Capítulo 17

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Las clases habían empezado hace ya un mes y medio, lo que significaba que se acercaba el baile de otoño. Nunca me gustó mucho la idea de este baile porque nadie me invitaba; y, si lo hacían, eran los penes de la clase. No me quejaba, me sentía halagada, pero preferiría ir con alguien que me gustara (Jason, dah). 

–Ay, ¿no te emociona que ya esté cerca el baile? –me hizo Eugenia la misma pregunta de todos los años. 

–No, Eugenia, y siempre te repito que no porque nadie nunca me invita y me quedo sola viendo como todas ustedes tienen citas y yo no. 

–A lo mejor este año tenés suerte –tenía razón, pero en realidad no había ningún chico del colegio que me gustaba como Jason. 

Busqué el anuario y empecé a ver quiénes podían ser los afortunados. Este año invitaría yo si nadie lo hacía. 

Buscando, encontré a Davis White. Entró el año pasado, creo, para la segunda parte de secundaria. No era feo en realidad, pero no lo conocía. Todavía quedaba una semana para el baile así que podía hacer sociales con él. Solo tuve dos clases con el el año pasado y este año tengo tres, no es de las personas con las que más me hablo. 

Después de clase, fui a preguntarle en el recreo si tenía con quién ir. No me pregunten cómo fue que lo hice porque no sé, pero sé que me dijo que no. No era nada personal, lo que pasaba era que él se iba de viaje con la familia, o por lo menos es lo que me dijo. 

Listo, no tenía con quién ir al baile, buenísimo. Sería la única tarada sin compañero. El lado bueno es que todavía me quedan dos años para ir con alguien. 

Había llegado el día del baile, todas mis amigas fueron en limusina y tuvieron el detalle de buscarme a mí por mi casa, sola. Cada una con su pareja y sus vestidos glamorosos y yo, nada especial. Tenían peinados caros y yo solo una trenza deshecha.  

Llegamos y, cómo no, estaban Julia y Jason sacándose la foto. Me molestó un poco, pero no tanto como lo hubiera hecho hace un mes. Me miró con ojos tristes, pero Julia no le dio importancia. Yo solo lo miré como si fuera alguien más que justo vi y me di la vuelta, ciertamente orgullosa. 

Nos sentamos todos en una mesa, y yo no podía evitar ver a Julia y Jason reírse, por mucho que me costara admitirlo. Miento, me dolía verlos. Podría ser yo esa, y no lo soy por mi propia culpa. 

No, no iba a culparme a mí misma solo porque me sentía vulnerable. ¿Qué me pasaba? Iba a demostrarle lo poco que me importa. Después de darme vuelta, empecé a escuchar gritos. No eran ellos dos, no podían serlo. Estaban riendo hace un segundo, ¿qué podría haber pasado en tan poco tiempo? 

Pero aparentemente, sí eran ellos. Lo veo a Jason pararse con las manos levantadas dirigiéndose a la mesa de sus amigos ya que estaba con las amigas de Julia. Pobre, lo que tenía que sufrir. 

Al DJ se le dio por fin poner música electrónica para poder movernos de una vez, pero yo en vez me quedé sentada, no estaba con ganas de bailar. Las chicas me invitaban pero les negaba una y otra vez, prefería quedarme con el celular haciendo de cuenta que me hablaba con alguien. 

Pasó como media hora y se les dio por poner los lentos. Buenísimo, al darme vuelta vería a Julia y a Jason juntos con sus cuerpos también juntos.

Pero no; Jason estaba acercándose a mi mesa, pero no me ilusioné. Seguro venía a buscar algo o algo así. Lo veo acercarse a mí ahora, así que me asustaba. Me doy vuelta como si no hubiera visto nada, pero siento una mano en mi hombro desnudo. 

–¿Te puedo ofrecer esta pieza? –dijo en un tono boludeando que hizo que casi me ría, pero acepté fríamente ya que no tenía nada que perder. 

Within Hate (Español)Where stories live. Discover now