Capitulo 40.

3.4K 378 78
                                    

La pequeña campana de arriba tintineó cuando Randy abrió la puerta de la cafetería. El olor a papas fritas llegó a mi nariz, haciéndome zumbar de hambre. Randy nos llevó a una mesa y nos sentamos. Vi la figura de una mujer caminando hacia nosotros, podía decir que ella era la camarera aquí.

—¡Hola! —ella saludó dulcemente, dándonos a Randy y a mí algún tipo de portapapeles antes de desaparecer en alguna parte. Me incliné para leer las letras en negrita.

Menú.

—Entonces, ¿qué quieres comer? —Randy preguntó. Me encogí de hombros.

—No puedo leer el menú correctamente, mi visión sigue siendo borrosa.

—No te preocupes, voy a pedir para ti nena —se ofreció y asentí.

La camarera volvió después de un minuto o algo así. —¿Puedo tomar sus órdenes? —inquirió.

—Uh, sí, me gustaría una ensalada, patatas fritas y una hamburguesa —ordenó Randy.

—¿Algo más, Señor? —la camarera pidió dulcemente, demasiado dulce para mi gusto. Fruncí el ceño, ¿esta mujer no ve ni siquiera que él está con su novia? En serio, ¿esta mujer es ciega?

—Sí, ella tendrá un filete con papas fritas y una Coca-Cola, por favor —Randy habló en tono monótono, como si la actitud coqueta de la camarera no le afectara en absoluto.

—Bien —ella resopló, molesta de que él la ignorara, antes de desaparecer. Suspiré en silencio con alivio. Sentí las cálidas manos de Randy agarrar la mía, y entrelazó nuestros dedos. Sonreí suavemente ante el gesto.

—¿Estás bien nena?

—Sí, lo estoy. ¿Tú?

—Estoy bien, sólo con hambre. —Me reí antes de apretar su mano ligeramente.

—Randy, bebé, tengo que ir al baño —susurré.

—Claro, adelante, te ayudaré. —Nos levantamos, y él me guió al baño del comensal.

Una vez que conseguí entrar hice mi negocio. No pude dejar de silbar mientras esperaba que terminara. Después de tirar la cadena, me lavé las manos. Abrí la puerta para ser recibida por Randy.

—¿Has terminado? —Asentí antes de volver a nuestra mesa.

Después de unos minutos, nuestra comida llegó. Escuché las historias fascinantes de Randy sobre su partido de fútbol, ​​mientras masticaba mi carne. Randy siempre ha estado interesado en entrar en una liga, pero nunca tuvo una oportunidad.

—Lucy, ¿alguna vez te has preguntado cuándo debes asentarse? —de repente preguntó en voz baja. Levanté una ceja.

—¿Qué quiere decir asentarse Randy? —inquirí, bebiendo mi Coca-Cola. Se quedó en silencio unos segundos antes de hablar de nuevo.

—Ya sabes, tener un trabajo estable, marido, tener hijos algún día, ¿sabes?

Esto casi me hizo ahogar. ¿Marido? ¿Niños? ¿Familia? ¿Estoy preparada para eso? O incluso, ¿boda? Nunca he sido muy buena con lo del matrimonio y votos duraderos. Siempre tengo algún tipo de odio hacia ello, y no sé por qué. Probablemente por el engaño de mamá y todo.

—¿M-Matrimonio? —balbuceé— ¿N-Niños? —El solo pensamiento me hizo asustar—. ¿No es demasiado pronto para eso? Quiero decir, todavía hay muchas cosas que podemos hacer en la vida, ¿verdad? —Sonreí para aliviar la torpeza del tema—. El matrimonio y los niños pueden esperar, siempre hay tiempo para eso.

—De acuerdo, está bien, tranquila Lucy, cálmate un momento, no hay necesidad de divagar —Randy habló con voz tranquilizadora.

Me ruboricé locamente. —Lo siento —murmuré—. Es solo que no estoy tan lista todavía —añadí.

—Bien, entiendo. Ya sabes, la forma en la que hablas del matrimonio es como si estuvieras haciendo algo en contra de tu voluntad. El matrimonio no es tan malo. —Miré hacia abajo con total vergüenza.

—Bien —murmuré, y después de eso no hablamos. Continuamos con nuestro almuerzo hasta que estuvimos llenos y listos para ir. Randy pagó y volvimos al carro.

—¿Quieres ir a casa? —él preguntó y yo asentí. Después de nuestra conversación sobre el matrimonio no quise mirarlo de nuevo por la vergüenza. Evidentemente no esperaba que hablara de ello, ya que todo lo que hablaba era de nosotros y del fútbol. Ni más ni menos. Entonces, ¿por qué el interés repentino en el matrimonio?

El regreso a casa estaba lleno de completo silencio, ni siquiera una palabra de ambos. El segundo en que llegamos a casa, mamá y papá sabían que algo no estaba bien entre nosotros, pero elegí ignorar sus miradas irritantes. Lentamente subí las escaleras a mi habitación para tomar una siesta corta, ya que el viaje de vuelta fue lo suficientemente aburrido como para hacerme desear una siesta.

Escuché a Randy explicar a mis padres que necesitaba algo de tiempo solo. Una vez que vi la borrosa puerta de mi habitación, entré. Cerrando la puerta detrás de mí, suspiré en un profundo estrés. Pero antes de que pudiera llegar hasta la mitad de mi habitación, una potente fuerza hizo que mi espalda chocara con el suave colchón de mi cama.

—¿Q-Qué?

—Hola, dulzura —dijo en voz baja.

El apodo solo me hizo congelar del miedo y, ¿excitación? Realmente no lo sé. Entrecerré los ojos, lo suficiente como para ver la cara de Harry.

—¿H-Harry? —Pero justo cuando el nombre se deslizaba de mis labios, desapareció en el aire.

Me senté y miré a mi alrededor, pero Harry no se encontraba en ninguna parte. Quizá pasará mucho tiempo hasta que vuelva a verlo. Pero espero que no.

Mis ojos se ensancharon en completa conmoción por lo que acabo de pensar. ¿Realmente está sucediendo?

¿Me estoy enamorando del diablo?

© TriciaJeanL | borntoharry

Hex [h.s]Where stories live. Discover now