padre sobre lo que ocurrió, así que volvió y me llevó —contó—. Fue realmente raro, por un segundo pensé que era un pueblo fantasma o algo así, pero cuando llegué aquí, sí existe.

El carro se detuvo y yo lo miré. —¿Por qué nos detuvimos?

Salió del coche y abrió la puerta. —Bueno, después de recorrer esta ciudad, pensé que tendrías hambre, después de todo, ya pasó la hora del almuerzo —masculló y pude notar que estaba sonriendo—. Y, debido a nuestro pequeño tour, encontré este lugar que parece agradable.

—Bien —murmuré y tomé su mano la cual extendió para ayudarme. Mientras caminábamos hacia un pequeño edificio, no pude dejar de preguntarme por qué diablos Silent Mound no está en el mapa.

© TriciaJeanL | borntoharry

Hex [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora