Capítulo 6

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Me desperté cansada, ya que había tenido una noche bastante agitada. No podía aguantar a que fuera lunes para ver a todas las nenas preguntándome qué me dijo Jason y para que después me maten. Además, tampoco podía esperar a tener que leer en voz alta el poema que nos pidieron para la clase de literatura, el cual todavía ni había empezado. ¿Sobre qué podía ser? Si era sobre Jason iba a ser muy obvio, pero de esta manera le diría indirectamente lo que siento y podría dejar mis sentimientos en paz. Cuando terminara de desayunar lo haría. 

Bajé a prepararme unas tostadas con jugo y ya estaba mi mamá esperándome en la mesa con su café. Me miraba fijo, esperando a que le contara lo que pasó ayer y porqué llegué tan tarde. La miré con cara preocupada, ya me estaba asustando. 

–Mamá, basta, no me mires así. Ya te cuento qué pasó. 

–Bueno, entonces empezá.

Suspiré. 

–Fue así, ayer, eh... Summer estaba muy en pedo y pensé que se le iba a ir tipo 12, pero no: siguió así hasta las 2 o capaz más y entonces le tuve que pedir a Jason que me trajera porque me estaba viniendo caminando y me ofreció y accedí. Ojalá no te enojes. 

–No, mi amor, jamás –dijo mientras se acercaba y me abrazaba –. En esas ocasiones me llamás y yo te busco, ¿sí? 

–Sí, ya sé, es que pensé que capaz te iba a molestar y no quería. Perdón, de verdad, la próxima te llamo. 

–Muy bien, ahora desayuná tranquila que nos vamos al supermercado. 

Cuando ya terminamos nuestro desayuno, me cambié y nos fuimos directo al supermercado. Estábamos en el sector de carnes, cuando mi madre me dice: 

–D, ¿por qué no vas y buscás pan?

Asentí y di toda la vuelta para poder llegar a la panadería. ¿Adivinen quién estaba ahí? No, Jason no, Julia y sus secuaces. Estaban todas mirándome de pies a cabeza, y yo hacía lo mismo con cada una de ellas. 

–¿Qué? ¿Todavía no saben que tienen que tener un permiso para mirarme? –me hacía la mala pero estaba temblando.

–¿Y vos no sabés que tenés que ser propiedad de Jason para hablarle? –la secuaz número 1 de Julia me contestó. 

–Ahre.

–Decime, ¿quién te llevó a casa? 

–Bueno, Jason. Hacía 12 grados y se ofreció para llevarme, vos habrías hecho lo mismo. 

–No, porque es propiedad de Julia –qué paja pelearme con pendejas con el razonamiento de nenas de diez años.

–Mirá, Jason no es de nadie, ¿estamos? Es un humano, no un objeto. Él puede salir con quien quiere y con quién no, y dejame decirte que soy una de ellas. Nos llevamos bastante mal, si eso te deja tranquila. Ahora, si tienen algo mejor que hacer, ¿me podrían dejar en paz?

–Bueno, pero te advierto una sola vez más, Wolff –me amenazó Julia mientras daba un paso adelante, levantando su índice –te volvés a meter con Jason, y no sabés de lo que soy capaz de hacer –la miré fijamente con mi cara de "¿en serio?"

–Oki.

–No te hagás la capa. Ya vas a ver. 

Rodé mis ojos y les di la espalda, siguiendo con las compras. Compré el pan que me pidió mi mamá y me volví al carrito. 

–¿Quiénes eran esas chicas? –levanté la vista, no sabía qué decir. 

–Unas... amigas del colegio. 

Within Hate (Español)Where stories live. Discover now