Capítulo 30

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Jason parecía estar manejándose muy bien con su parte del trabajo ya que no me pidió ayuda con nada, pero no iba a poder soportar que no me hablara por tanto tiempo. Sabía que lo había perdido por mi culpa y por mis emociones tramposas, pero no era la manera en la que esperaba que terminaran las cosas. Esperaba que el por fin dijera lo que en serio siente por mí porque, aunque me lo haya negado esa y muchas más veces, sé que no es así. Sé que, muy en el fondo, le pasa algo conmigo y, de no ser así, no se hubiera enojado tanto. 

De cualquier manera, las cosas no podían seguir así por mucho más tiempo porque: 

1) Jason tenía que colaborar conmigo en el trabajo porque es un trabajo grupal 

2) No podemos vivir peleados porque no podemos vivir el uno sin el otro. 

Cuestión que, durante mi clase de matemática, reuní todo el coraje para ir a hablarle en el recreo. 

Encontré el momento indicado para hablarle, que fue cuando él estaba solo en los lockers guardando sus cosas. 


Me le acerqué con la cautela de un gato para que no me escuchara y se espantara pero, al parecer, me leyó la mente porque cerró la puerta de su locker y me miró fijamente a los ojos mientras me decía:

–Mirá, Diamond. Por mucho que odie tener que decírtelo, vamos a tener que juntarnos para terminar esto porque hay cosas que no entiendo. Pero solo vamos a trabajar, ¿sí? Y vamos a mi casa. –la idea de que me hablara me tenía contenta; tanto, que tenía que disimular mi sonrisa. 

–Está bien, ¿cuándo voy?

–Hoy. Y, hasta entonces, no me volvés a hablar. 

Asentí y me fui. Era un gran paso que fuera a su casa después de tanto tiempo, y más si estaba enojado. 


Era la hora de irnos y estaba la mamá de Jason esperándonos con una sonrisa en la puerta de su auto. Su hermanita y su hermano mayor no estaban, no sé por qué. 

–¡Hola, Diamond, tanto tiempo! ¿Cómo te va? 

–Bien, gracias, Mónica. 

–Bien ahí no llamándome "Señora Trace". ¡Estás divina! –y ahí me empezó a preguntar todas las típicas cosas que preguntan los papás como "¿Cómo andan tus papis?" "¿A dónde se van en el verano?" etc. 

Llegamos a la casa y estaba su hermanita tirada en el sillón con una mantita hasta la boca y una taza de té de lechuga que parecía no estar tomándolo por placer, sino porque parecía enferma dada las condiciones climáticas (mucho calor, casi era verano) y la palidez de su cara que la delataba. 

–¡Pobrecita! ¿Estás bien?

–Sí, gracias... ¿Diane?

–Diamond –le corregí amablemente.

–Eso. ¿Cómo es posible que todavía no sepa el nombre de tu novia? –quiso ridiculizarlo a Jason pero, con su situación conmigo, no creo que le haya causado ninguna gracia.

Solo la miró de reojo sin contestar; nunca lo había visto tan enojado. Yo solo me torné violeta y lo seguí a Jason hasta su cuarto.

–Mirá, tengo un par de cartulinas abajo para hacer los cuadros de Punnett, pero te aviso que yo no los sé hacer bien todavía. ¿El problema lo podes hacer vos?

–Dale, sí, no te preocupes. Pero ayudame a hacer los cuadritos con la regla.

Mientras yo pensaba el problema, el dibujaba en la cartulina con marcador indeleble los cuadraditos para el cuadro. Yo no soportaba más la tensión, se la sentía en el aire con solo estar en el mismo cuarto que nosotros dos.

Within Hate (Español)Where stories live. Discover now