Capítulo 19

5.7K 320 2
                                    

Mierda, esto no me podía estar pasando a mí. Ya de por sí la ida hasta dirección fue incómoda, aunque debo admitir que pensaba escuchar insultos por parte suya aunque no haya sido mi culpa. Siempre me metía en problemas por su culpa pero no me importaba, así tenía más tiempo con él.

Pero, ¿qué estaba pensando? ¿Me estaban volviendo los pensamientos? No importa lo que tratara, Jason de una manera u otra volvía a estar en mi "camino". Qué podía hacer, no era decisión mía. Lo trataba de alejar pero volvía hacia mí, y no por su voluntad, sino porque sí, y me asusta. Seguramente si me mudo a Ucrania me lo encuentro en el supermercado, es como si estuviéramos hechos para reencontrarnos todo el tiempo. ¿Cómo esperan que lo supere así? Es imposible.

En la oficina nos esperaba el director Brown, creo, lo cambian todos los años por razones distintas. En fin, nos mira a los dos un poco relajado ya que era la segunda vez que nos ve juntos en su oficina.

-¿Qué los trae acá ahora? -pregunta fríamente Brown.

-Lo que... -no me salían las palabras, si yo no había hecho nada.

-Lo que pasó fue -me interrumpe Jason, por suerte -que ella no tiene nada que ver, yo solo le hablé una vez pero nos retó a los dos.

-No creo que los haya mandado solo por hablar una vez.

-No, no, por eso, después hablé con otro amigo pero le echó la culpa a Diamond, ella no tiene nada que ver -me sonrojé.

-No lo sé, hubiera mandado a tu amigo en realidad. La cuestión es que, no es la primera vez que están aquí y una sanción evidentemente no cambia mucho en su actitud. Van a tener detención por hoy, pero la próxima vez tendrán un castigo más grave. ¿Entendido? -ambos asentimos. Yo no emití un sonido, no era justo. En fin, iba a estar toda la tarde con Jason, ¿no? Miren el lado bueno.

Saliendo de dirección, quiero agradecerle a Jason por el intento de defenderme, pero las palabras no me salían, así que el fue el primero en hablar.

-Perdoname que te metí en problemas de vuelta, intenté lo que pude -literalmente, no me salían palabras de la boca para contestarle.

-No pasa nada -conseguí decir con voz temblorosa. No sé qué es lo que me tenía tan nerviosa, el tenerlo cerca de vuelta, el haberme metido en un quilombo. No importaba, pero ya la última vez mi mamá casi me mata por la sanción y si llega a pasar algo parecido, me tengo que alejar de Jason, por más alejada que ya esté.

Cuando volvimos a nuestra clase, se escuchaban murmullos por todos lados. A mí, personalmente, no me importó, pero no sé si a él sí. En fin, no volvimos a hablar en toda la tarde.

Bueno, sí, algo así. En detención se me disculpó, se sentía mal de verdad.

-Perdón, otra vez.

-Ya te dije que no pasa nada -le susurré cortante.

-No, por todo, digo. Por lo que sea que te haya dicho en la fiesta, por haber cagado a manos a ese pelotudo, por todo, en general. Te traje muchos problemas y es lo que más en el mundo quiero evitar.

-Dale, Jason, no me mientas mas, ¿sí? Directamente ni me hables porque cada vez que te hablo algo pasa, dejame tranquila -cerré mi libro y me fui, la profesora se había quedado dormida. Jason, por suerte, se quedó en la clase en vez de perseguirme, capaz como hubiera querido que hiciera por más que quisiera alejarlo de mí.

Martes: volley. Seguía teniendo con él, lamentablemente. Además, para colmo, el profesor decide meterlo en mi equipo. Parecía una joda, somos 70 pibes y, ¿justo conmigo lo ponen? Tenía que ser mucha casualidad. Igual, ¿qué podría pasar en solo 3 horas, no?

Bueno, de hecho, de todo: empezó uno de los partidos y éramos él y una mina que se creía la duquesa (ese día jugábamos partido de tres). Los primeros 3 sets fueron bastante silenciosos, pero cuando de verdad se armó bardo fue contra un equipo de un chico y dos chicas más. La cuestión fue que empezó el partido y, por muy bueno que Jason sea ahora, sigue siendo el mismo jodón de siempre.

El chico del otro equipo era, bueno, un poco afeminado. Jason al parecer no pudo contenerse y le tocó la oreja a través de la red. Este otro chico, saltó a decirle una cosa que no tendría que haber dicho:

-¿Vos a medida que crecés no te das cuenta que sos un pelotudo? -se la dejó servida, ahora le iba a hacer la vida imposible.


-Che, no, de hecho sigo andando en triciclo. Diamond, ¿a vos te parece que yo soy un pelotudo? -a todo esto, yo estaba tratando de contenerme la risa.


-Mmm, a mí me parece que sí, eh -dije entre risas.


-Ah, bueno. Listo, Diamond, así quedamos -lo empujé para contestarle y nos dio corriente. No era la primera vez que pasaba entre nosotros, pero por alguna razón me pasaba solo con él. Tuvimos un contacto visual de como 4 segundos seguidos, pero no podía evitarlo. Era como volver a unos meses atrás cuando éramos solo compañeros que nos odiabamos y empezabamos a atontarnos uno con el otro.


Como era de esperarse, Jason tuvo problemas de vuelta, solamente que esta vez no me involucró a mí.

A la salida de la cancha, yo estaba guardando las pelotas en una bolsa ya que quería subir mi nota actitudinal por lo que pasó la otra vez. Jason se acerca y, raramente, se me acelera el pulso.

-Un placer jugar con usted, milady -dice al arrodillarse y entregarme la pelota. Me puse roja, pero porque estaba nerviosa. Solo le sonreí como respuesta y seguí como si nada hubiera pasado.

Este nuevo tipo de relación de amistad que tengo con Jason me encanta, pero a la vez quiero más. Quiero volver a besarlo, me voy a volver loca si lo sigo teniendo así de cerca sin poder hacer lo que quiera con él. El que fuera mi amigo me estaba torturando y, otra vez, decido distanciarme de él. O, bah, no necesariamente me tengo que distanciar, capaz tengo que conocer a alguien más, ¿no? Sí, eso voy a hacer. Mientras tanto, Jason iba a ser el único en el que iba a pensar.


Claro, ¿cómo no? Si a donde iba él siempre estaba. Por ejemplo: el día después del evento este de volley, estaba yendo a comer a casa, como casi todos los mediodías. En eso (yo estoy caminando por el borde de la calle, aclaro), siento un bocinazo atrás mío que me deja sorda del oído izquierdo, y un motor que rugió hasta no poder más. Para mi sorpresa, era Jason, obviamente. En el momento no me lo esperaba (es más, la sufrí), pero cuando él bajó la ventana del auto le grité.


–¿Cuando vas creciendo no te das cuenta que sos un pelotudo? -se ríe, es más tierno. ¿Cómo voy a superarlo así?

-Dale, goma, subíte al auto que te llevo -asiento sin pensarlo y me subo. Estaba Nicholas también, pero no me iba a hacer sentir incómoda ahora, o eso me parecía.

-Y ustedes dos, ¿qué? Son mas confusos que El Origen, ¿cómo es que se llevan tan bien ahora? ¿Me pueden explicar su relación, por favor? -Jason se rio, aunque a mi no me causó ninguna gracia.

-Somos amigos, Nicholas, puedes quedarte tranquilo.

-Jason, ¿me viste cara de estúpido? Puede que sea más de la lujuria yo, pero se sigue notando cierta "química" entre ustedes -Jason acelera la velocidad del auto, estaba nervioso y se notaba. Se le esfuma la sonrisa de la cara y desde ese momento, el auto es puro silencio.

No entiendo a este chico, ¿seguía habiendo química de verdad? Cada vez que encuentro una razón para alejarme de él, se plantea una para acercarme más. No sé si es obra del destino o de Dios o de quien sea que maneja todo, pero de alguna manera u otra, al parecer, tenemos que estar juntos (ya sea como amigos o lo que sea), ¿no?


Within Hate (Español)Where stories live. Discover now