¿Me van a dejar hablar? [Presente MVDH #1]

Capítulo 2: "Y así es Jack"

«Amelia, te amo».

«¿Lo dices en serio?»

«Te he amado desde que nos conocimos pero tuve miedo».

All the moves like jagger...I've got the moves like jagger...I've got the moves like jagger...

—¿Aló? —contesto el teléfono con voz ronca, algo que me suele pasar cada vez que duermo más de la cuenta; o bebo hasta desmayarme.

—Perdona, ¿te desperté? —Me levanto de golpe al ser consciente de quién se trata.

Sueño con que un día pueda conocer otro lado mío aparte de mis hábitos. Y con otro lado me refiero al que acaba de encender con tan solo escuchar su voz.

—Claro que no. Pfff, ¿dormir a estas horas? —Miro el despertador ya que no tengo ni idea de la hora que sea—. Si apenas son las ocho. —Salgo de la cama y corro al clóset a buscar alguna prenda que pueda usar.

—Genial. —Prenda por prenda sale volando como descarte—. Unos amigos me contaron que se ha inaugurado un nuevo club no muy lejos de donde vivo, ¿te apuntas? —Sonrío en victoria al encontrar mi camiseta favorita.

—¿En serio? —Caigo al suelo de trasero por culpa del pantalón que trato de ponerme—. Por supuesto, no tengo nada que hacer. —Me coloco la chaqueta y gateo hasta los zapatos.

—¿Estás resfriada? ¿Por qué suenas agitada?

—Estaba... —Miro el desastre que he creado en mi habitación—. Haciendo ejercicio. ¿Pasas por mí?

Me encamino a la sala en busca del bolso que tengo pensado llevar.

—Claro.

Cuando abro la puerta vuelvo a caer de trasero y por supuesto, Jack está allí. Si sigo cayendo así mis nalgas van a desaparecer y junto con mi dignidad.

—Gracias —digo, Jack me ayuda a levantarme y no me suelta aún cuando ya estoy de pie.

—¿Te hiciste daño? —pregunta.

Tal vez me torcí el tobillo, un hueso se rompió, y estoy por desangrarme.

—Estoy bien —sonrío de oreja a oreja, sin sentir nada de dolor gracias a sus espléndidas manos.

—Bien. —Coloca uno de mis mechones por detrás de mi oreja— ¿Nos vamos?

Sus ojos celestes encienden mis mejillas, su cabello castaño que se torna rubio en días claros me tienta a que lo acaricie y confirme lo suave que debe sentirse; y su cuerpo alto, con la perfecta cantidad de músculos, envuelto en un sencillo jean y una camisa, me hace sudar hasta las uñas.

Frente a mí tengo al hombre más delicioso del planeta, al que he deseado por casi un año y es que está tan bueno que yo, su amiga del alma, no he podido ser inmune a sus encantos.

Deseo tanto a Jack que he llegado a enloquecer.

¡Desodorante! ¡Necesito uno urgente o no sobreviviré esta noche!

—Antes que nos vayamos permíteme cambiarme de aretes, estos solo los uso para trabajar.

Ni me molesto en dar una buena excusa porque Jack se creerá lo que sea que diga.

—Claro, aquí te espero. —Se aparta.

Regreso con prisa a mi habitación. Abro la puerta del baño con una patada, esto provoca que regrese con la misma fuerza y me golpee la cabeza.