Capítulo 16: "Aguar las penas"

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«¿Has desayunado?»

«Que te impor... Ey, suéltame».

«Vas a venir conmigo y desayunaremos juntos quieras o no».


De acuerdo, vamos a pensarlo mejor.

Tal vez no sea tan malo, después de todo se trata de Jack, mi amigo tonto, mi sensual amigo tonto. El hombre que no se da cuenta de las cosas a menos que le golpearan su bello rostro. Así que tal vez no sea tan malo.

¡Pero es una desgraciada modelo de ropa interior! Seguro que de desgraciada no tiene nada, seguro que es más sensual que Jhonny Depp, Brad Pitt y Orlando Bloom juntos.

—Deja de hacer eso o se te acabaran las neuronas y no podrás ir al baño tu sola —me regaña Susana mientras me acerca la taza de café que esperaba.

Detengo los incesantes golpes que me doy con la cabeza contra el marco de la entrada de la cocina.

—Que Jack vaya a trabajar con una sexy y exuberante modelo de ropa interior tan seductora que solo usaría en mi luna de miel no es el fin del mundo.

Sigo golpeándome la cabeza.

Lamento tanto haber tenido la suficiente curiosidad como para investigar sobre ella. Confirmar mis sospechas de que es una bella mujer solo lo empeora. Y eso que en las fotografías que encontré de esa mujer solo enseñaban su cuerpo, como si fuera más que suficiente, como si su cabeza sobrara.

—Ahh... ahhh... ahh... Alabama... aceite... ardilla... —digo entre golpeteos— esa... mujer... es... tan... sensual... que... hasta... a... mi... me... atrae...

—La hermosura no lo es todo, pequeña —comenta Susana, como un intento de calmarme.

—Pero la sensualidad si lo es —sollozo y detengo los golpes para apegarme al marco, refrescándome con su superficie fría.

—Am tiene razón —afirma Beatriz.

¿Por qué tengo amigas tan sinceras que ni en esta situación se atreven a mentirme descaradamente con tal de levantarme el ánimo?

Sigo con los golpes, como si le estuviera dando cariño al muro.

—Por qué... no... soy... más... sensual... por qué... porqueeeeee...—balbuceo entre golpes, deseando que el marco de la puerta sea mágico y cumpla mi deseo interno— por qué... no... me... detienen... que... ya... me... está... doliendo...

Detengo los golpetazos y consuelo mi adolorida cabeza.

—Te dije que te detuvieras —agrega Susana y estira la mano con la taza.

Esta vez la recibo y me pongo a disfrutarla. Ella se sienta frente a Beatriz y yo me acomodo a su derecha.

—¿Qué vas a hacer? —pregunta mi honesta amiga.

—Haré que renuncie.

Se hace el silencio.

—Es broma. —Sacuden las cabezas ya que no les hizo gracia—. No haré nada, o mejor dicho me limitaré a asimilarlo. Soy su amiga así que lo apoyaré.

Susana me golpea la frente con el dedo, como si matara un bicho.

—¡Auch!

—Mi hija miente mejor, dinos lo que harás —ya se enojó y no sé por qué.

—Estoy diciendo la verdad —refunfuño y acaricio mi frente—. Jack ya está lo suficiente nervioso como para que haga algo que pueda empeorar su estado de humor.

¿Me van a dejar hablar? [Presente MVDH #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora