Capítulo 12

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Estaba saliendo del colegio con mi celular en la mano, mirando los tweets de Jason. Estaba tan concentrada mirándolos que no sabía lo que pasaba en el mundo, con lo cual un idiota detrás mío venía rapidísimo en bicicleta a los gritos de "¡Correte, Wolff!" y me empujó, dejando caer mi celular al piso rompiéndose en mil pedazos. Los dos miramos al celular con la boca abierta como por 10 segundos, y después el bien forro se subió a su bicicleta diciéndome:

–Yo te lo avise, Wolff.

Qué bastardo, tenía toda la furia dentro de mí. Quería gritarle algo, pero mi angustia me superaba. Levanté los pedazos y los guardé en mi bolsillo, y seguí mi camino a casa tratando de no pensar lo que acababa de pasar.

Una vez en casa, le mostré los pedazos a mi mamá, ella estaba furiosa. Dijo que debería conseguir un empleo para poder comprarme otro, porque eso era irreparable.

–¡Mamá! Todavía soy chica para un trabajo, ¿qué decís?

–Perdoname, pero no tenemos la plata suficiente para un teléfono nuevo. Además, yo a tu edad ya tenía dos trabajos y así pagaba mis salidas.

–Bueno, pero decime, ¿dónde lo consigo? Soy un desastre para todo.

–Em, podrías ir al club de boxeo de acá cerca, hay un cartel que vi justo ayer que necesitaban meseras, ¿creés que podés hacerlo?

–No lo sé, voy a ver. Agh, mamá, mirá lo que hago por vos...

–Más bien, por vos –gruñí y me fui a mi habitación. Podía escuchar a mi mamá llamando al club de boxeo afirmando que podía tener el trabajo, y que empezaría mañana.

Al día siguiente, ya en el colegio, Madison me invitó a su casa para ver una película junto a las demás chicas, pero lamentablemente le tuve que decir que no porque tenía que ir a ese trabajo en el club de box.

–¡¿Al La Cueva Boxing Club vas?!

–Sí, ¿qué tiene? -dije al encoger mis hombros.

–¡Ahí es donde va Jason, tarada!

–¡¿Me estás haciendo un chiste?!

–¡No, boba!

–No voy a poder ir, sería una vergüenza que me viera. Me niego. -dije negando con la cabeza

–¿Tu mama no llamó ya para que vayas?

–Uh, cierto. Bueno, lo voy a evitar lo más que pueda.

Bueno, nuestro destino se estaba empezando a cruzar. Era demasiada casualidad como para que no fuera por algo. Por parte no quiero que me vea, pero sino, ¿qué gracia tendría ir? Por algo me inscribí ahí, e iba a hacer que ese algo pasara.

A la salida del colegio me dirigí a casa y me cambié lo peor que pude, sin considerar que Jason me iba a ver vestida así. Capaz ni lo notaba, de cualquier manera iba a tener un delantal por arriba. En fin, no iba a vestirme como para ir a una fiesta si iba a limpiar mesas y llevar comida, ¿no? Claro. Parecía que tenía puesto un pijama, pero qué importa.

Llegué y todavía estaba vacío. Sólo estaban los de mantenimiento y otros meseros. Waw, qué intimidante. Eran todos hombres enormes, llenos de tatuajes y pelados. En cambio, yo, era una diminuta piba con pelo lindo y bien vestida (la verdad, al lado de ellos me sentía Coco Chanel, pero en realidad parecía un trapo sucio) que iba a trabajar porque solo se le rompió su celular táctil, mientras que estos hombres se ganaban la vida así. De cualquier manera, me preguntaba si alguno de ellos fue alguna vez boxeador profesional, eran gigantes.

Todos me miraban horrible, parecía una de esas películas en las que entras a un club de póquer y de pool porque te ganas la vida con apuestas por adicción. Todos perforaban sus miradas con sus ojos negros en mí, y de cierta manera daba miedo. ¿A qué hora era la primera clase? ¿Por qué nadie llegó todavía? ¿Acaso no hay escuelas de medio turno? Por favor, este club no debe ganar nada.

Within Hate (Español)Where stories live. Discover now