Capítulo 18: "Lo mejor es no saber"

23.1K 1.4K 48
                                    

«Es un alivio saber que estás bien».

«Amelí, espera».

«¡No me toques!»


—Estuve así de cerca de caer de nuevo en tus palabras —añado con dureza. Mi pecho se contrae y me dificulta el respirar. Maldita sea. Este dolor lo siento tan familiar—. ¿Pero sabes porque esta vez no lo haré? Porque he aprendido la lección.

Arruga la frente, mis palabras están empezando a hacer efecto en él.

Bien.

—Ya no soy una adolescente ciegamente enamorada. Y veo que tú tampoco eres tan joven...

—¡Max, el desayuno está listo! —grita la mujer, colocándose en evidencia justo en el preciso momento.

—Ya que te has descuidado. —Un suspiro exhausto se me escapa, y me mantengo serena para probarle y probarme que presenciar esto ya no me afecta del mismo modo—. Al menos aquella vez tuviste la decencia en esforzarte para no ser encontrado. Adiós Max.

Me giro y salgo de allí, su cara estúpida es prácticamente la misma que ha puesto esa vez.

La última vez que lo vi.

No voy a faltar, no voy a faltar

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

No voy a faltar, no voy a faltar.

No puedo ser una irresponsable que falta por algo así.

Ya he pasado lo que quedó del día de ayer luchando la peor guerra interna que he vivido en años, siendo la vencedora y derrotando a aquellas lágrimas que se esmeraban en salir.

Siento un tremendo orgullo hacia mí por no dejarles ceder a que me lleven a una patética situación en la que volvería a llorar por él.

En tanto voy metiendo en la cartera los objetos que creo necesitar, por enésima vez la escena de ayer cruza por mi mente.

Max y su compañera de cuarto. Yo presentando tal desfachatez. Max y su candente compañera de cuarto. Yo presenciando algo muy lejos de ser algo de mi incumbencia y que no podría importarme menos.

Listo.

Subo al auto y respiro con fuerza hasta inflar mi pecho, lo expulso y consigo sentirme algo mejor. Sujeto el timón con ambas manos, presionándolo más de lo normal, esperando a que las energías vengan a mí y me apoyen a soportar el día.

—No voy a huir.

Asiento con la cabeza, decidida. Metro la llave y arranco con potencia.

Me dispuse a escuchar algo de música para despejar la mente. Que mejor que rock pesado taladrándome la cabeza y destrozándome los tímpanos con sus escandalosos gritos.

En momentos así, lo mejor que puedo hacer es trabajar hasta que me salgan callos y mis manos queden tiesas por la artritis.

Saludo de un grito al de seguridad, sujeto al que siempre veo parado en la entrada de la revista.

¿Me van a dejar hablar? [Presente MVDH #1]Where stories live. Discover now