Capítulo 46: "Está duro, y esa es la verdad"

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«Ahora que ya estamos por graduarnos podemos ir buscando un departamento».

«Amax, primero debemos saber si entramos a la universidad que queríamos».

«Con tu intelecto y mi atractivo no creo que nos rechacen»,


—Listo, ya te traje a tu departamento, buenas noches —digo apenas detiene mi auto.

Como mi querido amigo Jack había ido en taxi a la fiesta de despedida, fui tan amable de traerle, y de permitirle conducir ya que insistió tanto de hacerlo él.

Igual no podía quedarme por más tiempo ya que Susana me amenazó con desnudarme y bañarme frente a todos los trabajadores si no me iba a dormir.

Y aquí estamos, a altas horas de la noche, frente al bloque de departamentos del modelo que conduce, con la falsa Luna llena alumbrándonos a pesar de que no la necesitamos. Es que para eso sirven los postes de luz, además que estos hacen un mejor trabajo cuando se trata de dejarnos ver mejor ante toda la oscuridad que hay alrededor.

—¿Quieres subir? —Desabrocha el cinturón de seguridad.

—Creo que he bebido demasiado porque acabo de escuchar que me has invitado a subir.

¿O es que yo me he invitado a subir? ¿Mi voz estará pasando por alguna etapa de transición? ¿Estaré convirtiéndome en hombre?

—Es justo por eso que lo hago, además de pedirte que te quedes a dormir.

—Jack Torner Seferi Jones. —Toqueteo su cara como si no la reconociera y quisiera confirmar que se trata de la misma persona— ¿Quieres que duerma en tu departamento? ¿Contigo adentro?

—¿Seferi Jones? —Quita mi mano de su cara y la mantiene presa con ambas de sus manos.

—Puedo pedir un taxi, ¿por qué quieres que me quede? —Ladeo la cabeza al pesarme el cerebro.

—¿Recuerdas las noches en las que te quedabas a dormir en mi habitación? —Sus lindos dientes me recuerdan a las pastillas de menta que vomité antes de subir a mi auto.

—Eso fue en la universidad, y solo lo hacía porque me obligabas a estudiar hasta muy tarde. —Asiento al recordarlo tan claro como si hubiera pasado ayer.

—Si quieres podemos estudiar...

—¿En serio? —Levanto las manos con demasiada fuerza y termino golpeándome con el techo del auto.

—Solo bromeo. —Sonríe, divertido por quien sabe qué.

—En ese caso, acepto. —Le doy unas palmaditas a su mejilla—. Ahora desátame. —Trato de zafarme del cinturón de seguridad, pero este parece haber sido atado por un profesional.

Abre la puerta de su departamento y me permite entrar primero. Aspiro profundo el aroma a Jack que desprende el lugar y, con una sonrisa tonta, corro hacia el cómodo sillón negro que hay en la sala. Esta resulta ser más delgada de lo que recordaba y caigo de trasero al suelo de mármol importado por los reyes de Escocia.

—Prepararé tu cama.

—Eso no es necesario. —Agito una mano y me siento. —Dormiré en tu habitación.

—¿Disculpa? —Su linda frente se arruga.

—Te disculparé, cariño, cuando me traigas una bebida, que mamá está sedienta. —Mis débiles manos me obligan a usar más fuerza de la normal para despegarme del suelo y regresar al cálido sillón.

El precioso ser humano obedece y se va. Me apoyo del respaldar del sillón para observar su trayecto hasta la cocina y su regreso en cuestión de segundos.

¿Me van a dejar hablar? [Presente MVDH #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora