Capitulo 12.

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Me quedé mirando el techo blanco y llano, el viento soplaba ligeramente; las cortinas de la ventana flameaban con éste. He estado acostada, pensando en cosas, como lo que él dijo. Incluso aunque no hubiera nadie en el cuarto ahora, sé que él me está mirando.

Lo maldigo.

Lentamente me senté, cuidadosamente de no lastimarme o de causar el más mínimos dolor en mi brazo lisiado. Poco a poco me puse de pie. Dejé salir un fuerte jadeo en cuanto sentí que mi brazo golpeaba la gaveta al costado de mi cama. Procedí con precaución, hasta que llegué a la mitad del cuarto.

Mi mama estaba escaleras abajo, haciendo el almuerzo. Mi almuerzo. Estaba a punto de alcanzar el picaporte, cuando una fría mano hizo posesión de la mía, y miré arriba antes de soltar un jadeo.

¿A dónde crees que vas? —él siseó, y miré hacia abajo.

—Estaba por salir de la habitación, mi madre está preparando el almuerzo, debo comer —murmuré. El dejó ir mi mano, y se me quedó mirando.

¿Estás segura?

Asentí, sabiendo que no había ninguna razón para mentirle, tan solo porque él sabría que estoy planeando escaparme a la ciudad. La puerta se abrió sola, e hice mi mayor esfuerzo de no dar un salto de susto. Sin mirar arriba, caminé fuera de mi cuarto y bajé las escaleras.

—¿Mamá? —llamé, podía oírla tararear desde algún lugar de la cocina, hasta que se detuvo.

—¿Si? ¿Necesitas algo, cariño?

—Uh, ¿mi almuerzo está listo, mamá? Estoy muriendo de hambre —dije. Escuché que dijo "si" y caminé hacia el comedor. Mi almuerzo estaba listo, listo para ser comido, o listo para ser arruinado por el bastardo que estaba escaleras arriba.

Miré hacia mi comida, había un filete con zanahorias y otros vegetales. Enserio, ¿mi madre quiere que viva, o muera? Ella sabe que odio los vegetales, ¿por qué puso algunos en mi sabroso filete?

—¡Mamá! —grité, y escuché que ella rió entre dientes.

—Tienes que comer eso, Lucinda, si es que quieres estar saludable otra vez —farfulló, su voz haciendo eco en la cocina.

Suspiré en frustración y me senté, mirando las cosas verdes sobre mi filete. Me sobresalté en cuanto una voz hizo presencia.

¿Estas esperando que lo arruine? ¿Tal vez convertir esto en una cabeza de cuervo? —él cuestionó, estaba apoyado contra la pared. Le fruncí el seño.

—Vete. Déjame comer en paz. —Gruñí, apuñalando a la zanahoria con mi tenedor.

Elevé el tenedor y miré fijamente a la anaranjada zanahoria con asco. Sin otra palabra, tomé el pequeño bocado, el sabor era divertido, y con rapidez busqué un vaso con agua. Pero esto se convirtió en sangre en segundos. Me estremecí  y presté atención a la risa fantasmal.

No tuve otra opción que vomitar esto, y lo hice, fuertemente. Dejé salir un gruñido en disgusto apenas terminé, y mis ojos viajaron a él.

—¡Fuera! ¡No te quiero ver jugando con mi comida! —dije con dureza.

¿Por qué lo haría? —él preguntó, mirando hacia mí— Después de todo, tenemos un trato. —Me culpe a mi imbécil yo misma por olvidar y estúpidamente estar de acuerdo con su trato. Incliné mi cabeza, tratando de resistirme a no golpear su cara.

—Bien —dije y continué comiendo. Si peleo ahora, perderé.

Odio esto. Ser la débil de los dos, no tener la sartén en mi mano en estos momentos es una mierda. Luego de un par de minutos de gruñidos de disgusto y ojos entrecerrados, terminé mi comida. Mentalmente me di los cinco por comer las verduras sin vomitar.

Miré hacia arriba para no encontrar a nadie, él se había ido. Me paré, y estaba a punto de coger mi plato vacio, cuando mi madre de repente apareció y lo tomó.

—No, Lucinda. No hagas nada que te pueda lastimar o causar dolor. —Rodé mis ojos.

—Mamá, estoy bien, todavía puedo ayudarte. —Ella negó con la cabeza.

—No, Lucy, no harás nada. Tan solo mira televisión o algo así. —Y caminó fuera de la habitación. Lancé un gruñido.

—Lo que digas, mamá

Caminé hacia el living. Me acosté en el sofá y encendí la televisión. Cambié de canales y encontré el indicado. Este era Pretty Little Liars. Antes de poder saber si Aria era A, el televisor quedó en color negro. Fruncí el seño.

—¡Mamá! ¡La televisión está rota! —grité, no escuché su respuesta luego de que la pantalla de la televisión comenzara a hacer sonido extraños.

Luego de unos sólidos minutos, la televisión se volvió roja. Un gran círculo blanco apareció en ella. Incliné mi cabeza, ¿qué infiernos era este show?

Y una chica en un ensangrentado vestido blanco apareció, su cabeza se inclinó hasta que quedó en una posición que es inhumanamente posible.

Ayúdame...

(A/N: Uno, dos, tres...)

Y grité malditamente fuerte.

© waysidestyles | borntoharry    


Hex [h.s]Where stories live. Discover now