Capítulo 31

11.7K 405 64
                                    

Aunque ya con Jason nuestra relación estaba mejor que antes, seguíamos sin hablarnos. Había pasado una semana y la única vez que me habló fue para ayudarme con el caballete, pero nada más.

Para terminar las clases, nos dijeron que con la clase de religión teníamos que ir a hacer una "obra de misericordia" a un hospital de ancianos, y nos dividían en grupos de dos para que fuera cada grupo a un cuarto con un viejito diferente. 

A mí me pusieron con Jason porque veían que nuestra conducta entre nosotros no era la mejor y se suponía que esta obra era también para crecer como personas. Además, nos iba a convenir a nosotros también ya que yo estaba muy mal por nuestra "separación".

Me tuve que sentar con Jason en la combi para ir al geriátrico, y no me dijo una palabra hasta que yo le hablé. Él iba muy pensativo del lado de la ventana, mirando como pasaba la gente con sus bolsas de supermercado o a los perros peleando. Yo me atreví a preguntarle:

–¿Estás bien? –pregunté en un hilo de voz.

–No; sí, lo que pasa es que la última vez que vine acá fue para ver a mi abuelo, antes de que, bueno, lo trasladaran al hospital –me contestó con una sonrisa evidentemente falsa. No sabía que decir, así que, cuando apartó la mirada, le agarré la mano y le hice un mimito corto.

Él me volvió a ver confundido, pero yo ya no estaba mirando. 

Llegamos al hospital y nos mandaron a la habitación de una viejita que se llamaba Elba Rodríguez (era de Colombia). Ella, al vernos, quiso pararse y darnos un abrazo. Elba tenía un problema en la espalda y le dijimos que no era necesario, que nosotros íbamos a ir a abrazarla a ella. 

Empezamos a preguntarle sobre su vida: sus hijos, nietos, los amigos que tenía en el geriátrico, entre otras cosas. Entre Jason y yo ni hablamos, pero teníamos una conexión evidente que se manifestaba mientras hablábamos con Elba. 

Jason parecía estar muy interesado en todo lo que nos contaba; hasta le brillaban los ojos. No sé si era de emoción o porque le hacía acordar a su abuelo. 

En el medio de una de nuestras charlas, Elba nos preguntó:

–Y ustedes, ¿hace mucho que están juntos? –con Jason nos miramos confundidos, no habíamos entendido bien a que se refería con "juntos". Bah, sí, pero por las dudas preferimos no contestar nada.

–¿"Juntos" en qué sentido? –pregunté inocentemente.

–Bueno, como, de novios –nos explicó como si fuéramos retrasados. Acá dejé a Jason que contestara, pero él había hecho lo mismo que yo, así que tuve que contestar.

–No, no. No estamos juntos, solo nos tocó esta actividad. 

–Ah, ¿en serio? Porque veo en la forma que se miran una cierta, no sé, como energía. Y cómo se comunican con solo miradas, es fuerte. ¿Hasta cuándo van a estar escondiendo sus sentimientos? –no parecía tener filtro, pero ojalá que todo eso haya sido cierto.

Jason, incomodísimo, cambió de tema:

–¿Cuál es el problema que tiene en la espalda, Elba? –Elba le explicó toda su situación con términos médicos, con lo cual ni me acuerdo lo que dijo. 


Cuando salimos del cuarto, Elba nos dijo lo mucho que nos apreciaba por haber ido y nos agradeció por haberla escuchado. Nunca en nuestra vida habíamos sentido tanta paz y tanta plenitud después de haber obrado misericordiosamente, estábamos llenísimos y muy contentos, solamente que, entre nosotros, no lo expresábamos. 

Aunque, yo a Jason lo notaba un poco caído. 

–¿Es sobre tu abuelo? –pregunté preocupada.

Within Hate (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora