Capítulo 26

4.8K 302 15
                                    

Habíamos vuelto del campamento un miércoles, con lo cual el viernes –obviamente– había fiesta en lo de uno de los chicos. El jueves y el viernes fui totalmente ignorada, pero ya era costumbre; ni me afectaba. 

El que me mataba que no me hablara era Jason, igual. Me estaba muriendo por volver a solamente escucharlo, pero no sé si le daba vergüenza o si estaba enojado conmigo. Pero, bueno, era lo de siempre: nos amigábamos, nos peleábamos y no nos hablábamos por días. Típico, probablemente el viernes en la fiesta ya éramos amigos –o lo que sea que fuéramos– y todo volvía a la normalidad. 

En la fiesta del chico éste (cuyo nombre no recuerdo) me encontré con una linda sorpresita: ¿se acuerdan de Matthew, el que casi se agarra a palos con Jason? Sí, el mismísimo. Me estuvo hablando toda la noche y, otra vez, quise poner celoso a Jason. No sé si fue exactamente lo que conseguí, pero hubo una intervención por parte suya. 

El chico se me había acercado y, en vez de repelerlo como normalmente hubiera hecho, me quedé hablando con él. No tenía nada que perder, ¿no? Me daba lo mismo, así que me puse a escuchar todas las estupideces que me decía: hablaba sobre todo de cómo le iba en el fútbol americano y de su ex novia. La verdad, no lo había escuchado, pero me distraía un rato de la realidad. 

Después de un rato, la conversación empezó a ir en torno a mí. Me preguntaba cosas como si estaba de novia, qué onda mis chicos, etcétera. Me agarró de los hombros y se tiró sobre mí, pero giré mi cara para otro lado. 

–¿Qué pasa? –me preguntó un tanto agresivo. 

–Es muy rápido, me parece que te estás confundiendo acá. No soy una cualquiera como las demás, ¿sabés? –yo estaba con los brazos cruzados y mi tono era neutral, pero por adentro estaba esperando a que venga Jason. 

–¡Ey, Diamond! No te vi en toda la noche, ¿en qué andás? –apareció Jason, con un vaso en la mano. Podía decirse que ya estaba en su tercer pedo. 

–Maestro, ¿no ves que estoy ocupado acá? –otra vez más, Matthew contestó agresivamente. Su tono ya me preocupaba. 

–Sí, pero creo que tu ocupación no quiere tener nada con vos. ¿Nocierto que vos sos mi mejor amiga, Diamond? –dijo Jason riéndose mientras me agarraba de la cintura, sacándome a la fuerza de las manos de Matthew. Lo rodeé con mi brazo derecho por los hombros, lo miré confundida y asentí nada más. 

–No parece estar muy convencida. ¿Por qué no te metés en lo tuyo, dale?

–Mientras estemos hablando de mi mejor amiga, creo que estoy en lo mío –respondió Jason en un tono ebrio, pero yo lo conocía cuando estaba borracho: se ponía agresivo, no tonto. Se estaba haciendo para rescatarme. Al pensar eso, sonreí como una idiota. Me había perdido. Jason me codeó para que le siguiera la corriente, y solo asentí otra vez porque no tenía idea de lo estaba pasando. 

Matthew sonrió sarcásticamente, miró para un lado y disparó su puño hacia Jason. Yo, obviamente, como tengo reflejos alcancé a frenarle la movida en el aire, pero me lastimó a mí. Me grité un "¡No!" que hizo que consiguiera la atención de toda la fiesta. 

La mano me temblaba. Matthew se me acercó lentamente, queriendo hacerme mimos en la mano. Estaba demasiado histérica como para tener tanta atención sobre mí, así que en el tono más neutral posible –para no insultarlo– le dije que se alejara. "No me toques. No me toques" fueron las palabras exactas. El único que podía hablarme sin que me molestara era Jason, así que me agarró de la espalda y me llevó hasta el hospital más cerca. Parecía que no (por lo que conté) pero mi mano estaba muy grave: estaba hinchada, toda violeta y no paraba de temblarme; apenas podía gesticularla. 

–Perdoname que te hayas comido esa piña por mi culpa. No tenías que defenderme, igual, hago clases de boxeo. ¿Te acordás? –dijo aliviando la tensión que había en el auto.

–Sí, me acuerdo –me ponía de buen humor que fuera así de cuidadoso. –Fue instinto, nada más. 

A todo esto, eran como las 2 de la mañana, más las dos horas que esperamos en la guardia, se hicieron las 4. Jason se había dormido en mi hombro; en realidad era un esfuerzo hacer todo lo que hacía. Se hacía el difícil cuando me ignoraba, pero le importaba genuinamente. Apareció de la nada cuando no quería que Matthew me acosara y me sacó de esa, y ahora me acompañaba por dos horas en el hospital. Hablando en serio, lo quería mucho. Lo apreciaba, porque creo que ni Eugenia hubiera hecho una cosa así por mí. 

Llamaron mi nombre para ir a hacerme la radiografía y Jason esperó pacientemente en la habitación. Lo acompañé hasta que me dieran los resultados, quedándonos solos en la habitación. Hubo un silencio incómodo, hasta que acumulé el coraje para agradecerle. 

–Mirá, Jason, valoro mucho esto. En serio. Gracias por bancarme tanto, seguro te estás desmayando. 

–No te preocupes, no iba a dejar que te pasara algo por mi culpa –dijo sonriéndome mientras me agarraba la mano derecha. 

–¿Por qué no sos así todo el tiempo? –su mirada cambió de tierna a confundida.

–¿«Así» cómo? 

–Así, tierno. Solo a veces sos así, sobretodo cuando estamos solos. O sea, ahora estamos solos pero todo el gesto y la movida de haberme traído hasta acá muestra quién sos de verdad. ¿Tanto te cuesta ser así todo el tiempo?

–Es que, vos no sabés lo difícil que fue cambiar de ser el "chico malo" a sacar lo bueno de mí. Todavía no me acostumbro, y menos con vos que me volvés loco –se rio. –Pero, en serio, no se me está haciendo fácil. Y te pido perdón si te sentiste ignorada, es que pensé que no querías ni hablar conmigo y quería evitar la parte de que me mandaras a cagar. 

–Yo sé que no sos el "chico malo" que eras, nunca lo fuiste. Pero tenés que dejar de ser así de estúpido, vas a quedarte solo toda la vida. 

–No me importa quedarme sólo, Diamond. El tema es si me quedo sin vos –aw, ¿vieron? Puede ser bueno si quiere. –Sonó medio grasa, pero es así. No me importa ya Nicholas ni tampoco Julia, nadie. ¿No me das esta última chance para mejorar? A la primera cagada que me mando, no me hablás más. 

–Trato –nos sacudimos las manos (la que no me rompí) y, antes de que mis reflejos pudieran detectarlo, me tiró de ella hacia su boca, reencontrándome una vez más con sus labios. 



Within Hate (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora