Capítulo 35: "¿Por qué?"

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«Jack, lo siento por no avisarte antes, vine a visitar a mi padre y mi teléfono se quedó sin batería».

«No me gusta que te des estas escapadas de último minuto, estoy empezando a creer que no quieres presentarme a tu familia».

«Mi padre sigue enfermo, pero cuando se mejore prometo que te traeré para que lo conozcas».


La primera vez ocurrió seis meses después de la muerte de mi madre. Lo encontraron desmayado en algún estacionamiento. Tuvieron que vaciarle el estómago con un tubo. Salió del hospital a la semana. Me fui al cuarto día de ser internado. Él me recordó que tenía clases y que no podía seguir faltando.

La séptima vez ocurrió en la madrugada. Me llamaron para avisarme que mi padre condujo estando ebrio y se estrelló contra un árbol. Destrozó un par de bancas de madera y el jardín de margaritas del parque. Él se torció el cuello y nariz. En vez de meterlo a prisión lo internaron por un mes en un centro de ayuda. No me permitieron verlo, él no lo quiso.

Mis recuerdos de la niñez me demuestran lo luchador que había sido mi padre para vencer su condición. Mi madre fue su roca, sin su presencia no creo que lo habría logrado. Ella trató de esconder ese lado oscuro de mi padre, pero igual fui capaz de presenciarlo.

Mis padres me demostraron su amor en todos los sentidos cuando era niña, y también cuando fui creciendo. Y sé que fue gracias a mi madre. Nunca se rindió ni perdió la cordura.

—Amelia... Amelia...

Rei, Jack y Max muestran pánico, no saben qué hacer, y es posible que sea por causa mía.

—Debo irme. —Le quito a Rei mi teléfono—. Tengo que ir con mi padre.

—Vamos —dice Jack—, yo conduzco.

—No es necesario. —Lo miro—. Iré por mi cuenta al aeropuerto.

Empiezo a caminar.

—No irás sola, Amelia. —Me sigue.

Abro la puerta y sigo avanzando por el pasillo.

—Jack, en serio no necesito que vengas. —Me detengo y me vuelvo hacia él, los otros dos se quedaron adentro—. Estoy bien para hacerlo por mi cuenta.

Se acerca, con intención de tocarme.

—En serio estoy bien. —No permito que lo consiga—. Te llamaré cuando aterrice.

Le doy la espalda y sigo caminando. Sus pasos me indican que no se ha dado por vencido. Me doy prisa y él hace lo mismo. Uso las escaleras y me imita. Llego a mi auto y él sigue detrás de mí. Abro la puerta y su mano aparece.

—No te dejaré ir sola.

Cierro los ojos con fuerza y trato de ser paciente.

—No tengo tiempo para esto, Jack, debo irme.

—¿Cómo vas a comprar el boleto de avión?

—Tengo dinero ahorrado en una cuenta aparte solo para...

—Amelia... —Sostiene mis brazos en un intento por confortarme.

—No lo hagas. —Me aparto—. No lo necesito.

—¿No necesitas qué? —Trata de nuevo y retrocedo.

—A ti, no te necesito ahora. —Yo misma me abrazo—. No para esto.

—Amelia...

—¡Te dije que no!

Detengo sus esfuerzos inútiles y aprovecho su desorientación para subir al auto. Arranco sin mirar atrás, sin interesarme por verlo a través del espejo retrovisor, de querer saber si sigue ahí, herido por mis palabras.

¿Me van a dejar hablar? [Presente MVDH #1]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt